Regresamos al hotel. Me di una ducha rápida y me vestí con unos pantalones de chándal y una playera.
-Oye, tu teléfono está vibrando desde hace un rato.- me fulminó con la mirada.
Camine hasta ella y me dio mi teléfono. Se levantó y camino hasta el baño.
-Lissa, ¿todo bien?
-James, me enteré que hablaste con Dayana.
-Si con hablar te refieres a que ella me llamó e hizo sus berrinches. Si, hablamos.- una risita se escapó de ella.
-Quiere visitarte. Estuvo enojada toda la tarde.
-Lo sé, es muy caprichosa.
-¿No es posible?, El visitarte. Además, en dos meses Demian cumplirá años.
-Sí, pueden hacerlo. Regreso de nueva york en tres días, las veo en casa.
Separé la bocina de mi oreja, debido a un fuerte grito proveniente de Lissa.
-Eres el mejor, estarán muy contentos.
-Lo sé, linda.
-¡James!
Me gire y Gabriela estaba parada detrás de mí, tenía una bata para dormir negra.
-Muero de hambre.- caminó hasta mí y me quito el teléfono.-Deja eso para después, ¿quieres?
-Estás celosa.- afirmé en un susurro.
Sonrió, pero no me corrigió. Me beso, tomo mis manos y las llevo a las cintas de su bata, quería que las desabrochara. Me separé y dejé un beso en su mejilla
-Dejemos esto para después de la cena.- le quite mi teléfono-. Esta llamada es importante.- abrió la boca indignada, pero no dijo nada más.
Mire mi teléfono, ella no había colgado. Quería que quien estaba del otro lado de la línea escuchara.
-Sucia.- dije en un susurro
Sonrió de manera dulce.
-Así me amas.- me quedé sin algo que contestar. No sabía cómo hacerlo. Solo me limite a sonreír.
Puse nuevamente la bocina en mi oído.
-Lo siento, me decías.
-Si estás ocupado hablamos después.
-Sí, creo que es lo mejor. Nos vemos.
Dejé mi teléfono en la mesita de noche, me recosté en el sofá y cerré los ojos. Mi cabeza comenzaba a punzar de dolor. Que Lissa y Dayana vinieran no era bueno, pero necesitaba verlas. Papá y mamá extrañaban a su pequeña y yo también, a los tres. Tendría que reforzar la seguridad de casa si quería mantenerlos seguros.
-Ya he ordenado, estabas muy ocupado hablando con quien sabe quién, así que ordené por ti.
Estaba molesta, celosa y eso me gusta. Sonreí y abrí los ojos, ahí estaba ella con un hermoso conjunto de lencería negro. Se veía hermosa.
Hice una seña con mi mano para que se acercara a mí, pero solo se sentó a mi lado.
-Eso es trampa.- recargué mi cabeza en el respaldo del sofá y cerré los ojos nuevamente.
-No sé de qué hablas.
-Claro que sí.- la sentí moverse.- ¿a dónde vas?- estaba cansado, no quería abrir los ojos.
ESTÁS LEYENDO
Loco Posesivo © |Editando.|
Teen FictionGabriela Baeza es la hija de un empresario, dueño de una importante y prestigiosa cadena de hoteles alrededor del mundo. Nació en Chile, donde vive actualmente y está a un día de terminar sus estudios como administradora de empresas. Por ser hija ún...