–¿Fer...? –me llamó una voz demasiado conocida.
Y ya sé quién es.
–Oh, hola Patrick –me levanto de la grada –, te estábamos buscando.
–Holi, Patrick –le dice Ciara.
–¡Que sorpresa veros aquí! –le da un abrazo a Ciara y después uno a mí, pero este último es más duradero. Cuando me suelta nos quedamos como cinco segundos mirándonos a los ojos, hasta que yo desvío la mirada por vergüenza.
–Bien... –interrumpe Ciara, gracias al cielo –¿cuándo entrenas?
–Precisamente voy a eso. Pero quería serciorarme de que erais vosotros.
–Vale. Te deseamos suerte –le digo.
Nos volvemos a sentar en las gradas contemplando las canchas hasta que volteó mi mirada hacia Ciara Clara que tiene una cara de pervertida que va dirigida hacia mí.
–¿Qué pasa? –le pregunto –, ¿viste algo?
–No, nada sólo qué Patrick, y tal...
–¿Qué pasa con Patrick?
–Ya sabes... -se rasca la cabeza –tú... él...
–¿Qué pretendes insinuarme Ciara? –Me cruzo de brazos.
–Nada, mejor déjalo, son cosas mías –dijo despreocupada.
–Vale, sí tu lo dices...
Y empezamos a ver el entrenamiento de Patrick, cuyo contrincante era una máquina que lanza bolas, en donde él sólo le falló siete bolas de cincuenta.
Estoy orgulloso de él, su camino en el tennis lo ha llevado a muchos lugares que hasta le envidio, ha ido a muchos países de Europa, a América y Australia y con tan sólo 17 años. Este año tuvo la oportunidad de ir a Eslovaquia, Hungría, Noruega, Gran Bretaña y Croacia, en donde le pude acompañar; por suerte, lo que queda de año, no viajará a ningún otro lado. Es super simpático, bueno con los demás, a veces participa en actos de beneficencia, temerario, es el alumno que todo profesor quisiera tener; en conclusión, es muy humilde.
Con razón me gustaba tanto.
Eran las ocho de la noche, y Patrick ya ha terminado el entrenamiento y está listo.
Estamos en camino hacia su coche. Desactiva el seguro y nos montamos en su coche, lo enciende, pero antes de arrancar nos dice:
–¿No queréis ir a comer antes de tener que volver a casa?
–Por mí está bien –dice Ciara.
–Pues venga –dije yo.
Y en seguida Patrick acelera y seguramente se dirige a uno de esos restaurantes caros italianos que tanto le gustan, no sé porqué no va a algo más barato como un Wendy's, KFC, McDonald's, Taco Bell, etc.
Total, él sabe que yo no voy a pagar mi pedido. Se lo busca él por querer ir a esos restaurantes. Y bueno, digamos que el dinero no es de su preocupación, sino no estuviera montado en este coche.
Y llegamos al Fetuccinne, uno de los mejores restaurantes italianos de Madrid. Nos bajamos del coche y se lo dimos al valet parking. Al instante nos dirigimos al lobby para que nos dieran nuestra mesa.
–Buenas noches, ¿en qué os puedo ayudar? –nos mira con cierta indiferencia el anfitrión.
–Buenas, por favor la mesa del Sr. Fearless –dijo Patrick. El anfitrión abrió un poco los ojos y después nos dirigió una sonrisa nerviosa, y Ciara queriendose partir de la risa ante la situación.
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Cómo Es [¿Cómo Sería? Parte 2]
FanficSegunda parte de la novela "¿Cómo Sería?" Contenido LGTB.