Capítulo 2

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Contenido adulto.

Durante el transcurso a casa de Marco, Jaime y yo platicábamos sobre cosas sin sentido, solo para no hacer el recorrido incómodo.

─Te tengo una sorpresa para mañana.

─Genial, ¿me darías una pista?─ pregunto, con voz angelical

─No preciosa, es una sorpresa.

─Vamos, solo una pequeñita─ de nada sirve sé que él no me dirá nada hasta mañana.

─Bien, te diré.

─ ¡SI!─ grito y aplaudo como una nenita

─Sí...─ esto era demasiado bueno para ser verdad.

─ ¿Me vas a condicionar?─ pregunto, incrédula.

─Si no quieres saber, por mí no hay problema.

─Eso es chantaje, Jaime─ murmuro–. Pero ya habla, ¿A cambio de que me dirás?

─No vas a casa de ese muchacho─ sonríe, triunfante, pero no le durara mucho.

─Creo que esperare a mañana─ instantáneamente su sonrisa se borra─. De todos modos me la dará─ ahora soy yo quien sonríe triunfante.

─Joder. Entiende que no te queremos cerca de ese cabrón─ espeta con la mandíbula apretada.

─Jaime solo... escucha sé que te preocupas por mí, pero no pasa nada, es mi amigo y nunca hace nada que no quiero.

─Bien, pero si te hace algo malo lo mataré y de las manera más cruel. Nada de sexo, ¿entendido?─ asiento no muy convencida─. ¿Entendido?

─Sí, señor.

─Bien.

─Gracias, Jaimito─ Sonrío en su dirección.

─ ¿A qué hora paso por ti?─ pregunta mientras bajo del auto.

─Marco me llevara.

─No llegues tarde, sabes que a tu padre no le gusta que faltes a cenar.

─Si, Jaime. Nos vemos. Te quiero.

─También te quiero mi niña.

Llego a la casilla de vigilancia de la casa de Marco y el guardia al verme sabe que tengo permiso de entrar. Se escucha un "bip" y el portón se abre.

─Buenas tardes, señorita Baeza.

─Buenas tardes─ respondo con una sonrisa y sigo caminando.

Llego a la puerta y oprimo el botón del timbre. Suelto una carcajada

─ ¿Está el señor de la casa?─ me burlo.

─Muy graciosa─ se hace a un lado para que pase─. Me quedé sin servidumbre durante toda una semana y es de lo peor, ¡tengo que hacer todo yo solo!─ y ahí suelto otra carcajada. Este chico es mi payaso personal.

─Si Marco, la gente suele hacer esas cosas normalmente─ maldice por lo bajo.

─Pues no soy como esas personas─ deja de hablar y me sonríe, coqueto─. ¿No piensas saludarme?─ se acerca peligrosamente y me toma de la cintura.

─Hola, ¿Cómo estas, guapo?─ paso mis brazos por su cuello y le doy un beso en la comisura de los labios.

─Mejor ahora que llegaste, preciosa. ¿Te gustaría hacer algo divertido?─ Me da una sonrisa moja bragas

Loco Posesivo © |Editando.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora