[1] Normal hasta que...

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Mi nombre es Esmeralda.

Rubia, delgada, alta, con anteojos y par de secretos que a la mayoría de la preparatoria a la que asistía les interesaba saber. Buenas calificaciones, siempre enfocada en mis estudios y con una vida normal, hasta que llegaron ellos a mi vida, hasta que cuatro personas cambiaron mi manera de ver las cosas.

Era un martes por la madrugada. Me había quedado estudiando hasta tarde, por lo que me desperté al escuchar algo sonar, sí, era mi alarma, la cual había pospuesto varias veces por el sueño que tenía. Me levanté y vi que los números en la pantalla de mi celular marcaban las siete y media de la mañana. Me levanté de inmediato, ya que debía estar lista en veinte minutos.

Llamé a las chicas, todas se bañaron y vistieron con rapidez, y se fueron, porque lamentablemente me tardé un par de minutos más. Me había entrado a la ducha y en menos de diez minutos ya estaba fuera, me puse una ropa sencilla, de camisa blanca y pantalón negro que me quedaba un poco ajustado pero muy bien, mis anteojos y mis Vans negras. Me dejé el cabello suelto ya que no se había mojado cuando me duché. Guardé el dinero que pude agarrar, cerré la puerta y luego caminé lo más rápido que pude hasta pasar las cuatro cuadras y llegar a la escuela. Miré mi reloj y me di cuenta de que llegué justo a tiempo, con sólo dos minutos antes de que cerraran la preparatoria.

Al entrar me encontré con las chicas que solían actuar como mis peores enemigas, actué de manera normal. No quería llamar la atención y arruinar mi día, pero cuando iba caminando allí estaba él. Era uno de los chicos más inteligentes y guapo de la escuela, lamentablemente popular, su nombre es Eduardo Scott.

Castaño con ojos verdes y de tez blanca, como yo. ¿Debería mencionar que me sentía atraída hacia él de una manera única? Bueno, ya lo saben. Aun así, mi subconsciente decía que nunca se fijaría en "la nerd" por lo que nunca tuve la valentía de hablarle, enviarle una carta anónima o confesar lo que sentía. Detrás de él se encontraban sus tres mejores amigos: Zac, Jason y Justin. El primero con los ojos color miel, el segundo con ojos marrones y por último Justin, ojos azules. No, no es planeado, la mayoría de los grupos en la preparatoria BlakeStar estaban compuestos de cuatro o cinco personas. Sara estaba enamorada de Jason, María de Zac, Estephanie de Justin y claramente yo de Eduardo. De vez en cuando lo veía como una casualidad muy extraña, pero realmente, nunca le había prestado atención.

A mis peores enemigas, también les gustaban y no debería mencionar el porqué. Sólo que nunca los vi fijar sus ojos en ellas en todos los años que habíamos pasado juntos. Así que constantemente me preguntaba si tenían una pareja fuera de la preparatoria, o tenían otros gustos. Pues casi siempre los populares se enamoraban entre sí.

Centrada en mis pensamientos, me encontraba sacando los libros en mi casillero negro, hasta que, algo, o más bien alguien, me sacó de mis pensamientos, reconocería esa voz en cualquier lugar o situación ¡Era Eduardo, quien estaba hablándome! ¿Querría bromear conmigo?

Hola Esmeralda. dijo con su tierna y suave voz.

Hola Eduardo. saludé nerviosa con una sonrisa tímida y bastante sonrojada. Moría de vergüenza.

¿Crees estar muy ocupada el resto de la semana? pregunto inseguro. Eso no era normal en él.

No, no estaré ocupada ¿por qué? empecé a hablar con autoridad sin siquiera notarlo.

Entonces ¿qué tal si vamos a comer o a hacer cualquier otra cosa? dijo en forma de coqueteo.

Estoy disponible a partir de las seis ¿estará bien eso para ti? pregunté con con seguridad pero con el corazón latiendo a mil por segundo.

Sí, no tendré ningún problema, así que nos vemos luego. —Eduardo me dio un beso en la mejilla y se fue. Sentía que algo extraño estaba pasando. Fruncí el ceño y dejé salir una pequeña risa.

Nos vemos, hasta luego dije emocionada y confundida. Terminé de sacar mis cosas y cuando cerré mi casillero ahí estaban dos de mis amigas, hablando con los amigos de Eduardo. Mi cerebro tardó un poco en procesar lo que probablemente sucedía ¿un reto o un juego para divertirse?

No lo dudaba. Saqué mi celular aún sin entender nada, para ver si tenía algún mensaje y cuando terminé de responder estaban Sara y Estephanie casi al explotar de la emoción.

Chicas, ¿qué rayos les pasa? pregunté confundida¿Por qué están así?.

Los chicos nos invitaron a salir. dijeron ambas al mismo tiempo.

¿En serio? Eduardo también me invitó a salir, creo que esto es lo suficientemente extraño como para no ir. fruncí el ceño, ahora preocupada.

Todo está bien Esmeralda, a veces sueles ser aguafiestas. Creo que hoy es nuestro día de suerte. —hizo un ademán con las manos. Aunque no pusieron fecha dijo María feliz y me guiñó un ojo.

¿Cómo serían las cosas si se enamoran de nosotras? susurró Estephanie curiosa.

Pues luego podremos tener respuestas a tu pregunta Estephanie. O algo así. -dije con una sonrisa forzada. Eso realmente era extraño ¡Mi vida se estaba volviendo muy cliché! Y realmente no sabía cómo reaccionar ante eso.

Las típicas nerd's ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora