Capítulo 24

353 17 4
                                    


 En el descanso estamos agotados.

-Vaya puta mierda-mascullo.

 Rugge me da un puñetazo en el hombro.

-No seas gilipollas. No vamos tan mal-dice, abriendo una botella de agua. Se la echa sobre la cabeza y se sacude por todos lados. Algunas gotas de sudor me caen en el brazo.

 Me daría asco si no fuera por que estoy sudando yo también como un cerdo.

-Perdemos de dos, tío-le espeto.-No es que sea precisamente el resultado ideal.

-Odio decir esto, tío-Hugh se sienta a mi lado-pero Nick tiene razón. No es que tengamos muchas probabilidades de ganar, precisamente. No soy un genio, pero sé sumar.

-¡Vamos, vamos, chicos!-estoy harto de la voz del entrenador. Es como un maldito martillo.-¡Venga, agrupaos!

 Todos vienen corriendo a nuestro alrededor, y nos quedamos mirando al entrenador.

-Sé que perdemos de dos, pero no es más que la primera parte. Podemos con estos, chicos-con cada frase, se da un golpetazo en la pierna. Seguro que debe tenerla roja.-Mirad la grada; todos-le da demasiado énfasis a la palabra "todos", y me llena de escupitajos,-están a nuestro favor. Escuchadlos-como para no hacerlo, ¿sabes? Están gritando a más no poder.-Están con nosotros, y no podemos decepcionarlos. Así que, ¿qué vamos a hacer?

 Me levanto y, como capitán, coreo muy fuerte:

-¡Aplastarlos!-gritamos.

-¡Más fuerte!-se motiva el entrenador.

-¡APLASTARLOS!

Formamos un jaleo; yo le doy puñetazos en el hombro a Hugh antes de salir al campo. Como capitán, me coloco en frente del equipo contrario. El tío me mira con sorna y yo escupo al campo.

 El árbitro pita y me abalanzo sobre el balón. Llego antes que el otro, y me voy de él rápido. El otro delantero se abalanza sobre mí, pero de un rápido pase hacia atrás la pelota le pertenece a Greg, un tío enorme de mi equipo. Por el rabillo del ojo, veo como Hugh, Rugge y un tal Julian se adelantan por el otro extremo del campo y yo sonrío.

 Estos tres reciben el balón enseguida, y yo adelanto mientras veo como hacen una jugada que nos acerca a su portería. De un resbalón de Julian, el balón que debía entrar se desvía, y va en dirección a un muchacho del otro equipo.

 Corro y corro, y me interpongo. Alzo la pierna y le doy al balón, pero el tío del otro equipo ve lo que voy a hacer y me pega un empujón. Resbalo y caigo sobre la pierna derecha, y no puedo evitar una mueca de dolor cuando oigo un crujido y siento mi hueso vibrar.

 Me doy de golpe con el suelo, y me mareo. No oigo más que un zumbido en mi cabeza, por toda la gente, y todo está borroso. Siento algo en la pierna, una molestia, pero antes de procesar siquiera lo que es, me frotan el hombro y yo levanto la cabeza.

-¡Robinson! ¿Estás bien?-me pregunta el entrenador.

-La pierna...-balbuceo.

-Sacadlo de aquí. ¡Vamos!-dice.-Que lo vea el enfermero. Árbitro, ¿lo has visto? ¡Falta!

 Hugh me ayuda a levantarme y me apoyo en él mientras salgo del campo.

-¿Ha valido?-pregunto.

-Tranquilo, tío, que sí ha contado como gol-exclama él, sonriente.-Además, el árbitro ha pitado penalti.

-Genial-balbuceo, y me dejo caer en el banquillo, en el que enseguida me atiende el señor Harries, el de biología.

-Es una leve torcedura-exclama después de mirarme bien la pierna y moverla en diferentes direcciones.-Te voy a poner una venda, y vas a tener que descansar durante un par de semanas.

Keep her safe (Nick Robinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora