Carta de despedida.

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Queridos lectores,

ya hace mucho tiempo que empezé esta historia. Recuerdo que era muy pequeña y que la idea de un giro asi me parecía impresionante y cautivador, algo increíble. Me hace sentir bien el que les haya gustado y que haya recibido tanto amor de su parte. Son los mejores lectores que podría desear.

También estoy orgullosa de lo que llegó a hacer y creo que por eso es que no la borro.

Si les soy siceros... no sé como terminar este fanfic.

Creo que está demás el agregar que hace muchísimo tiempo que empezé a escribir esto y que ya no lo entiendo, ya no es lo mismo.

Recuerdo el final, pero prefiero no decirlo. Tirenme mierda, la verdad no me importa.

Creen su propio final, escríbanlo y publiquenlo, dejen fluir su imaginación, creen algo que yo no fui capaz de crear.

Lo lamento mucho si los decepciono, pero estoy muy triste, realmente triste y me cuesta mucho escribir. Tengo millones de borradores y tantas cosas en mi cabeza que ya no me merezco escribir esto.

Cambié, crecí. Quiero volver a tener 11 años y tener una ídea, quiero dejar de sentirme mal todo el tiempo. Quiero merecerme esta historia de nuevo.

Magisterium fue mi saga de libros favorita hasta que llegó la secundaria y me harté. Demasiada tarea, demasiadas notas, demasiados trabajos, demasiado todo. Mi mente está seca.

El Callron es y seguirá siendo una de mis parejas favoritas hasta ahora, su amor es precioso y si en serio se dedican a escribirle un final a esta cosa, por favor honrenlo.

No sé que decir, es su turno.

Denle un final a esta historia, háganlo por la chica de 11 años que tenía una idea.

Perdón, en serio. Quiero mostrar el lado feliz a esto pero no puedo.

Esta nota es muy corta, muy triste. Demasiado yo. No quiero que termine asi.

A veces en serio quiero volver a tener 11 años.

No sean como yo.

Adiós.

Mis más sinceras disculpas,
la escritora.

El chico de la pierna rota -MagisteriumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora