Capítulo 1: ¡Corre!

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Día 1

19:23

Temperatura: 20 °C

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—¡Nina corre!— gritó Laura corriendo hacia la puerta. La rubia, más pálida de lo normal, respiraba con una inquietante agitación y su ojos reflejaban un brillo de pánico. Clarisa, otra de las chicas con las que corría, empujó la puerta de cristal para abrirla y dejar entrar primero a Mariana, que iba prácticamente arrastrando de la muñeca a la quinta niña de la ecuación: Fernanda, quien, a su vez, hacía un gran esfuerzo por seguir en pie y respirar al la vez.

—Allá arriba... en el techo— señaló Laura hacia una apertura que habían hecho los trabajadores para hacer el segundo piso del Edificio de Estudio— hay que subir—.

Nadie lo cuestionó y la siguieron. Clarisa y Nina hicieron con sus manos una escalerilla para ayudar a subir a Laura. Mientras tanto, Mariana y Fernanda se encargaban de trabar la puerta con una batería roja que hallaron cerca de donde se encontraban– alguien de la banda de la escuela seguramente la había dejado ahí después de un ensayo–. Una vez que terminaron, fue el turno de subir de Mariana.

—Bien Fer, ahora vas tú— dijo Nina aflojando las manos. Le dolían un poco por la posición en la que las había mantenido al hacer la escalerilla.

—Mmm, no... mejor yo después...— negó Fernanda nerviosa, el flequillo obscuro le cayó a los costados del rostro al negar con la cabeza así que lo acomodó tras las orejas. No era la más ligera del grupo así que se sentía un poco incómoda respecto a ser cargada.

—¡Fer, rápido, nos persiguen los zombis! ¡NO HAY tiempo!— gritó Laura a la morena, ignorando por completo sus razones internas.

—Ay, bueno—.
Entre Clarisa y Nina se encargaron de levantar a Fernanda; Laura y Mariana ayudaron a subirla por completo tomándola de los brazos, cuando se escuchó un estrepitoso sonido a sus espaldas.
Era la batería. Temblaba y hacía que los discos chocaran entre sí, provocando un ruido sordo en el pasillo. El cielo, ya oscuro, no permitía distinguir qué -o quién- se encontraba detrás de la puerta pero sin duda debía ser un zombi (o más).

—Eh, niñas, no quisiera molestarlas pero alguien intenta entrar y dudo que el sujeto sea amistoso— apuró Mariana con su voz rasposa. Era la primera vez que hablaba desde que habían salido huyendo de una zombi —había sido su compañera al principio del ciclo escolar, su nombre es, o era, Rocío- en los vestidores de chicas del plantel de secundaria, que se aseguraron de cerrar con seguro cuando salieron.

El ruido cesó y lo único que se escuchaban eran las agitadas respiraciones de las cinco chicas.

—Hum... Clary, será mejor que subamos— recordó Nina saliendo de la distracción, sin dejar de ver detrás de la puerta que se encontraba si mucho a dos metros.

—Sí, yo te subo— contestó Clarisa.

—No— Nina negó con la cabeza y agregó— será más difícil cargarte a ti (por tu altura), con ayuda sólo desde arriba— replicó mordiéndose la orilla del pulgar mirando hacia abajo. Era la manera en la que se ponía a pensar y solo paraba hasta que se arrancara un pellejo de piel o tuviera una idea.

—No creo que me puedas Nina— rió ligeramente Clarisa, quien era unos centímetros más alta que Nina, y a pesar de ser muy delgada, eso no quitaba que por ende era más pesada.

—No voy a cargarte... apilaremos esas sillas— aclaró Nina, señalando hacia un rincón donde se encontraban varias sillas plegables. Justo a tiempo para dejar de morder su dedo.

Apocalipsis zombi... ¡¿En mi escuela?! © [#CsApocalypticInfinitLove]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora