Amigos

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Los magos no eran conocidos por ser chismosos. Al contrario, durante años fueron ellos los temas de conversación. Pero al ver a los makaris tan juntos, con uno que otro cruze de miradas, los susurros empezaron a hecerse presentes. Y eso solo en unos pocos minutos.
Call solo caminaba con su hombro pegado al de Aaron. No se animaba a hacer más que eso en público.
Claro. Eso no impedía que el rubio hiciera algo. Al llegar a la mesa donde desayunaban sus compañeros, este lo tomó de la mano. Por debajo de la mesa. Donde nadie podía saber el pequeño secreto de amor que ambos guardaban.
Tamara pareció notar el gesto de quienes se sentaban a su lado, y le dió una mirada pícara al pelinegro.
-Interesante -murmuró.
-Cállate -recibió entre susurros como respuesta.
Jasper los miraba extrañado.
-¿Qué susurran?
-Nada -dijeron unísono.
Aaron rió. Miró miemtras Call masticaba como morza el liquen y tomaba a grandes tragos su café. No sabía porqué. Pero eso le resultaba completamente adorable.
-Vaya, ¿los tortolitos necesitan su espacio para besuquearse?
Call miró a Jasper, que tenía una sonrisa burlona en su cara.
-Pues -dejó ver sus manos entrelazadas, podía hacer lo que fuera con tal de ver al idiota avergonzado-, pensabamos decirselo en la Sala. Pero ya que estamos...
Aaron lo miró sorprendido, mientras una sonrisa aparecía en su cara. No se esperaba que el chico fuera tan abierto.
-¡Estamos saliendo! -le dió un pequeño beso a su novio.
Al asiático se le cayó el tenedor.
-¿En serio? -sonaba confusamente feliz- ¿E-en serio s-son gays...? ¿P-por qué no lo dijeron antes?
-¿Tú vas por ahí gritando que eres heterosexual? -el pelinegro levantó una ceja.
Mientras tanto, Tamara se había quedado conjelada.
-Oh, santo cielo -soltó en un suspiro. Luego, se paró y empezó a gritar, eufórica, alrededor de una Celia con mirada triste.
No sabía si sus planes de dejar en ridiculo a Jasper habían funcionado. De hecho, el chico parecía intentar dejar de sonreir, lo cuál le daba una cara extrañamente deforme. Olvido esos pensamientos, y se dedicó a reir juntó con el rubio de su graciosa mueca.

Si, Jasper sabía que era celoso. No lo aceptaría jamás, pero en el fondo ese sentimiento de sobreprotección lo carcomía.
Por eso al ver que Aaron, un chico guapo, alto, se llevaba bien con Tamara, estalló. Y se convirtió en alguien más irritante de lo que ya era.
Le costó aceptar que le gustaba. Ella era su amiga de la infancia, no quería nada más. Pero con el paso del tiempo, se dió cuenta de que se veia hermosa con el pelo suelto. Que tenia una linda necesidad de ponerse el pelo detrás de las orejas cada vez que leia. Y que sus ojos castaños brillaban cada vez que hacía magia de fuego.
Y el corazón le daba un huelco cada vez que veia esas cosas. Gracias a eso descubrió estar enamorado de Tamara Rajavi.
El simple hecho de descubrir que ambos chicos, que pensaba que eran sus rivales ni siquiera estaban interesados en las chicas, lo llenó de felicidad.
-Comamos pizza -dijo ella de repente.
Los tortolitos habian salido, asi que tenian toda la Sala para ellos solos.
Lo que estan a punto de leer es muy estúpido, digno de un DeWinter. Okno, te queremos Jasper.
-¿Pizza? No somos gente de pizza.
-Oh, vamos Jasper. Eres lo que eres, no de donde vienes. Ya lo hemos hablado. El dinero no te define. Frases Tamara, 2017.
Tragó saliva.
Las clases de Tamara sobre no ser un niño rico de mierda lo habian tomado por sorpresa. Pero quería a Tamara, y los haría por más inferior que se sintiera. Además de que sabía que era insoportable, valía la pena no alejar a la gente.
-De acuerdo, pizza. Con extra queso.
-Vaya, eso no me lo esperaba, tonto -le dijo sonriendole. "Tonto" era un apodo que le había puesto años atrás, cuando solo eran ellos dos. Tiempo después, se volvió un insulto. Era bueno saber que había vuelto todo a la normalidad.
La morena levantó de un salto y se dirigió hacia la salida. El asiático la vió alejarse.
"Bien, DeWinter" se dijó a si mismo "Tú puedes. Hoy... vas a decirselo. Eres el mejor, Jasper. Las tienes a todas bajo tus pies."
"JA, no me hagas reir" dijo otra voz, su estúpida conciencia "Estuviste enamorado de la misma chica desde los ocho años y eres un reverendo imbécil. Claro. Las tienes a todas."
"Cállate."
"No, tu callate."
Entonces, lo escuchó. Era una risa. ¿Acaso había dicho eso en voz alta y alguien se reia de él? Su orgullo no hiba a permitirselo.
Cruzó con paso decidido la puerta, pero no encontró a nadie. Siguió caminando hacia donde el sonido parecía nacer. Al acercarse más, descubrío que no era una risa, sino un llanto. Llozosos que se perdían en la lejanía. De caminar pasó a trotar, y de trotar a correr. Alguien podía estar herido y entre llantos pedía auxilio.
Una ventaja de ser mago de agua había sido descubrir un conjunto de tuberias encima del Magisterium. Convocó un poco de agua para usar como arma si el caso lo ameritaba.
Pero al llegar se encontró con todo lo contrario.
Una chica de pelo rubio sucio temblaba entre sollozos, abrazando sus piernas en el piso. Celia. Se veia tan débil, indefensa, llorando sola en la oscuridad por quién sabe que males.
Dejó caer al suelo los chorros que llevaba. Pero el chapoteo que causaron al llegar al suelo lo dejó al descubierto.
-¡Jasper! -dijo intentando taparse la cara roja y cubierta de lágrimas- ¿Qué haces aquí?
Nunca se había detenido a mirarla con detenimiento. Sus ojos azules eran terriblemente claros. Parecían más blancos que dicho color. Llevaba puesta la camisa del Magisterium encima de un vestido amarillo con flores rosas. No pegaban para nada, pero a él le pareció bellamente peculiar.
-E-eso debería preguntarte a tí... Estás sola, llorando. ¿Qué rayos te pasa?
La chica pareció enfadarse.
-¿Qué te importa? Apenas te conozco.
Era, de cierta forma, cierto. Apenas cruzaban palabras en el comedor.
Suspiró.
-Mira. Me molesta que la gente llore -mintió solo para no decir lo preocupado que se sentía-. Así que me dices que pasa o...
-¡Eres una persona horrible! -le soltó.
Había recibido muchos insultos por su actitud. La mayoría hechos por Call. Pero ese pareció no destruír su orgullo, si no una pequeña parte de su corazón.
Celia se había lanzado a llorar de nuevo.
-Mira, ¿quiéres confiar en mi? -la rubia pareció interesarse, por lo que aprovechó a sentarse a su lado- Te contaré mi mayor secreto.
"¿Mi mayor secreto?" él no solía hablar así. Tal vez era eso del que solía hablar Tamara, su verdadero "yo", más allá de todo el dinero.
-A mi... -Celia lo miraba directamente a los ojos- A mi... Me gusta... Me gusta... Estoy enamorado de Tamara.
Miró para ambos lados, fíjandose en que nadie lo hubiera escuchado.
-Wow.
La chica se había secado las lagrimas, pero aún tenía la cara completamente roja.
-La amas, ¿eh? Ja, creo que se parece a mi caso...
-¿Vas a decírmelo?
Asintió con la cabeza.
-Yo... Amo a Call.
Pareció no escuchar bien.
-Disculpa, ¿podrías repetirlo?
Se encojió de hombros.
-Amo a Call. No hay mucho misterio.
"¿Alguien puede amar a ese tarado con caos?" dijeron ambas voces.
-¿Call? ¿Portman? ¿Él?
-Sí, él -pareció ofenderse.
-Oye, lo siento. ¿Pero quién en su sano juicio puede amar a...?
Entonces calló en la cuenta. Aaron. Aaron lo quería. Estaba enamorada de un chico homosexual.
-Oh, yo... Lo siento...
-Ja, tú al menos tienes una oportunidad con Tamara. Yo... no soy su tipo -dijo levantando las cejas. De repente, lágrimas amenazadoras se asomaron por sus ojos, y las dejó salir.
Nunca supo porqué, pero la abrazó. Tal vez fué un instinto o el verdadero Jasper sabía consolar a la gente, pero la estaba rodeando con sus brazos. Ella se sobresaltó, pero le respondió el gesto.
-¿Sabes? -le susurró-. No tengo oportunidad alguna con Tamara. No soy ni la mitad de lo que ella es.
-No digas eso.
Celia se puso de tal manera que sus frentes estaban unidas y seguían abrazandose.
-Puedes ser tanto como quieras ser... En realidad no soy... tan amable como todos creen. Pero lo intento. Intento ser mejor cada día.
Jasper estaba resistiendo el impulso de besarla. Sus alientos estaban chocandose. Sus bocas a centímetros...
-Gracias... Por el consejo -dijo separandose de la rubia.
-Si... Igualmente. Necesitaba decírselo a alguien.
Se quedaron en silencio.
-¿Sabes? -dijo ella- Ahora que lo dije en voz alta suena...
-¿Menos real?
Asintió con la cabeza.
-Lo sé. Suena como que me dijeran que los unicornios hablan.
Se preguntó si unas de sus voces sería un unicornio.
Volvieron a quedarse en silencio.
-¿Saber esto nos convierte en... amigos?
Lo miró con sus ojos azules terriblemente claros.
-Si. Supongo que si.
Había pocas cosas que a Callum le gustaban de Jasper. La que posiblemente sea la única, era que jamás se rendía por lo que quería.
Y muy dentro suyo, una nueva sensación empezó a formarse. Podía ser apego. Cariño a la chica rubia que tanto en común tenía con él. Mejor dicho, interés. Se podría apostar que amor.
Jasper quería a Celia, y no se rendiría por conseguirla.
O tal vez solo era que Tamara lo hiba a esperar con un pizza fría, enojada por haberla dejado sola. Quién sabe.






Nota de la escritora

1587 palabras.
Espero que sean suficientes porque no actualizaré por muuuuuucho tiempo. En 5 días empiezan las clases, y tengo un libro que terminar.
Como ven, shipeo Jelia.
No me jodan. Es amor.
By...!

El chico de la pierna rota -MagisteriumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora