Loco Posesivo © |Editando.|

Capítulo 33.

Marco's POV.

Tenía más de media hora observándola, realmente es hermosa. Tenía puesta una blusa negra y una falda gris que hacía que sus curvas relucieran y se mostraran como la perfecta maravilla que son.

Negocios, esa chica estaba aquí, hablando con esos hombres por unos asuntos de negocios, pero ellos estaban completamente embobados con ella. Unos minutos más tarde, estrecharon sus manos y los hombres salieron del lugar con una enorme sonrisa, ella los había fregado y ellos iban contentos de haber contemplado tal monumento. La mujer se levantó; de reojo y fingiendo que no estaba pendiente de sus movimientos vi que se acercó a mí.

-¿Puedo?

Levanté la vista y sonreí.

-Por su puesto. Permíteme.

Me levanté y retiré la silla para que pudiera sentarse, lo hizo mientras agradeció.

-¿Tienes tiempo?

-Sí, estoy aquí visitando a mi amiga, no por negocios.

-Eso es perfecto porque necesito hablar contigo.- sonrió radiante.

Que mujer tan ardiente.

-¿A si? Y ¿De qué quieres hablar?

-No hablaremos de eso aquí. Tiene que ser en un lugar donde no haya mucha gente.

-¿Algo más privado?- sonreí coqueto.

Puso los ojos en blanco y de mala gana asintió.

-Sí, tiene que ser un lugar en el que nadie nos interrumpa.

Me encantaría estar en un lugar contigo sin que nadie nos interrumpa.

-Bien, te espero en el hotel One a las 3:50.

-Está bien, nos vemos.

Se levantó lista para irse. La detuve.

-Oye.- volteó a verme.- te quiero sola.- giñé un ojo.

Mientras caminaba hasta la salida, me dediqué a ver su perfecto y redondo trasero.

Suertudo hijo de puta.

(...)

Levanté la vista y la hermosa pelinegra venía caminando hacia mí con pasos firmes y decididos.

Que bien se le ve ese jodido vestido.

Me puse de pie rápidamente y separé sus silla para que pudiera tomar asiento, lo hizo agradeciendo por lo bajo. Me senté frente a ella y sin rodeos hablé.

-No tengo ni la más remota idea del porqué de tu cita, pero no he hecho nada malo.

-Lo sé, Marco

¿Por qué me ve de esa manera?

-Entonces...

Sus ojos brillaban intensamente, ellos y su sonrisa perfecta que se escondía detrás de unos carnosos y rojos labios eran los mejores accesorios de esta mujer, ella es hermosa y lo sabe, tal vez no intenta persuadirme de esa manera, pero su encanto físico es lo que atolondra a los hombres para, finalmente atacar con su inteligencia y ganar el negocio.

Ese hijo de puta. Mi hermana murió y él en un abrir y cerrar de ojos ya tenía un remplazo que incluso a mí me encantaría tener.

-Entonces necesito que lleguemos a un acuerdo.

Sabía a qué acuerdo quería llegar y no me ganaría, no tan fácilmente.

-En todo caso quien debería estar aquí es James, tu esposo que además te es infiel.