[15] ¿Tengo que pedirte perdón?

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Esmeralda:

No sabía como arreglar las cosas. Tampoco tenía la certeza de que fuera mi culpa todo lo que estaba sucediendo, pero no quería que las cosas se quedaran así. Solo me daba coraje que me repitieran que era mi culpa y que recibiera esa atención negativa.

—¿Estás bien? —pregunté entrando a la habitación de Estephanie— Lamento el escándalo que hice con Justin.

—Eso no importa.

—Sí importa, porque no  te pusimos la atención que mereces, Estephanie. —respondí y me senté a su lado, ella me miró y asintió— Voy a ayudarte, para que sepas lo que sucedió anoche.

—Gracias por eso. —me encogí de hombros.

—Creo que es lo menos que puedo hacer. —la puerta se abrió y vimos a Sara y a María entrar y cerrar la puerta.

—Hola, lamentamos lo que sucedió en la terraza. —dijo María.

—No fue su culpa. —respondí y se sentaron también a nuestro lado.

—Esmeralda... —pronunció Estephanie y la miré— ¿Me dirás qué es lo que has estado ocultando? —suspiré y miré a Sara, ella se encogió de hombros y volví a mirar a Estephanie— ¿Sara lo sabe?

—Sí, porque ella estuvo ahí cuando lo hice, fue antes de que las cuatro fuéramos amigas. —María me miró con el ceño fruncido.

—¿Y por qué no nos contaste? —sonreí evitando llorar.

—Me daba miedo que se apartaran de mí.

—¿Tan grave es? —preguntó Estephanie, la miré y asentí— ¿Asesinaste a alguien? —negué con la cabeza y miré hacia el suelo.

—Luego de que mis padres tuvieran el accidente, quedaron en recuperación, y cuando los doctores entendieron que no iban a sobrevivir me dejaron conversar con ellos. Fue doloroso, porque mi padre era el que más hablaba y apenas podía hacerlo. Sin embargo, él me dijo algo sumamente importante aquel día.

Comencé a contar la historia mientras la palabra "culpable" retumbaba en mi cabeza y las lágrimas caían sin cesar.

Minutos después, mis manos estaban empapadas de lágrimas y Sara me abrazaba mientras las demás procesaban todo lo que había dicho.

—Lo lamento, no quise hacerte revivir esos momentos. —asentí y me pregunté mentalmente ¿cómo se lo contaría a Eduardo?

—Sí, lo importante es que sepamos qué sucedió anoche.

—Entonces lo que te da miedo es que Evelyn revele tu secreto, porque ella también estuvo cuando eso sucedió. —asentí ante la pregunta de María— Pero ella también fue cómplice de lo que sucedió, nunca intentó evitarlo, tampoco dijo nada.

—Pero sabemos que Evelyn ha cambiado muchísimo, y recientemente dijo que quería atención. —respondí más calmada.

—En caso de que no haya olvidado y quiera atención se la podemos dar. —dijo Sara levantando una ceja y sonreí.

—No, no quiero meterme con Evelyn, pues ya Amber me hace la vida imposible.

—¿Sabes qué? No tenemos que ser las nerds, lo demostramos en esa fiesta. Ganaste la competencia contra Amber, porque ella se ve bien. —dijo Estephanie— Pero nosotras más. Y tenemos otro punto a favor, tenemos un cerebro y sabemos usarlo.

—Sí, ustedes tienen razón, y creo que podemos hacer algo al respecto, pero ese no es el punto importante. —respondí y alguien tocó la puerta.

—Abriré yo. —dijo María y asentimos.

Era Justin, decidí no mirarlo, no tenía deseos de que surgiera una nueva discusión, así que me levanté.

—Más tarde hablaremos, mientras tanto le preguntaré a Evelyn si sabe algo. —rodé los ojos al mencionar el nombre de la chica y Estephanie sonrió y asintió.

Sara, María y yo salimos de la habitación y me dirigí hacia la sala.

—Hola, rubia. —dijo Sara detrás de mí, asustándome.

—¿Estás demente? —ella asintió y sonreí— ¿Quieres cenar algo? —hizo una mueca— ¿Verdad que no? —negó con la cabeza y nos dirigimos a la cocina a buscar sólo un poco de jugo natural.

—Gracias. —dijo tomando el vaso— ¿Qué haremos ahora?

—Si quieres estar con Yerson, no hay problema, yo iré a mi habitación a reflexionar.

—Cualquier cosa puedes llamarme. —dijo con amabilidad y salió de la cocina.

Terminé de tomarme el jugo y luego de lavar el vaso salí de la cocina para dirigirme a mi habitación. Pero allí estaba Eduardo, quien me tomó del brazo y me llevó a la terraza.

No puse resistencia alguna y me senté en uno de los muebles que había en la terraza.

Eduardo y yo sólo nos quedamos mirando un par de segundos y ambos nos pusimos nerviosos. Pero él era quien me había traído ¿no debería tener algo en mente?

—¿Esmeralda estás...? —preguntó Sara entrando a la terraza. No terminó la oración al verme con Eduardo y salió de inmediato.

—Esmeralda... —pronunció mi novio por fin. Pero fue en vano, porque no dijo nada más.

No podía hacerlo yo tampoco, pues no sabía su objetivo.

Podía terminar nuestra relación, volver a decir que tuve la culpa de todo, hacer como si nada hubiese pasado y muchas otras cosas.

—¿Sabes? No esperé que estas cosas pasaran en nuestra relación. —volvió a decir luego de un par de minutos que se sintieron como una eternidad.

—¿Tengo que pedirte perdón? ¿O ya decidiste terminar con la nerd? —pregunté luego de unos minutos de desesperación.

Eduardo me miró y sonrió con malicia.

Las típicas nerd's ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora