Capítulo 27.

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El día comenzó de una manera espectacular gracias a los magníficos besos con los que Lev me levanto, después de ahí todo fue en picada. Jerry vino temprano a molestar e interrumpió en el momento exacto en que al fin Lev me tomaría. Y eso no fue lo peor, lo peor fue ver quien acompañaba a Lev.

Un joven de cabellos rizados de dieciocho años, con la sonrisa más arrogante que alguna vez vi, la cual murió en el momento que poso su mirada en el hombre que estaba junto a mí en la cama. En ese momento no sabía si reírme de su desconcierto o mortificarme al saber que la persona más bocazas del planeta, era mi hermano menor, quien me estaba viendo en una situación un tanto comprometedora.

—Me alegro que se encuentren despiertos, chicos —Jerry no hace ningún intento en ocultar su sonrisa socarrona al verme en este aprieto. Le devuelvo una sonrisa agria.

Me alegro mucho de ver a mi hermanito después de tanto tiempo, lastima la situación en la que nos reencontramos.

—¿Qué te trae tan temprano por aquí, Jerry? —pregunta Lev con una pisca de molestia en su voz, interiormente me regocijo al saber que no le agrada que nos hayan molestado en un momento tan importante, aunque no quita el hecho de que me encuentro sin palabras.

Me siento con emociones encontradas, quiero correr y abrazar a Elías y a la vez quiero ocultarme bajo las sabanas al ver su rostro; mandíbula apretada, lo mismo sucede con sus puños, y unos enormes ojos cafés, lanzan dagas en la dirección de Lev.

—Solo acompañaba a este muchacho el cual estaba muy impaciente por ver a Marie.

Ante esto Eli aparta la mirada de Lev para posarla sobre mí, una pequeño sonrisa se posa en su rostro por un segundo, antes de que se acerque y me abrace. Me sonrojo cuando me aparta de la cama, para darme una vuelta por la habitación, solo me encuentro con mi ropa interior. A mi espalda escucho a Lev maldecir y al instante soy apartada de los brazos de mi hermanito, el cual me saca unos veinte centímetros de alto si no es más, y soy rodeada por una sábana blanca como una momia.

—¿Y este quién es? —sonrío con la pregunta de Lev.

—¿Quién mierda eres tú? —es la respuesta despectiva de Eli. Abro los ojos cuando lo escucho mentir. Elías sabe quién es Lev, las paredes de mi habitación estaban llenas de posters de él y su banda. Aparte de que siempre escribía en todos mis cuadernos, y cualquier hoja que encontraba suelta, mi nombre y el suyo dentro de un corazón.

—Eli... —le advierto al conocer cómo va a reaccionar Lev con su conducta arrogante. No quiero ver a mi hermano y el hombre que me gusta en una pelea. Eli estaría en desventaja. Aunque le hace falta una buena tunda, no voy a permitir que eso suceda en este momento.

Cualquier persona, incluida Lev Hedeon, llegara a tocar un solo cabello de la cabeza de mi hermano, estarían en grandes problemas. Nadie toca a mi familia.

—¿Qué mierda dijiste, mocoso?

Oh, Dios. Aquí vamos de nuevo.

Ruedo los ojos exasperada. Lo mismo que sucedió con Marcus esta por pasar con mi hermanito. Es hora de pararlo de una vez ante de que pase a mayores.

—Es mi hermano —saco mis brazos de entre la sabana y lo coloco sobre el bíceps de Lev reteniéndolo— Elías Rathbone, mi hermano pequeño.

Eli arquea una ceja.

—Ah —es el susurro avergonzado de Lev—, un gusto.

Mi malvado hermano solo mira la mano extendida de mi muy apenado vejestorio. Lo miro suplicante por unos segundos cuando no muestra ningún estivo de querer estrecharla, abro mi boca para reprenderlo, cuando gracias a dios al fin la estrecha. Largo un suspiro silencioso.

Lev Hedeon. (+16)  S.D.A #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora