Capítulo 42.

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Contenido adulto.

─James, no hagas esto más difícil.

Quería contárselo todo, pero tenía miedo que me dejara, tenía miedo que por el simple hecho de mencionar que se trata de mi primera vez, él me dejara cargar no solo con el problema de la boda, sino también sabiendo que él piensa lo mismo que Connor; que soy una puta.

─No, tú eres quien lo complica todo, ¿crees que quiero verte con otro hombre?

No. Ni siquiera yo quería verme o estar con otro hombre.

─ James...─ sollocé.

Hasta este punto parecía una recién nacida, no entendía nada y era yo quien estaba en problemas. No quería entender.

─ ¿Lo amas?

No

─Sí─ musité.

Tomó mi cara e hizo que mis ojos se posaran en los suyos.

─Repítelo.

─Sí.

Entrecerró los ojos.

─Si ¿Qué?

No podía mentir viendo a los ojos, no a él.

─Gabriela.

─Lo amo─ desvíe la mirada, era la única manera de mentirle.

Dejé todo de lado y entonces solo pude hacer lo que desde hace ya varios días deseaba.

Me acerqué a sus labios, los besé de manera delicada, como si estuviesen hechos del material más frágil del mundo, que con el mínimo maltrato se destruyera en mil pedazos.

Me apretó contra su cuerpo, aferrándose a mí. Nuevamente estaba sintiendo los remolinos en mi estómago, algo que no sentí cuando Connor me besó, algo que no sentía cuando fuimos novios en el pasado. Algo que tampoco sentí cuando Fabricio me besó, muchos menos cuando lo hacía Marco.

Él era el único que me hacía sentir diferente, él único con el que quería estar siempre.

Nos separamos, juntó nuestras frentes.

Suspiré.

─No me importa si lo amas─ su tono era brusco─. Te haré cambiar de opinión.

Me arrojó a la cama, comenzó a despojarse de toda su ropa y después subió mi vestido hasta que lo dejó en el suelo de su habitación.

Se colocó entre mis piernas y mi sexo respondió al roce que tuvo con el suyo.

Joder. Estaba duro y eso que ni siquiera estaba erecto.

Tomó mis manos y las puso sobre mi cabeza. Se movía de forma en que su pene rosara con mi intimidad, lo hacía tan bien, parecía incluso que con ese simple acto podría correrme, pero quería más de él, lo quería dentro de mí.

Solo mis diminutas bragas de encaje negro evitaban que sintiera a James del todo.

La removió un poco e introdujo dos dedos hasta llegar a mi clítoris. Lo masajeó de manera delicada. Arquee la espalda y al instante su boca atacó uno de mis pezones.

Mis sentidos estaban esparcidos por todos lados, no había nada concreto y eso me desorientaba aún más si es que eso era posible.

─Basta, James─ susurré─. Detente.

─Eso que me pides es imposible─ gruñó mientras pasaba su lengua por mi cuello.

Sus dedos bajaron un poco, al centro, los introdujo lenta y tortuosamente. Sus dedos eran tan hábiles cuando se trataban de estar en ese lugar, pero carajo, yo quería su pene dentro de mí, lo quería hasta el fondo, haciéndome gritar y rogar por más.

Loco Posesivo © |Editando.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora