-Entonces... ¿cuál es la camioneta?- preguntó Fernanda en cuanto llegaron al comienzo del estacionamiento.
Después de terminar los cócteles y preparar las provisiones, habían salido del Edificio y ahora se encontraban justo donde debían estar. El inicio del final.
-Esa de allá- señaló Héctor con entusiasmo parándose de puntas. Se encontraba un poco lejos; a trece autos de distancia para ser exactos, pero en comparación de lo que ya habían caminado, estaba bastante cerca.
Emprendieron marcha hacia la gran Cadillac negra y apenas cruzaron el tercer auto cuando seis zombis salieron de sus escondites detrás de un gran camión de agua rehusada que se encontraba apenas a cinco metros.
El buen clima no podía permanecer por mucho tiempo.
-Rayos, ¡corran!- gruñó Carlos y salió corriendo esquivando los autos. Los demás lo siguieron. Los zombis aún no los alcanzaban pero los seguían de cerca. Entonces otros dos zombis se aproximaron por el otro lado justo cuando un auto viejo les bloqueaba el camino. Se rezagaron esquivándolo por lo que los ocho zombis les ganaron ventaja y enseguida los rodearon.
Sabiendo que tendrían que ocuparse de los zombis, echaron todas las mochilas en una troca cercana lo más rápido que pudieron para evitar perderlas o dañar los alimentos. Y en el caso de Miki, las serpientes, aunque nadie lo supiera.
Comenzaron a golpear a los zombis y herirlos mientra esquivaban a la vez sus mordidas y rasguños, pero cada vez iban llegando más, y más...
Entonces algo ocurrió...
Sucedió muy rápido. Vino de la nada. Fue como si no hubieran percibido en absoluto su presencia. Salió de detrás de uno de los autos y clavó dos cuchillos al mismo tiempo en los cuellos de ambos zombis, dejando detrás una gran lluvia de sangre. Giró los cuchillos y los sacó de la carne para volverlos a usar contra otro zombi que se aproximaba. Esta vez enterró un cuchillo en su pecho y el otro lo pasó por su garganta. El zombi pasó a desangrarse y ahogarse con su propia sangre.
Todos se habían quedado con la boca abierta de la sorpresa. En los ojos de la chica se podía contemplar una profunda ola de euforia, su respiración estaba agitada, su pecho subía y bajaba mientras los miraba a cada uno a los ojos.-Hola- dijo en un susurro guardando ambos cuchillos en su pantalón. Tenía una rajada en la tela por la cual podía colgarlos.
-N.. Nohe.. Nohemi- Héctor susurró con sorpresa. Parada ahí en carne y hueso. No sabía si sentir alegría... o miedo- estás... ¿viva?
-Si no lo estoy que me den un tiro- sonrió ligeramente y se acercó a los demás. Héctor no dudó ni dos segundos y se aproximó a abrazarla.
-Pero... yo estuve ahí... no tenías pulso- dijo Héctor contra su cabello. Estaba sujeto en una cola alta pero era lo suficientemente largo como para llegar hasta sus hombros.
-Es una larga historia... te la contaré pronto, pero antes hay algo que debes saber- dijo Nohemi y le habló al oído- serías un pésimo doctor porque no tienes ni idea de cómo tomar el pulso
Héctor soltó un bufido y sonrió.
Se separaron y volvieron junto con los otros. Estaban totalmente pasmados. Nohemi está viva. Era el único pensamiento que ocupaba sus mentes en ese momento. Después de todo, si estaba viva ¿no se suponía que debía ser un zombi? ¿Cómo decidir entre abrazarla o atacarla?
-Ok, estoy segura de que todos estamos como en shock y con un montón de preguntas que hacer, pero nos están rodeando los zombis- dijo Fernanda con un timbre de voz más nervioso que cualquier otra ocasión. Y hablaba en serio. Los once chicos estaban en algo parecido a un círculo y cerca de quince zombis los empezaban a rodear con miradas voraces. De inmediato todos se pusieron de espaldas viendo alrededor.
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Apocalipsis zombi... ¡¿En mi escuela?! © [#CsApocalypticInfinitLove]
Fiksi Ilmiah~•PRIMERA PARTE•~ ¿Qué harías si en un día normal de escuela apareciera un virus que mata a prácticamente todos tus compañeros o los convierte en zombis en un solo día? ¿A dónde irías? ¿En quién confiarías? San Felipe el Real, un internado...