Mateo...♡

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Yaa se! Tarde en subir pero estaba de vacaciones y no llevaba cargador jaja Perdon besitos
Recostada en el borde en uno de los sillones de la pequeña sala de la casa de mi abuela, siendo ignorada por todos, tirando mi cabello del borde hacia el piso, eso me relajaba.
Recordaba a Mateo, sus labios, su cabello, su mirada, practicamente la imagen del chico ideal, todo era tan complejo y mi corazón sufriendo con todo. ¿Porque todos los días deseaba estar cerca de él? Odiaba el simple pensamiento de la incomodidad que le provocaba con tan solo mirarlo. Yo no lograba olvidarlo, no podía, nisiquiera lo conocía y ya me imaginaba como era.

Él estaría a punto de ser un hombre (algo así) y yo era una niña de secundaria. Estaba segura que él así lo pensaba, y que sería mejor dejarlo todo por la paz.

Todas mis amigas estaban tan confundidas, miraban a Mateo y a Shawn, convencidas de que Mateo no era para nada mi estilo y que Shawn era todo mi estilo de hombre, pero los papeles estaban invertidos. Incluso yo me mantía en la confusión. ¿Porque me gustaba? Los hombres que me gustaron alguna vez, eran ala imagen de Shawn: ruidosos, sociables, chicos malos, populares y Mateo no era así y la idea de amarlo persistía firmente.

Quizá piensen, que exagerada nisiquiera lo conoce. Pero esta era yo en momentos de soledad.
Cerré los ojos tratando de respirar normal, nuevamente mi respiración estaba agitada a base de la deseperación y ansiedad. Las pisadas de mi abuela hiceron que abriera los ojos mirandola.

-¿A que hora llegaste? No te vi.

-Hace ratito.- Le contesté sonriendo. La verdad me tranquilizó bastante porque pensé me estaba ignorando, enojada.

-¿Quieres un taco?- Jaja escrito suena tan chistoso.

-No gracias.- (No es de Dios despreciar un taco!) Pero despúes de tantos tacos que había comido en la tarde ¿Donde quedo la dieta? Jaja.
Mi abuelita dio media vuelta para salir de la sala cuando le dije:
-¿Crees que debería hablarle al secobiano?- Sí todo mundo lo sabía :) pero omitiendo que mi abuela no sabía lo del beso porque me dio pena.

-Pues... si ya le hablaste una vez y lo ves en la biblioteca, no tiene nada de malo un saludo ala distacia.- Mi abuelita sonrío y finjió saludar a alguien, lo cual me hizó reir. Siempre con sus hermosas ocurrencias, pero

-¡Natalia! ¡VAMOS YAA!- La voz de mi mejor amiga Maria irrumpío por la habitación. Por el momento dejaría a Mateo en mi mentesita, me esperaba algo mejor...

No se permiten ilusionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora