Capítulo 12

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Aquellas palabras resonaron en su cabeza, ¿Qué era él para Akira? ¿El Sakamaki estaba en lo cierto? ¿Qué relación tenían?

Se quedó mirando hacia la limusina, de pie, sintiéndose agobiado por el hecho de no poder estar junto a Akira, ella lo necesitaba, podía sentirlo, quizá estaba loco, pero sentía una conexión entre ellos.

Shu se sentó al lado de Akira, esta iba callada mirando hacia la nada, la mirada perdida, pensando en que Ruki se preocupaba mucho, siempre lo hacía y aquello la hacía sentir mal.

El rubio no decía nada, sabía que el Mukami no se alejaría tan rápido de su esposa, por lo que tenía que buscar una manera de hacerlo, al menos de que ella no se acercase más a él, pero aquello era casi imposible, y teniendo la energía que tenía normalmente no podría lograr nada.

Cuando llegaron a la mansión, Akira fue la última en bajar de la limusina. No quería entrar a aquel lugar, no quería volver a la habitación que tan malos recuerdos le traía.

Se quedó de pie frente a la puerta de entrada, dudando. Sabía que si no entraba por su cuenta era probable que Shu fuese a buscar y hacerla entrar a la fuerza, y no quería aquello, no quería provocar a Shu, no quería que ocurriera lo mismo de antes.

Finalmente, la pelirroja se adentró en la mansión. No había nadie cerca, no se escuchaba ruido, como de costumbre, todo en silencio, todo tranquilo.

(...)

Varias semanas después.

Akira salió de la mansión y caminó hasta el jardín de rosas de Subaru, esperando allí poder encontrar algo de tranquilidad para su corazón roto. Se acercó a las rosas, y comenzó a pasar sus dedos suavemente por los pétalos. Se sentía como una rosa, pero una rosa marchita, se sentía sucia. La forma en que Shu se comportó ese día. No había nada que la pudiese consolar en aquel momento.

- ¿Qué haces aquí? - escuchó la voz del Sakamaki menor a sus espaldas.

- Nada en especial.- respondió la chica sin mirarlo. El albino caminó hasta quedar a su lado.

- Se lo que pasó con Shu.- dijo Subaru, la pelirroja lo miró con sorpresa, no esperaba que alguien supiese, nadie había demostrado haber tenido conocimiento de aquello - Es un idiota.- la chica soltó una risa amarga.

- La idiota soy yo.- dijo la chica, se agachó y olió una rosa - Por seguir amándole.- Subaru no dijo nada, solo se quedó mirando a la pelirroja, que contemplaba las flores que tenía enfrente.

Obviamente, el albino se sentía mal por ella. Aquel día, el día en que Shu se descontroló, él iba pasando por afuera de la habitación, había oído todo, las suplicas de Akira para que Shu se detuviera, las estúpidas palabras que le decía el rubio. Por supuesto que estaba enojado, jamás imagino que su hermano mayor haría tal cosa, podría imaginarlo bebiendo la sangre de la chica de una manera violenta, pero que tuviera sexo de esa manera. Sin el consentimiento de Akira. Le había decepcionado, él no le tenía respeto ni admiración, pero aquello lo había hecho pensar mal de él. Era un cobarde.

- ¿Por qué.... Sigues aquí? - preguntó el albino, intentando esconder la preocupación que sentía - Me refiero a que... Podrías haberle dicho al Mukami si podías irte con él ... No es que me agrade la idea... Pero se que con él estarás mejor.- opinó el chico, Akira levantó la mirada, Subaru se tensó.

- No lo sé, te dije que soy una idiota.- dijo la chica con una expresión seria en el rostro - Además, no quiero ser una carga para Ruki-kun.- explicó poniéndose de pie, quedando frente a Subaru.

- No creo que él lo vea de esa forma.- murmuró el albino, la chica se sorprendió, a pesar de que ambos clanes se llevaban pésimo, Subaru seguía hablando bien de Ruki.

- ¿Tu qué crees? - Subaru abrió la boca sorprendido ante la pregunta de la chica, ¿por qué le preguntaba su opinión? ¿de qué le servía? - ¿Debería irme? - preguntó la pelirroja.

- No... No lo sé.... Si te sientes mejor allí, si estás más segura que aquí...- Subaru no quería seguir hablando del tema, no le gustaba parecer preocupado por ella, aunque siempre lo estaba. Odió el día en que su padre dijo que Akira debía casarse con Shu, ella no merecía algo tan malo como eso, además él había comenzado a sentir cosas por ella.

- Pero... Necesito que me aconsejes.- dijo la chica mirado sus pies, jugando con sus manos, sabía que Subaru tenía poca paciencia, y que normalmente sus conversaciones no duraban mucho debido a que Subaru se mostraba inexplicablemente irritado.

- Haz lo que quieras, a mi no me incumbe ni me importa.- dijo con un tono serio y frío, antes de desaparecer de la vista de la chica, no quería encariñarse más con ella, no quería sentir aquel calor en el pecho que sentía cada vez que la veía.

La pelirroja se quedó mirando al lugar donde había estado Subaru. Se preocupaba por ella, lo supo enseguida, y odiaba aquello, no quería seguir siendo una preocupación para nadie, no quería ser una carga.

Después de pasar un rato en el mismo lugar, caminó hasta la habitación, aunque no lo quería, pero no sabía en que otro lugar estar, se aburría, y prefería dormir, ya que así no podría pensar en sus problemas, no estaría sufriendo.

Tomó unas toallas y se fue al cuarto de baño, donde se dio una ducha, y se puso el pijama rápidamente, Shu no estaba en la habitación. Aunque la pelirroja no se preocupó de ello, quizá estaba durmiendo en algún lugar de la mansión. Como siempre.

Se acostó sobre la cama, y cerró los ojos, para posteriormente quedarse profundamente dormida.

Akira estaba en lo incorrecto, Shu no estaba durmiendo, pero sí estaba sentado, en algún lugar de la mansión, en un escalón, mirando hacia el suelo, pensando en como lo haría para pedirle disculpas a Akira, lo había decidido. Él no quería que la pelirroja siguiera comportándose de esa manera.

No quería hacerla sufrir más.

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Okay, se que tardé muchísimo, lo siento, pero estoy muy estresada y ocupada, mañana me voy de viaje y dejé todo para última hora ;-; no creo que pueda publicar mañana.
Muchas gracias por leer<3

¿Es muy tarde para decir te amo?  (Shu Sakamaki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora