Humanidad y caos.

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Los pasillos del Magisterium eran laberintos, largos e interminables, en los que si sabias cual tomar, encontrabas la salida. Call no sabia que camino tomar.
-Ya te acostumbrarás al Magisterium-dijo Tamara, sacandolo de sus pensamientos-. Oh, Call. Estamos realmente felices de que seas aprendiz del maestro Rufus.
-Yo no lo estoy -dijo Jasper.
-No hablaba de ti, tonto -lo regaño malumorada.
Aaron, con esa sonrisa que parecia haber sido hecha por angeles, los miro divertido. Luego, su vista se poso en Call, que lo miraba con ojos brillantes y un ligero tono rojo en sus mejillas. De pronto, a este último le parecio muy interesante la pared a su derecha.
La enorme puerta que llevaba a la sala apareció pronto en frente suyo. El maestro Rufus estaba parado al lado de esta, mirandolos.
-Señor Portman-la mirada se poso en él.
-¿Si... maestro? -aún no se acostumbraba a... él.
El hombre abrio la puerta dejando ver, que por arte de magia, una cuarta habitacion habia aparecido.
-Tus clases empezaran mañana, con los señores Jasper DeWinter, Aaron Steward, y la señorita Tamara Rajavi.
-Ya hemos sido presentados, maestro -dijo Jasper, al parecer con una mezcla de anciedad y auto-orgullo por poder correjir a su maestro.
El hombre se lo quedo mirando, como diciendole con la mirada "me da igual".
-Hoy, sin embargo -continuó-, quiero ver sus habilidades con la magia.
-¿De que tipo?
-Todas, menos el caos. No quiero arriesgarme a nada sin un contrapeso.
Call revuscó en su memoria la palabra "contrapeso". Era algo asi como el elemento contrario. Agua-fuego, tierra-aire, caos-alma.
Vió a Aaron frunciendo el seño. Call hasta pudo escuchar los engrañajes de su cerebro creando una idea, seguramente, estúpida.
-Si desean, pueden verle.
-Yo paso -dijo Jasper-. No quiero ver a un imbecil que no puede ni hacer magia de tierra.
-Tonto -lo regañó la morena-, te he dicho que Call es el mejor mago que he conocido... Aún así, yo tambien paso. Debo terminar un libro.
-Yo si voy -el rubio le lanzó una mirada picara a Call, el cual sintió un cosquilleo por todo el cuerpo.
-Vamos.
De nuevo esos laberintos. Hasta empezaba a marearse. Pero por suerte, llegaron a, según lo que les contaron Tamara y Aaron, una especie de salon de clases para el maestro Rufus y sus aprendices.
El hombre se quedó parado frente a la pared y giró sobre sus talones. El de ojos verdes se sentó en el suelo, algo alejado para darle su espacio.
-¿Estas listo? -le pregunto con una cara seria.
Asintió con la cabeza.
-Bien. Muestrame lo que sabes sobre magia de tierra.
Call hizo crecer una enorme planta, tan alta como el techo, y con un tallo grueso. Luego, juntó todas las rocas que habia en el "salon", y las junto formando una enorme roca. Dejo caer a esta para ver una chispa de sorpresa en la cara de poker de su nuevo maestro.
-¿Do... Donde aprendiste a hacer eso?
Call dijo lo primero que se le ocurrió.
-Como ya sabe. En aquella jaula. Aprendi solo.
El hombre lo miró como si no se dejara tragar aquella historia. Call habia entrenado dia y noche para lograr ese nivel en magia, asi que tampoco se creería si alguien le dijera que aprendio magia asi de poderosa solo. Pero el hombre parecio creerse la historia por un segundo.
-Si... Ahora muestrame magia de agua.
Call asi lo hizo. Tambien le enseñó los demás tipos de magia, dejandolo igual de sorprendido.
-Me has impresionado.
-Es un honor haberlo hecho, maestro.
Se sintio todo un chupamedias experto.
El hombre se dirijió a Aaron y dijo:
-Señor Steward, mañana tendrá que levantarse una hora mas temprano. Su castigo por haberse escapado del Magisterium. Tambien deberá limpiar, junto con sus compañeros, la sala de aprendices, e irá con el señor Portman a comprarle ropa ¿De acuerdo?
El rubio asintió, pero parecia ansioso. Ni siquiera parecia escucharlo.
Cuando el hombre salió de la habitación, se paró de un salto y corrió hacia Call.
-Enseñame...
-¿Qué? ¿Qué cosa?
-Caos... Caos sin contrapeso...
Lo miró con ojos muy abiertos.
-¡No puedo hacer eso! ¡Imaginate si me descubren haciendo magia de caos de esa forma!
-Call... Viste como soy con el caos. ¡Apesto!
Frunció el seño.
-No eres tan malo... Venciste a ese elemental.
-Apenas... Pero Call, cuando te vi convocando esas llamas solo... fue algo que jamás vi. Lo hacias con una habilidad asombrosa. Hasta Tamara dijo que tu poder solo se comparaba con tu padre...
-Aprendi de él... Tambien aprendí a cagar en el inodoro gracias a él ¿Tambien quieres que te enseñe eso?
-Vamos, Call... ¡Porfavor!
Aaron hizo un puchero y sus ojos parecian como los de una foca bebe. Se necesitaba demasiada fuerza de voluntad para negarle algo. Fuerza de voluntad que él no tenía.
-De acuerdo... -se rindió.
La sonrisa "Obra de Angeles" apareció en su rostro.
-Empezemos con lo básico: El contrapeso del caos es el alma ¿Dónde la conseguimos? Pues, tambien tenemos alma, ¿no?
El de ojos verdes frunció el seño.
-Pero... Esta corrompida por caos... No sirve.
El de ojos grises rió.
-¡Claro que no! ¿Que carajo enseñan aquí? Tu alma esta limpia mientras te asombres, mientras te enojes, te alegres, o te enamores. El caos es una pequeña parte de ella y mientras sientas, seas humano, estara como la de cualquier otra persona. Tienes que atar el caos a tu humanidad... ¿Que sientes ahora mismo?
Lo había estado mirando con ojos brillantes.
-Yo... Realmente no lo sé.
-¿Estás feliz...?
Su hermosa sonrisa apareció otra vez, haciendo que su corazón lata a mil por segundo.
-Como nunca antes lo había estado...
-Ata tu caos a tu felicidad. Crea un equilibrio interno entre ambos... Ahí tienes tu contrapeso.
Aaron cerró los ojos. Podía jurar que se veia más guapo asi.
Le tomó las manos y las puso como si fueran una canasta. Poco a poco, empezando con chispas, una llama apareció en sus manos.
-¡Mira!
Abrió sus ojos. Call retiró lo dicho. Esas hermosas esmeraldas que tenia de iris lo volvian loco.
La llama duró poco, pero el rubio se veia completamente feliz.
-Cuesta un poco aprender pero...
Lo tomó por los hombros. Su cara estaba roja, sus ojos tan brillantes que le pareció que de verdad eran esmeraldas. Saboreó la manera en la que lo miró, de forma tan dulce, como si también estubiera enamorado de él, como si fuera su ultimo segundo de vida.
Empezó a acercarcele, rogó por que lo besara allí, que todas sus preocupaciones desaparecieran, y se hundiera en ese fantastico mundo que crearían sus labios.
Pero entonces su cara mostró pánico, como si él pudiese hacerle algún daño, y cambió su dirección: lo abrazó.
-Call... Lo que sentí... Fue increible...
-No olvides lo más importante: todos los makaris estamos unidos. Como si fueramos parientes... pero distinto. Como si el destino quisiera juntarnos...
-¿De dónde sacas esas palabras tan filosóficas... -se acercó a su oido, para susurrarle- Madden...?
Una ola de calor lo atacó.
-Pues, amigo...
-¿Amigo? -Aaron se separó de él, solo agarrandolo por los hombros.
-Pues... Jaja... Nos llevamos bien. Y esta conexión solo lo tuve con...
Su corazón se paró.
-¡¡¡ESTRAGO!!!! ¡Me he olvidado por completo de él!
El rubio se mordió el labio y lo tomó de la mano.
-Vamos, te llevó afuera.
Corrieron por los laberintos. Por un segundo, con Aaron guíandolo, Call no se sintió perdido.

Nota de la escritora
1243 PALABRAS
Nunca hize algo tan largo.
Bueno, espero que les haya gustado. Si no entendieron lo del contrapeso y la humanidad, pregunten.
Recuerden shippear todo lo que empieze con Call, porque es shippeable.
By~! *se tira al suelo por haber estado horas escribiendo sin parar*

El chico de la pierna rota -MagisteriumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora