Esmeralda:
Era el día después de nuestra cita, habíamos tenido una noche muy poco común, fue algo que ni en cien años creí que sucedería, pero como las cosas han cambiado rotundamente lo estoy viendo como algo normal.
Extendí mi mano hacia la mesita de noche y no estaba, por lo que pensé que se la habían robado o no estaba en mi habitación además de que no había escuchado la alarma sonar. Hacía mucho frío, no recordaba haber bajado tanto la calefacción, pensé en tomar mi celular de algún lugar de la cama, pero sentí limitaciones, me dolía el cuerpo y al parecer estaba en una pequeña cama abrí los ojos y vi un reloj colgando, por lo que me di cuenta de dos cosas, la primera, eran las nueve de la mañana y la segunda, estaba en un hospital.
—Chicas ¿qué rayos me pasó? —levanté la cabeza y ahí estaba Eduardo.
—Qué bueno que despertaste linda. —me sentí horrorizada, seguro estaba en estado crítico y Eduardo estaba viéndome así y llamándome linda.
—¿Qué me pasó? ¿Qué hago aquí? —pregunté tomándome la cabeza por el dolor y sentí una venda.
—Digamos que anoche tomaste demasiado y te partiste la cabeza de un golpe.
—Maldita sea la hora en la que decidí volver a tomar alcohol. —dije sintiendo el dolor aumentar.
—Esmeralda... —Eduardo me miró sorprendido, yo no decía groserías delante de los demás.
—Sí, lo siento Eduardo. ¿Dónde están los demás? —pregunté enojada en cierto punto.
—Seguro en clases, se quedaron un momento, pero al ver que no despertabas les dije que yo me quedaría. —asentí con los ojos cerrados.
—Muchas gracias, sé que justo ahora debo estar dándote pena. Soy el desastre deambulando.
—No me agradezcas, y no me das pena, me gustó poder acompañarte toda la madrugada, aunque no lo creas dijiste mucho mientras dormías.
—Cambiemos de tema porque no quiero saber lo que dije, porque entonces sí moriría de vergüenza. —dije ocultando mi rostro con mis manos.
—Bien, ahí tienes ropa que te trajo María. —asentí.
—María es demasiado atenta, es literalmente un amor, la adoro. —dije agradecida.
—¿Y a mí no? —preguntó con una ceja alzada.
—Sí, a ti también. —me levanté y recordé que tenía una solución permeable en el brazo izquierdo. -¿Puedes ayudarme? —Eduardo abrió los ojos de más.
—Sólo tienes que voltearte, no será nada malo. —él asintió un poco inseguro.
Entré al baño mientras Eduardo sostenía la solución para que continuara funcionando correctamente. Lo que María había traído era una camisa celeste un pantalón crema y unos zapatos celestes que jamás había visto pero eran lo suficientemente cómodos como para comenzar a amarlos, Eduardo me ayudó a peinarme y le agradecí.
—Esmeralda ¿recuerdas todo lo que pasó ayer? —me preguntó cuando terminamos con mi cabello.
—Si no me equivoco, hicimos una noche de chicos en la que ninguno salió sobrio. —dije con obviedad.
—Aunque no lo creas, Yerson salió más sobrio que todos nosotros y él te trajo al hospital.
—No esperaba eso de Yerson, que muchacho tan responsable. —Eduardo asintió de acuerdo conmigo.
—¿Recuerdas algo más? —preguntó con curiosidad.
—Lo siento mucho Eduardo, prometo que no recuerdo nada más.
—No te preocupes. —sacó su celular y me mostró varias fotos en las que yo lo besaba. No él a mí. —sonreí avergonzada— Hay otra cosa, muy bonita. —Eduardo me enseñó unas fotos, y en éstas se mostraban a Eduardo con globos de mí color favorito, y un peluche de tamaño mediano con mi nombre en medio. También, había otras fotos en las que nos abrazamos y nos dábamos besos. Miré a Eduardo nuevamente, sorprendentemente no podía recordar nada, él me dio un abrazó el cual le correspondí y me senté en la camilla.
El doctor llegó firme papeles y me dieron de alta. Me fui con Eduardo caminando hacia la casa con varios medicamentos y vendas en mano. Cuando repentinamente Eduardo dejó de abrazarme y miró su celular, pero había confusión en su rostro. Lo miré preocupado y le pregunté:
—Oye, ¿puedo saber qué pasó Eduardo? ¿Acaso sucedió algo malo?
—Esmeralda, mira estas fotos. —me mostró su celular, y había fotos de nosotros en la plaza. Eran fotos tomadas con premeditación y exactitud, eran tomadas desde distintos ángulos, desde Eduardo y yo hablando, hasta Eduardo besando mi frente.
—Lo peor es el nombre de la página que las publicó. —rodé los ojos.
—¿Chisme escolar? Nunca había visto esa página, seguro fue creada hace poco. —me miró con intriga— ¿Crees que haya sido Amber?
—No, es que no pudo ser Amber, ella no puede ser tan inteligente, la hubiésemos visto. —Eduardo rio y asintió.
—Puede ser cierto eso, hablaremos con los chicos en cuanto lleguemos. —respondió y continuamos caminando
Zac:
—¿Ya saben lo que está sucediendo con el chisme y toda la cosa? —pregunté sin creerlo.
—Nosotros sí. —respondieron Yerson y Sara mirándome con toda la calma del mundo.
—Yo no, ¿qué sucede? —preguntó Justin sentándose a nuestro lado.
—Dicen que somos novios de las nerds y que sólo la queremos para llevarlas a la cama. —respondí.
—No es algo que me interese o me afecte, he escuchado cosas peores. —dijo Estephanie.
—A mí tampoco, una vez, Amber y sus amigas inventaron un rumor de que yo era novia de Esmeralda y Sara era Novia de Estephanie. —dijo María recostada de mí.
—¿De verdad pueden no ponerle atención? —pregunté frunciendo el ceño. Era difícil de entender.
—Si te das cuenta, los rumores son tan mal elaborados que desaparecen en dos semanas. —mencionó Sara sentándose derecha, ya que estaba recostada en hombro de Estephanie.
—¿Qué hora es? —preguntó Estephanie quejándose por todo el tiempo que hay que pasar en la escuela.
—Son las dos y diez de la tarde. —le respondió María que tenía su celular en la mano viendo cosas en alguna red social. Repentinamente María dejó caer su celular, lo tomó y apretó sus puños con furia.
—¿Qué pasó, María? —esta suspiró y me mostró su celular.
—¿Qué demonios es esto? —nos mostró una publicación que habían hecho en las redes sociales. Allí aparecía María con Isaac en la heladería. Una foto fue tomada cuando ella fue a preguntarle a llamar a Isaac para que fuera a nuestra mesa. Luego aparece una foto mía y de María en la que nos dábamos un beso y, por último, fotos de cuando le pedí que fuera mi novia.
—Miren, en la descripción dice: Incluso está saliendo con el primo. ¿Qué clase de broma es esta? —dijo Estephanie irritada.
—No te alteres María, debes tranquilizarte cariño. —dije y me senté a su lado.
—Zac, esto no está bien, es una mierda que todos quieran arruinar nuestra vida. —María se sentó nuevamente, suspiró y dejó su celular a un lado.
—Pronto sabremos quién hizo esa publicación. Que no te afecten los rumores. -la tomé de la mano. Ella asintió.
—Discúlpenme por alterarme así, pero vámonos. Estaré bien. —respondió y nos fuimos a la última clase.
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Las típicas nerd's ✓
Teen FictionEsmeralda Carpenter, una rubia teñida a la que le apasionan los estudios y la tranquilidad. Se deja catalogar por años como "nerd", sin embargo, es porque tiene secretos que como a todos los que también tienen, no le gustaría que fueran liberados. T...