Capítulo 12

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 Me miro al espejo de mi habitación por última vez antes de bajar y ayudar a Phoebe con los preparativos. Necesito estar perfecta, porque esta noche tiene que ser perfecta. Todo. Para Nick...quiero decir, para Sean.

 Suspiro. ¿A quién engaño? No he pensado ni un segundo en Sean mientras me arreglaba esta noche. En mi cabeza estaban los ojos oscuros de Nick, que ni siquiera sé seguro si vendrá esta noche. Hugh no nos ha informado, pero Phoebe está muy segura de las capacidades de su admirador y no ha parado de repetirnos a Rugge y a mí que vendría mientras juntos preparábamos la casa para la fiesta. Quitamos los adornos caros, llenamos la mesa del salón de cerveza y unas cuantas cajas con pizzas. Aunque en realidad, nadie comerá pizza. Y nada de alcohol caro: Puerto de Indias y Larios, se acabó.

 -¡Ciiiii!-me llama Phoebe desde abajo.

 Me aparto del espejo y bajo corriendo los escalones. Desde el umbral, me sorprendo una vez más de la habilidad para montar fiestas de mi amiga. No son ni las diez y media y aquello ya está petado, aunque hay más bien poca gente bailando. Están sentados en los sofás, y así seguirán hasta por lo menos una hora, que las bebidas les hagan efecto.

-¿Qué pasa?-le pregunto.

-Mira-señala un sillón y se ríe. Yo no puedo evitarlo y la imito al ver a Rugge rodeado de tres chicas que no paran de toquetearle el pelo y la ropa. Mi hermano mellizo parece feliz pero sin saber muy bien qué hacer. Me mira y yo le guiño un ojo.

 Y de repente tocan el timbre.

 Voy corriendo hacia la puerta, impaciente. Abro con mi mejor sonrisa a los recién llegados, pero al examinarlos rápidamente compruebo que ninguno de ellos son Nick, mi sonrisa se vuelve un poco forzosa. Pero, ahora mismo, me da igual.

-Tranquila, fiera-me dice mi mejor amiga al oído.-Queda mucha noche; seguro que al final aparece. ¿Quieres?-dice ofreciéndome un vaso cargado hasta arriba de Larios.

 Lo cojo y, con un ademán, lo vacío todo.

-No va a venir, Phoebe-digo negando con la cabeza.

-Sí lo hará-rebate mi amiga.-Y, mientras lo hace, ¡vamos a bailar!

 Increíble. Ésta se ha tomado ya mínimo una botella mientras colocaba las cosas. Es imposible que esté tan alegre por sí misma. Aún así, dejo que me guíe hasta el centro del salón y, con un grupo más de personas, nos ponemos a bailar. Nos da igual bailar solas; estamos locas, un poco bebidas y queremos olvidar. Lo fórmula perfecta.

 Mis recuerdos están un poco borrosos desde ese momento. Recuerdo hacer algunos descansos con Phoebe para ir a empinar. Recuerdo habernos bebido dos botellas de litro y medio las dos solas, y recuerdo habernos reído como gilipollas. Sí, definitivamente estaba hecha un desastre, pero me daba igual. Quería olvidar, olvidar que me gustaba un chico y lo había echado a perder por un capullo.

 También tengo otra imagen mía, encerrada en el baño e intentando llamar a Sean para romper con él. Pero no me contestó, y me recuerdo a mí misma chillándole como una loca a la pantalla negra de mi móvil. Quizá no llegué a llamarlo, no lo sé. El alcohol se llevó mis recuerdos.

 Pero sí tengo grabado el momento en el que empecé a recordar. Bajé las escaleras muy campante y casi grito de alegría al ver a un castaño que me resultaba muy familiar en la pista de baile. Pero fruncí el ceño mientras lo veía bailar con otra chica a la que no conocía.

 Fue como si me hubieran echado un jarro de agua fría por la cabeza y de repente se me hubiera aclarado la mente, aunque sólo fuera un poco. Subí de nuevo la escalera a trompicones y aquí estoy, sentada en la cama con el móvil delante, jugueteando con mis uñas pintadas de negro a la espera de una respuesta bastante importante.

 Mi puerta se abre y yo alzo la cabeza, preparada para mandar a la mierda a alguna otra pareja borracha que quiere hacerlo en mi habitación. Sería la tercera vez esta noche, y mis nervios tienen un límite.

 Pero es Nick.

 Me observa unos segundos y yo hago lo mismo. Lleva unos vaqueros y una camisa blanca ajustada que le queda muy bien.

-¿Estás bebido?-es lo primero que digo.

 Él niega con la cabeza.

-No me gusta el alcohol-exclama, y se queda en la puerta, tímido, como sin saber qué hacer.

-¿Qué haces aquí?-le pregunto.

-He venido a ver cómo estabas.

 Suelto una carcajada, incrédula.

-¿A ver cómo estaba YO?-pregunto, acentuando el "yo".

-Por lo de que Sean no esté y eso...-deja caer Nick, y se rasca la cabeza, sin saber bien qué decir.

-Ven-le indico yo.-Echa un vistazo a algo.

 Nick se acerca y se sienta a mi lado en la cama. Coge el móvil con sus manos grandes y fuertes y lee el mensaje que he escrito hace poco en voz alta:

-"No contestas al teléfono, y yo no puedo esperar más para decirte esto: necesito dejarlo contigo. Llevo pensándolo mucho tiempo, y creo que ya no siento lo mismo por ti. Además, necesito un tiempo para estar sola. Espero que lo entiendas"-se queda boquiabierto y me devuelve el móvil.-¿Es en serio? ¿Acabas de cortar a Sean por mensaje?

 Yo sonrío. Lo llevaba sopesando desde que empezó el curso. Ya no estaba tan enganchada a Sean, no me gustaba, había perdido la chispa, y esta noche había descubierto por qué. Era todo culpa de aquel chico de ojos oscuros y sonrisa preciosa que estaba a mi lado. Él había cambiado mis sentimientos.

 Pero eso, obviamente, no puedo decírselo. Porque él no siente lo mismo. Fui una estúpida, y ahora estoy pagando las consecuencias.

-¿Pero sabes algo?-le digo yo. El efecto del alcohol no se me ha pasado, porque siento la lengua pesada y ganas de sincerarme con Nick.-No me ha afectado ni de lejos como esperaba. Es como si no me importara.

-Y si es así, ¿por qué estás aquí metida y no estás ahí fuera, disfrutando de tu fiesta?-me pregunta Nick.

 Vuelvo a sonreír. Lo miro a la cara, sin miedo a parecer una tonta. Me encantan esas facciones.

-Porque me he dado cuenta de lo falsa que soy. Aquí invitando a un montón de gente, invitando a gente a celebrar algo que sólo quiero pensar con dos o tres personas, que son las que de verdad me importan-exclamo.-La gente tiene razón; soy una zorra falsa...y de las grandes.

 Nick sonríe y niega con la cabeza. Me coge la mano y entrelaza mis dedos con los suyos. No puedo evitar una corriente eléctrica que me sacude la espalda.

-No lo eres. Eres una persona preciosa, importante, y que sobrepasa sus miedos y sus debilidades como si nada-dice.-Y yo he sido un gilipollas por enfadarme contigo. ¿Me perdonas?

-Qué tonto eres-digo, y lo abrazo muy fuerte.

 Nick me rodea con sus brazos y yo aspiro su olor. Es como desodorante mezclado con champú, colonia y algo más que no sé identificar. Algo que es de Nick y nada más. No sé qué es, pero hundo mi nariz en su hombro y aspiro mientras me quedo dormida a la vez que escucho la puerta de mi habitación abrirse.

 Me parece oír la voz de Rugge gritando que se acabó al fiesta, un montón de gente decepcionada y unos labios dándome un beso suave en la sien, pero estoy demasiado cansada y me quedo dormida de inmediato.

Keep her safe (Nick Robinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora