Entre vasos de wishky

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Rufus miró con atención la casa.
Si le quitabas que estaba hecha un desastre, era una casa interesante, carente de cualquier referencia a la magia.
Más que la magia de estar ebrio, claro.
Caminó esquivando las latas de cerveza, wisky, y otros tipos de bebida. El pasto estaba mal cortado, a las paredes les faltaba una mano de pintura y el auto una lavada; podía arreglar todo eso en un abrir y cerrar de ojos, pero no lo hacía. Hace tiempo que el que vivía allí renunció a la magia. No era de su incumbencia y no traia ningúan beneficio.
Así era el maestro, siempre mostraba su lado más logico.
Chocó el puño contra la puerta tres veces.
-No hay nadie  -se escuchó detrás de la puerta.
Rufus levantó una ceja. Alastair Hunt seguía siendo un idiota.
-Sr. Hunt. Soy el Maestro Rufus. Déjeme pasar inmediatamente.
Se escucharon unas pisadas y acto seguido, la puerta se abrió.
Realmente le parecía imposible que esa persona fuera él. Lo recordaba más... vivo.
Una hermosa esposa y un hijo recién nacido.
En los tiempos de guerra llegó a la conclusión de que la gente suele perder cosas valiosas.
Alastair lo sacó de sus pensamientos con un gruñido.
-Vete.
-No me iré, Sr Hunt. Tenemos cosas de las que hablar.
-Y yo tengo deudas que pagar y no lo hago. No se puede todo en la vida -y con un estridente portazo, lo dejó con la cara en medio de una mueca de fastidio.
"Tendremos que hacerlo por las malas" pensó.
De un chasquido, la puerta salió disparada hacia adentro.
-Mierda, eso va a costar dinero.
Rufus observó la casa de arriba a abajo sin prestarle atención a las quejas del dueño de esta. Se veia tan bien como por fuera.
Notese el sarcasmo, porfavor.
Alastair se encontraba parandose del sillon, la televisión tenía un agujero en la pantalla. No tantos como los tenía el sillón... o el piso... o la mesa...
-Sea lo que sea que quieras decirme, vete. Renuncié a la magia. No voy a ser otro de tus títeres de mierda.
-Sr Hunt, esto es de suma importancia y le ruego que me escuche.
-"Isti is di simi impitincii i li riigii qii mi iscichi", voy a escuchar a tus bolas crujir si no te vas. Oh, y si quieres, arreglame la puerta en el camino.
-Alastair, es sobre Call.
El hombre se detuvo unos minutos, pues estaba encaminandose hacia él.
-Está muerto. No hay nada que hablar sobre mi hijo.
-"Desaparecido" es la palabra correcta, Alastair. Nunca encontraron el cuerpo.
-Por favor, Rufus -de la nada, sacó una botella de Wishky y la destapó. El olor a alcohol inundó todo el lugar-. Un bebé, en una cueva, en medio de una montaña. Usa la cabeza.
Le dolió como se le cortaba la voz al decir esas palabras.
-¿Y si te digo que está vivo?
Los ojos grices de Alastair se posaron en él.

Estaban en la cocina, se sentaron en unas reposeras rosas que al parecer, eran el comedor.
Dos vasos de vidrio eran llenados hasta la mitad con la fuerte bebida que contenía la botella ya dicha.
El mayor tomó un sorvo. No acostumbraba a tomar alcohol, y la degustación fué principalmente horrorosa.
-¿Y... me dices que es tu aprendiz?
-Ojalá hubieras prestado esa atención en clase -el otro levantó una ceja-. Bueno. El makaris Aaron lo trajo de la nada. Un "prisionero" de El Enemigo de La Muerte. Lo llamó héroe. Están saliendo ahora, hacen bonita pareja -bebió otro trago y se asqueó, dejó el vaso en el piso-. Es identico a Sarah. Aunque lo homosexual lo sacó de Declan, obviamente.
-Deja de hablar de ellos como si aún estuvieran aquí.
Un silencio repentino inundó la conversación. De pronto, unos sollozos se hicieron audivles.
-¿En serio.... dices que es él? - las lágrimas rodaban por sus mejillas- ¿Mi Callum?
El semblante del maestro Rufus estaba serio, pero por su mente, pasaban millones de cosas.
-Tengo la teoría de que Constantine lo eligió como un sucesor de su labor.
-¿Dices que el hijo de puta se lo quedó? ¿Con qué clase de mierdas le llenó la cabeza?
-No lo veo así... yo creo aue realmente lo quizo.
-¿A si? ¿Y qué...?
El mayor puso una carta frente a su rostro. Alastair lo miró con el ceño fruncido y acto seguido se dispuso a leerla.
-Es...
-Una declaración de guerra. Constantine y todo su ejercito se aproximan a el Magisterium. Lo hace por Call, estoy seguro. Cree que se lo secuestraron. Ya todas la unidades están enteradas. Todo el mundo mágico luchará... menos tú. Ven a ver a tu hijo, Al. Protege a tus hermanos, sé el chico de doce años que vi en la Prueba De Hierro. Con ojeras por haber estudiado toda la noche. Yo vi más que ojeras, por eso te elejí.
Por primera vez, Alastair alzó el mentón. Solía hacerlo mucho en sus tiempos de aprendiz.
Su boca no decía nada, pero su mirada mostraba determinación.
Ese era el Alastair que si podía reconocer.












Perdón por desaparecer jeje
Bye~

El chico de la pierna rota -MagisteriumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora