Viernes, en clase de educación física, una hora antes del recreo... ¿Quizá esta vez iría al Secobi?
Perdida mirando a los chicos de preparatoria que salían como glotones de su salón para dirigirse a la siguiente clase, yo solo buscaba a uno, no me importaban los demás. Y en eso sale el perfecto, guapo y a paso calmado: Mateo. Nuestras miradas se encontraron rápidamente como si fuera un imán, mi corazón empezó a latir a tal magnitud que dejé de estar en clase de educación fisíca por un momento, pero él al llegar a las escaleras dejó de verme supongo que para no caerse. Yo lo seguí viendo como cruzaba el enorme patio central con su aire tan seguro de sí. Exactamente cuando el secobiano estaba frente a mí pero un tanto lejos, él estornudo, tapándose con su codo derecho y yo grité "salud" (¿ataque eufórico? Sí lo más seguro) Al parecer no me escuchó y volvió a estornudar ¡Incluso estornudando se veía guapo! Y yo grité: ¡Salud! Tan fuerte que cualquiera me hubiera escuchado, por fin mi secobiano volteó, me sonrió y yo (con mi segundo ataque de euforia) le mandé un beso con la mano y él sólo siguió sonriendo y se fue así sonriendo. ¿¡Es que estaba loca,no fue para nada intensional!?
Que más daba si él ya no iba al secobi. De nuevo mi corazón sufrió de esa marcada fina lineal que partía mi corazón.
{...}
☆¡Martes! Por fin se celebraba el día de muertos, por fin presentaría mi obra de teatro como personaje terciario pero algo es algo ¿no?
Me la pase genial, la obra fue un gran éxito, sinceramente mis compañeros de teatro de prepa eran bastante buenos. A las 10:40 recibí un mensaje de Ross, bastante desesperada a decir verdad. Teníamos desde las 9 que nos perdimos entre todo el mar de gente.
-¿¡Dónde estás mujer?!!!-En el patio y tú?
-Ven a los salones de prepa
-¡Ok allá voy! ¿Por?
-Aquí está el secobiano!!
A los del segundo piso, el primero junto a la escalera ¡¡¡¡Correeee!!!!-¡Sí sí sí ya voy!
Mientras caminaba rápidamente entre todo el tumulto de gente por el patio central, volteé hacia el salón que Ross señaló pero sólo distinguí a mucha gente (algunos conocidos) Y una sonrisa se iluminó en mi rostro pero creo que mi corazón aún lloraba por dentro porque yo misma había alejado a Mateo.
Subí las escaleras como loca (o como el mar de gente me lo permitía) Ross con cara serena y con su celular en las manos estaba haciendo fila junto al salón que me mencionó.
-¡Ross!!- Le grité emocionada junto a ella, porque aún no me había visto. Cuando volteó a verme se le abrieron los ojos y me dirigió una sonrisa emocionada.
-¡Está dentro del salón mujer!! Ahorita nos toca entrar, para eso hago fila.- Su voz sonaba algo chillona, como cuando verdaderamente está emocionada.
-¡Ok!! ¿Pero qué hay dentro del salón?
-Creo que actúan una obra, vi que Mateo entró aquí ¡Agradece, que había una fila larguísima!
-¡Qué bonito! Gracias cariño- Volteé, detrás de Ross aún había una fila gigante.
Tras unos 10 minutos en la fila hablando con Ross que se me hicieron eternos, por fin abrieron la puerta y unas 20 personas salieron, al final salió la maestra de física de Ross con telas para los ojos.
-¡Hola Ross! Para entrar se tienen que poner esto en los ojos.- Dijo y mi estómago sintió un ancla caer. ¿Antifaces? ¿Qué? ¿¡Por qué?! Yo y Ross nos volteamos a ver, tomando un antifaz. ¡¡Así no podría ver a Mateo!!
Nos pusimos los antifaces, algo enojada yo porque obviamente no veía nada, así Mateo te veo a la salida si es que te veo, Ross tomó mis hombros para guiarse junto con las otras personas que le seguían, de repente alguien desde dentro del salón tomó mi mano y la jaló, unas 4 voces potentes de mujer empezaron a cantar algo de un río, muy escalofriante. No podía dejar de sonreír a ratos pensando que Mateo posiblemente estuviera ahí, si no fuera quien me guiaba con su mano. Me senté, de repente una voz llenó el salón y con un escalofrío me recorrío.
-Hoy sí nos dejaron buena comida en el altar- Empezó tan seguro la voz de Mateo. ¡SHOCK! Impresión súbita, él hablando, tan acosadora que ya hasta la voz reconocía, con una sonrisa en la cara mis oídos y corazón deleitaron esa hermosa voz que aún no olvidaba.
{...}
-Ya te puedes quitar el antifaz.- Me dijo Mateo, tomando mi mano izquierda para levantarme. Una corriente eléctrica recorrío mi mano de nuevo, como aquella vez en el Secobi.
Mateo me tomó con su mano derecha y era lo único que podía pensar, lo repetía en mi cabeza.
Me quité el antifaz y lo miré, estaba viéndome frente a mí sonriendo. Le devolví la sonrisa y me levanté sin dejar de verlo.
-Me gustó.- Le dije refiriéndome a la actuación que habló sobre el día de muertos a través de la historia en el Instituto.
-Gracias.- Me respondió. Nuestras manos aún estaban unidas y me parecía extraño de alguien tan penoso como él y mi corazón temblaba uniendo esa parte que se había quebrado. Como si él hubiera leído mi pensamiento soltó mi mano.
-¿Quieres ir a... platicar?- Me dijo tranquilamente.
-Sí.- Contesté sonriendo para restarle la incomodidad que se sentía.
Wowowowowow, ¿¡ El chico penoso preguntándome algo así?! Más nervios que pensamientos, él y yo aquí y ahora, ¿Cómo era posible?
¿Ahora que seguía? ¿Hablaríamos de lo acosadora que me comporté o de la obsesión que tenía con él o peor tantito de nosotros?
Los nervios me carcomían viva, no podía creerlo, después de todo aquí estábamos, él preguntando algo por lo que me moría que preguntara, yo viendo cómo sus ojos traviesos se convertían en otro Mateo que yo no había llegado a conocer aquel día en el Secobi.
Mis pensamientos no eran sobre otro tema que no fuera alguno de los antes mencionados.
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No se permiten ilusiones
Teen FictionAcabo de conocer al chico más guapo de la biblioteca, un estilo totalmente diferente a lo mío: callado y un lector nato. ¡Lo veo todos los días! Pero tengo que mantener los pies en la tierra, él ya se ve grande como para fijarse en mí. Además a m...