El niño

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El olor a gente muerta bailaba en el aire.

Hombres, mujeres y niños yacían muertos a sus pies. Eso, de alguna manera, le sentaba bien. Por Jericho, se dijo.

Pero estaba débil. Lo sentía y lo odiaba. Sintió como su enemigo, la mismísima muerte, lo acechaba. Pero no era la hora.

Lejano, casi inexistente, escucho un sonido. Se acercó, era un llanto. Un bebe había sobrevivido a su caos.

Recordó que Alastair y Sarah habían tenido un bebé. Callum, pensó, paz. En efecto, él acertó. Encontró al niño en los brazos de su madre. Lloraba y lloraba, su pierna estaba rota. 

Agarró al niño y se sacó la mascara. Así, solo era un joven. Se dispuso a hacer algo que no había hecho en mucho tiempo, magia de tierra. Intento curar la pierna del niño, pero solo logró que dejara de llorar.

Pensó en que la muerte lo iba a atrapar tarde o temprano. No le importaba morir, solo que Jericho estuviera  de nuevo con vida. También pensó en quién pudiera hacer su trabajo si él no estaba. El maestro Joseph era un viejo, y la Orden del Desorden no podría hacer nada. 

Miró al chico y recordó un antiguo hechizo. Acto seguido, se puso la mascara y puso al chico entre sus túnicas.

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-¿¡Que quieres hacer qué!? -dijo su viejo maestro- Señor, si me permite decirlo, eso es una locura.

Él le envió una mirada asesina y el hombre se encogió.

Estaba ahora en la Isla del Mal, su guarida detrás de la reciente cortada cabeza de Verity Torres, luego de la tumba de su hermano. Una caotizada le estaba dando pecho al niño en una habitación apartada,donde su amo no se sintiera incómodo.

-De acuerdo- dijo finalmente el maestro- Pero nada cambiará lo que piense de esa idea. 

Fue y busco en unas estanterías. Encontró un libro unos minutos después.

-Como ya sabe, Señor, el Alkahest sirve para sacar la magia del caos a un makaris. Pero este fue creado con el hechizo contrario. Hace mucho, unos sabios encontraron la forma de traspasar, de compartir permanentemente, la magia del caos. Eran brillantes, pero se consideró a su hechizo peligroso y se los encarceló. 

El hombre le mostró una página del libro. El encantamiento era tan fácil que tuvo que contener una carcajada.

-¡Caotizada! ¡Trae al niño!

Momentos más tarde, lo estaba acunando en sus brazos.

Alzó el dedo para hacer su magia.

Recito palabras incomprensibles mientras su dedo iba de un lado a otro. El bebé lo seguía con la mirada. De pronto, de su dedo empezó a brotar una sombra, que a él siempre le pareció magnifica, y lo poso en la frente del niño. Pudo ver como el signo del caos brillaba en sus ojos antes de quedarse dormido.

-Esta dicho, este será mi predecesor, mi aprendiz. El que llevará esta máscara cuando muera.

Y así fue como Callum fue adoptado por el Enemigo de la Muerte.


El chico de la pierna rota -MagisteriumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora