Capítulo 21.

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Regresamos al hotel. Me di una ducha rápida y me vestí con unos pantalones de chándal y una playera.

-Oye, tu teléfono está vibrando desde hace un rato.- me fulminó con la mirada.

Camine hasta ella y me dio mi teléfono. Se levantó y camino hasta el baño.

-Lissa, ¿todo bien?

-James, me enteré que hablaste con Dayana.

-Si con hablar te refieres a que ella me llamó e hizo sus berrinches. Si, hablamos.- una risita se escapó de ella.

-Quiere visitarte. Estuvo enojada toda la tarde.

-Lo sé, es muy caprichosa.

-¿No es posible?, El visitarte. Además, en dos meses Demian cumplirá años.

-Sí, pueden hacerlo. Regreso de nueva york en tres días, las veo en casa.

Separé la bocina de mi oreja, debido a un fuerte grito proveniente de Lissa.

-Eres el mejor, estarán muy contentos.

-Lo sé, linda.

-¡James!

Me gire y Gabriela estaba parada detrás de mí, tenía una bata para dormir negra.

-Muero de hambre.- caminó hasta mí y me quito el teléfono.-Deja eso para después, ¿quieres?

-Estás celosa.- afirmé en un susurro.

Sonrió, pero no me corrigió. Me beso, tomo mis manos y las llevo a las cintas de su bata, quería que las desabrochara. Me separé y dejé un beso en su mejilla

-Dejemos esto para después de la cena.- le quite mi teléfono-. Esta llamada es importante.- abrió la boca indignada, pero no dijo nada más.

Mire mi teléfono, ella no había colgado. Quería que quien estaba del otro lado de la línea escuchara.

-Sucia.- dije en un susurro

Sonrió de manera dulce.

-Así me amas.- me quedé sin algo que contestar. No sabía cómo hacerlo. Solo me limite a sonreír.

Puse nuevamente la bocina en mi oído.

-Lo siento, me decías.

-Si estás ocupado hablamos después.

-Sí, creo que es lo mejor. Nos vemos.

Dejé mi teléfono en la mesita de noche, me recosté en el sofá y cerré los ojos. Mi cabeza comenzaba a punzar de dolor. Que Lissa y Dayana vinieran no era bueno, pero necesitaba verlas. Papá y mamá extrañaban a su pequeña y yo también, a los tres. Tendría que reforzar la seguridad de casa si quería mantenerlos seguros.

-Ya he ordenado, estabas muy ocupado hablando con quien sabe quién, así que ordené por ti.

Estaba molesta, celosa y eso me gusta. Sonreí y abrí los ojos, ahí estaba ella con un hermoso conjunto de lencería negro. Se veía hermosa.

Hice una seña con mi mano para que se acercara a mí, pero solo se sentó a mi lado.

-Eso es trampa.- recargué mi cabeza en el respaldo del sofá y cerré los ojos nuevamente.

-No sé de qué hablas.

-Claro que sí.- la sentí moverse.- ¿a dónde vas?- estaba cansado, no quería abrir los ojos.

Loco Posesivo © |Editando.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora