Capítulo 4: ¿A dónde hay que ir?

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Día 2

6:43

Temperatura: 13 °C

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Despertó y se dirigió hacia su clóset para tomar cosas necesarias, seguramente no siempre podría entrar a la habitación. Braulio y Héctor eran sus compañeros de cuarto: habían dicho que irían a la cafetería.

Tengo que ir a buscarlos, seguramente han de estar encerrados en un armario o algo así

La verdad no creía que esos dos "medio tontillos" pudiesen sobrevivir a un Apocalipsis zombi.

Se colgó la mochila al hombro y salió de la habitación. Miró de izquierda a derecha en busca de alguna señal de vida (zombi o no); no vio nada así que siguió avanzando, pero aún así, no caminaba hacia la puerta de salida sin girar la cabeza cada cinco segundos.

Las paredes estaban pintadas de un tono beige con patrones de azulejos verde y marrón al igual que el suelo, tan liso que resultaba un poco resbaloso. Las ventanas a lo alto dejaban entrar los rayos anaranjados del sol al amanecer. Entraban tan directo que obligaban a Elí­ a entrecerrar los ojos. Recordaba mientras avanzaba, cómo fue que se propagó el virus en el internado. Cómo se enteró de lo que ocurría. Cómo empezó todo.

"El gobierno había repartido vacunas a todos los hospitales y enfermerías de la ciudad, incluyendo las de los centros de estudio. No supieron explicarnos el origen de la enfermedad que enfrentaba tal vacuna, pero nos aseguraron que el virus no afectaba por alguna razón a los menores de 14 años de edad así que dieron la orden de vacunar a todos los maestros y adolescentes de catorce en adelante..."

Elí dio vuelta por el pasillo a la derecha, donde se encontraba una maquinita de comida. No llevaba dinero obviamente, y aunque lo tuviera, no era el momento para pensar que debía pagar lo que necesitaba. Así­ que sacó las tijeras de jardinería de su mochila y cerró las cuchillas sobre el candado de la puerta, rompiéndolo y dándole la oportunidad de abrirla y sacar comida. Tomó una botella de agua y otra de té helado, galletas y otras cosas que encontró.

"Como ya estábamos en la segunda parte del ciclo escolar y todos los de segundo ya habían cumplido los catorce años, los de primer grado fuimos los únicos a quienes no vacunaron..."

-•-

Ambos estaban recargados en la pared contigua a la puerta. La cocina estaba oscura a pesar de que ya habí­a salido el sol. Se debí­a a la falta de ventanas en la habitación. Cuando Braulio se empezaba a ir de lado hacia el suelo sacudió la cabeza y despertó.

Miró por todos lados antes de levantarse, apoyando ambas manos en el suelo. Pestañeó varias veces para terminar de despertar, volteó ver a Héctor y después a las mesas metálicas que reflejaban ligeramente el único rayo de luz que entraba por la parte inferior de la puerta. Las estufas pegadas a la pared de azulejos blancos estaban igual de limpias y brillantes. Miró nuevamente a Héctor.

—Héctor— susurró al momento que sacudí­a su hombro— Pitufo, hay que salir de aquí­

—¿Qué?— preguntó el chico un poco aturdido aún por el sueño.

—Muévete, hay que salir de la cocina— aclaró Braulio.

—Ah... sí, okey— levantó sus lentes del suelo –se había quedado dormido con ellos– y se talló un par de veces los ojos; sólo para despertar.

Héctor quitó el seguro de la puerta a tientas, por la obscuridad, y la abrió. Un baño de luz encandiló la vista de ambos.

Braulio cerró la puerta de golpe.

Apocalipsis zombi... ¡¿En mi escuela?! © [#CsApocalypticInfinitLove]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora