Capítulo 35

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RUGGE:

 Estaba despidiéndome de Hugh, que al parecer pasaba de matemáticas aquel día y se iba a hacer pellas, cuando Ciara apareció de quién sabe dónde y me agarró de la chaqueta, tirando tras de sí.

-¡Eh, cuidadín, guapa!-le advertí.-¡Que es nueva y papá en la vida va a poner otros cuarenta y cinco pavos en una nueva!

-Calla y camina-fue lo único que contestó Ciara.

 Genial, alguien está en "sus días sensibles del mes".

 Pero, precisamente porque supuse que Ciara estaría en sus días, cerré el pico y la seguí. Es bien sabido la mala leche que tiene mi hermana durante esos días. Una vez se comió todo el chocolate y, cuando me reí y la llamé gorda, tiró un trabajo de Historia a la basura, me deshizo la cama y cortó mis calzoncillos, de manera que por todos se me escapa el pequeño Rugge.

-Vale, creo que aquí estará bien-asintió Ciara, y se paró en mitad del pasillo. Sacó un post-it con algunos números apuntados, y también una dirección, y me lo tendió muy orgullosa.

 Lo cogí, vacilante.

-Guay, es...¿un papel con un montón de cosas escritas?-de verdad, ¿por qué las mujeres no vienen con algunas instrucciones? ¡Ahora mismo me vendría bien un manual completo!

-Idiota-rodó los ojos Ciara.-Aquí tienes el número de teléfono de Allyson y la dirección de su casa. Y aquella-dijo, señalando la última puerta a la izquierda-es su clase. Yo que tú la esperaría al terminar las clases y, por el cuerpazo de Zack Efron, sé amable.

 Miré con la boca abierta a Ciara. Era...¡Era increíble! ¡Yo llevaba unas semanas investigando sin parar algún dato de la chica, sin encontrar nada, y mi hermana tenía toda esa información sin despeinarse! Pero, ¿cuál demonios era su secreto?

 O a lo mejor...a lo mejor era una especie de venganza por haberla descubierto a punto de montárselo con Robinson. La miré con aire sospechoso.

-Y, ¿por qué me das esto?-pregunté, reticente.

 Ahora era cuando se reía, gritaba "¡Picaste!" y alguien salía por ahí con una cámara, riéndose y cachondeándose a mi costa.

 Pero no. Ciara se encogió de hombros y me miró con aire culpable. Ya me entendéis, haciendo pucheros y tratando de hacer sus ojos más grandes, como cuando éramos pequeños y me pedía el mando de la tele para ver la Winx. Yo era más de Dragon Ball Z.

-Porque de verdad que siento haberme metido entre tu amistad y la de Nick-confiesa en voz baja.-No estaba pensando, y te pido perdón de verdad, Rugge. He sido una egoísta.

 Cuando vuelve a mirarme, ya no veo a Ciara. Me siento como cuando tenía diez años. De repente, vuelvo a estar en el hospital Lincoln. Habitación 215. Una y media de la noche. Mi madre sonríe con la boca seca y me coge la mano, temblorosa. Papá ha ido a por café con ayuda de Ci, así que yo soy el único que estoy allí cuando pasan.

 Los aparatos se vuelven locos. Comienzan a pitar y yo me asusto y me echo a llorar, porque no sé qué significa. Lo único de lo que tengo certeza es que mi madre se está muriendo y no la quiero perder.

 Me tapo los oídos con las manos. Quiero que todo pase. Todo.

 Mi madre me aprieta las manos para evitar que me haga daño.

-Mi niño-apenas puedo escucharla por culpa del ruido y el llanto.-Mi pequeño y valiente Rugge. Siempre has sido tan fuerte...

-¿Mamá?-la llamo vacilante.

Keep her safe (Nick Robinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora