Capítulo 5: Ah ahí estabas

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Temperatura: 13 °C

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Elí metió la comida a su mochila y caminó hacia las escaleras para salir de los dormitorios. Estaba a punto de bajar las escaleras -con el ascensor haría mucho ruido- pero le dio por ir al baño así que dio media vuelta por el corredor.

"...casi dos días después, muchos alumnos y maestros se enfermaron. Tenían alta temperatura, deliraban, no podían dormir, vomitaban la comida y tenían espasmos. Era una enfermedad grave, las vacunas no habían reaccionado de la manera correcta..."

Miraba cada tres segundos hacia los lados asegurándose de que no hubiera zombis a la vista y seguía caminando. Sus lentes estaban un poco sucios así que se los quitó y los limpió con su playera negra (en cuanto terminaron las clases él se cambió de ropa y no llevaba el uniforme como todos los demás).

"...El gobierno declaró que las vacunas habían surtido "otro" efecto en la sangre de los enfermos y les había provocado una versión más aguda de la enfermedad. Pusieron en cuarentena a todos los enfermos hasta que el gobierno les enviara las nuevas medicinas, (Braulio y Héctor eran sus compañeros porque habían removido a los enfermos separándolos de los sanos y, los dos compañeros Elí estaban enfermos) esperaron tres días, los enfermos estaban agonizando, deliraban por la temperatura. Las nuevas medicinas nunca llegaron..."

Llegó a la puerta del baño y la empujó hacia adelante. No había luz en la habitación así que encendió el interruptor en la pared. Un zombi en medio del baño estaba tirado en el suelo, convulsionando, rodeado de un charco de sangre y vómito. El hedor en el aire lo obligó a cubrirse la boca y la nariz. 

Debe estar dándole un paro cardíaco

Pensó Elí y evitó mirarlo.

Debería matarlo, se que debo hacerlo

Dijo en su mente de nuevo.

Pero no puedo hacer eso, ya está casi muerto, y no me está atacando

Agregó en su defensa. Se volteó y sin previo aviso, el zombi estiró el brazo y tomó su pierna con fuerza, a punto de encajarle los dientes, Elí ahogó un grito de sorpresa y lo pateó. Sacó las tijeras de su mochila y encajó el filo en la espalda con fuerza hasta que dejó de moverse. Lo golpeó una vez más, respiró hondo y sacudió la cabeza.

-No volveré a dudar en cuanto a matar a un zombi- pensó en voz alta.

"Un día uno de los enfermos mordió tan fuerte a una enfermera que su brazo empezó a sangrar sin parar. No ocurrió nada (no al principio), se desinfectó el brazo, lo vendó y renunció, pero al día siguiente... ayer, bueno, no sé como sucedió sólo que vi cuando salí en la tarde..."

Elí salió del baño y caminó de regreso a las escaleras. Bajó escalón por escalón pensando si los chicos (Braulio y Héctor) seguían vivos o en el mismo lugar que esperaba, o sea, la cafetería. Caminó por la estancia pero algo llamó su atención y se detuvo. La puerta de salida... estaba hecha pedazos. Bajó la cabeza para ver los pedacitos de vidrio regados por todos lados, cuidándose de no resbalar al caminar. Alguien entró al edificio, eso era seguro, pero no era tiempo de regresar a verificarlo, tenía que salir de ahí y buscar a sus compañeros cuanto antes así que salió del dormitorio.

Unos pasos a su derecha, al salir, encontró el cuerpo tirado de un zombi. Muerto.

No respiraba ni se movía, seguro que estaba muerto. Caminó paralelo al zombi sin dejar de verlo y entonces se paralizó al ver su rostro. Sacudió la cabeza.

Apocalipsis zombi... ¡¿En mi escuela?! © [#CsApocalypticInfinitLove]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora