Capítulo 10

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Dos años después

Hoy cumplo años, veintitrés para ser exactos, mis amigos me organizaron una pequeña reunión, todos los paramedicos, me regalaron cosas lindas y Máx me dio el mejor de todos, un cupón de descuento para mi próximo tatuaje.
¿No lo había mencionado?.
Muchas cosas cambiaron desde la marcha de mi Jack, pase unos meses en casa de mi mamá y después me fui a mi apartamento obviamente acompaña por Cara para que yo no hiciera alguna tontería como suicidarme, ganas me sobraban pero como pude me levanté, un día me levanté y fui a tatuarme su nombre y me sentí yo otra vez, ahora tengo casi todo el brazo derecho tatuado y parte de mi pierna izquierda, tengo expansiones y mi cabello largo, esa fue mi forma de salir del luto.
Ya no soy la misma de antes pues una parte, la dulce, se murió con Jack, mi Jack.
Me despido de todos y me voy a descansar.
Voy escuchando música y evitando hacer contacto visual con las personas, me incomoda verlas y que se vean felices, se que es envidia lo que siento, trate de ir al psicólogo pero lo descarte, por el hecho de que yo no quería revivir lo que paso ese día.

Me miro en el espejo y me visto con mi ropa color negro, ya no es por luto, siempre me gustó vestirme así, claro hay otros colores en mi closet pero amo vestir así.

Sin querer toco la bolsa con la ropa que llevaba ese día, ya no me afecta tanto, trato de mentirme.
Salgo, hace frío en esta época del año pero nada fuera de lo normal y voy a verlo, tal vez deberia quedarme a casa a descansar pero tengo que verlo, se me hizo normal ir al cementerio y contarle lo que me pasa.
Me acerco y veo su epitafio " Un gran hombre, amigo e hijo".
Faltó "Un gran esposo ", eso hubiera sido, suspiro y me arrodillo, como siempre.
- Hola Jack.
Lo saludo como siempre.
- Como sabes ayer fue mi cumpleaños y me dieron cosas lindas,  ya superaron eso de que ya no soy esa chica de color rosa, me gusta como soy ahora...
Me interrumpo por que veo al vigilante del cementerio y lo saludo, el también se acostumbró a verme muy seguido.
- ¿Dónde estaba? Oh si puedes ¿creer lo que me dio Max?....
Se me fue toda la mañana y parte de la tarde en hablar con el, hasta que me di cuenta que si no me marchaba no llegaría a tiempo al trabajo.
- Te amo Jack.
Le dije a una lápida fría y de piedra.

- Hola a todos.
Saludé sin mirar a Cassandra y me agaché para firmar mi hoja de entrada.
- Hola Hayley.
Sonrio Lou y me besó la mejilla.
Genial, lo que me faltaba, parece que al rubio le gusto.
- Oye Hayley, ¿puedo hablar contigo?.
Me susurró Cassandra.
- No.
- Oye de verdad quiero hacerlo, es importante
-No me interesa nada que venga de tu apestosa boca. 

- Han pasado dos años y.. 

- ¡ Para! Con eso no te metas.
Le dije y la miré con furia.
- No me entiendes, esto es difícil para mi.
Miré a mi alrededor,a ver si alguien se había dado cuenta de lo pasaba.
- Lo siento, por todas las cosas malas que te dije.
La miré, eso jamás me lo hubiera esperado.
No dije nada y me fui.
Tenía cosas mas importantes que hacer, que escuchar sus mentiras.
Me puse mi uniforme y ya estaba lista para mi turno.
Pasaron horas y me dio hambre y fui a la zona de máquinas expendedoras, el doctor Sheppard estaba ahí en la de sodas.
- ¡Hola Hayley! ¿ Quieres una?.
Dijo tendiéndome un refresco.
- Si está bien, gracias.
- Y dime ¿como has estado?.
- Bien, ya sabe todo normal, de mi casa al trabajo.
- Mmmm que bueno, oye en dos semanas va a venir mi hermano y voy a organizar una fiesta de bienvenida y estás invitada.
Una fiesta, lo último que deseo hacer es asistir a una.
- Yo no creo doctor...
- Llámame Daniel y claro que si debes ir.
- Doctor.
Dije poniendo más énfasis en la palabra.
- Le agradezco pero no creo estar lista.
- Igual voy a insistir en que vayas, y para ti soy Daniel.
Y se fue,  jamás va a cambiar,  y lo agradezco, es el único que no me tiene lástima.
Regreso a mi lugar, justo a tiempo que recibo un llamado, al parecer un accidente de auto causado por un conductor ebrio.
Genial, es lo que mas detesto, y me recuerda a Jack y al imbécil de Roy.

 ¿ Que le pasó? Se preguntarán, pues gracias a su séquito de abogados y a su papi, solo estuvo unos meses en prisión, alegando que el otro auto se atravesó y provocó el accidente.

Maldito desgraciado, algún día pagará por lo que hizo.
Me concentro en el lugar al que vamos, otra noche más de trabajo.

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