Capitulo 1.

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"Último día de clases."

Desperté con muy pocas ganas de ir a la universidad, realmente es un fastidio tener que despertar de lunes a viernes tan temprano para ir a una prisión de 8 horas casi continuas, con un descanso de tan solo 30 minutos y para rematar, una cafetería llena de gente pija, pero pronto todo eso acabará, pues estamos a tan solo un día y unas horas de la graduación aunque, saldré de una rutina aburrida sólo para entrar a otra, de eso estoy muy segura

─Mi amor...─ dijo mi madre con voz melosa─. Levántate, es hora de ir a tu último día de universidad.

Esto ocurría cada mañana desde que entré a preescolar, mis padres entraban a mi habitación y me daban los buenos días. Porque si, para mi madre sigo siendo una bebé, aunque tengo 24 años, pero tiene sus muchas ventajas, ella me deja hacer lo que me venga en gana, en cambio mi padre...

─Mujer, ya no es una bebé. Habla bien─ espetó con seriedad─. Arriba, Gabriela, ve a darte un baño y baja a desayunar, tenemos que hablar sobre tu empleo.

Efectivamente, dentro de poco tendré mi primer empleo, lo que significa volver a la rutina, aunque siempre puedo hacer algo para que no sea tan aburrida.

─Sí, padre, enseguida voy─ es mejor no hacer esperar a la bestia.

Mi padre es un empresario reconocido, tiene una cadena de hoteles alrededor del mundo, trabajaré en la empresa matriz de la ciudad como secretaria del gerente general. Pero no, ser la hija del señor Armando Baeza no me da preferencias en mí empleo, al contrario, sólo me harán tener más trabajo y si no es así, mi padre se encargará de que lo hagan.

Es un hombre frio y calculador, claro que tiene sentimientos, que no los demuestre es muy diferente.

De un salto salgo de la cama y corro a la ducha, dejo que el agua caiga mientras regulo la temperatura, una vez lista y a la temperatura adecuada, me pongo debajo del chorro y dejo que mi cuerpo se moje, pongo un poco shampoo y jabón líquido, tallo con una esponja mi cuerpo, me enjuago y salgo, me pongo mi bata de baño, camino de prisa a mi armario busco que ponerme y elijo un vestido hasta las rodillas color azul, ropa interior de encaje negra y zapatillas altas beige de Jimmy choo, ─mis favoritas─ me visto y bajo al comedor.

Al llegar, mamá y papá estaban sentados, igual que siempre, esperándome para que les sirvan el desayuno en la gran mesa para 12 personas, en la cual solo tres puestos son ocupados diariamente.

─Buenos días, mi niña─ dice mi nana, Matilde, cuando me senté a un lado de papá y frente a mamá─. ¿Qué tal dormiste?

─Muy bien, Mati ¿y tú?

─Muy bien también, mi niña─ sirve el desayuno─. Espero que te guste, es tu favorito─ me guiña uno de sus lindos ojos claros y se retira a la cocina.

─Ahora si padre─ hablé tratando de sonar madura─. ¿Qué es lo que me tienes que decir?

─Bien, te había comentado que iniciabas a trabajar en una de mis empresas en unas semanas─ asentí─. Bueno, hubo un ligero cambio de planes y...

─Espera, ¿Cómo que cambio de planes?─ lo interrumpí y él solo frunció el ceño─. Lo siento. Continúa.

Nunca debes interrumpir a un Baeza y menos a Armando, o te las veras crudas.

─Como decía─ pausó un poco─. Lo mencionado anteriormente no se llevará a cabo, Gabriela.

Genial. Esto era simplemente terrible. Seguro algo peor vendría.

Loco Posesivo © |Editando.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora