[21] Hago lo que me dé la gana.

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Sara:

Estábamos en el primer descanso y Esmeralda se veía irritada, sabía que pronto la llamarían a la oficina del director y ella tendría que negarlo todo de la manera más convincente posible o pedirían la presencia de su tutor o tutora.

—¿Qué piensas hacer? —pregunté para romper el silencio.

—Creo que no es algo que pueda decidir, no trafico drogas y punto. —dijo apoyando su cabeza en la mesa— Es lo que debo decirle al director.

—¿Es cierto eso? Porque la curiosidad me está matando. —preguntó Eduardo y Esmeralda me miró con una sonrisa. Ninguna pudo evitar reír y los chicos lucían confundidos.

—Sí, es cierto que era traficante. Unos chicos me ofrecieron eso hace un par de años, me vieron como una chica de la que nadie sospecharía, y así lo hice, sabía lo que hacía ellos no me manipularon o algo por el estilo. Se lo conté a Evelyn y a Sara porque eran mis únicas amigas en ese entonces y cuando decidí no hacerlo más Sara y yo prometimos no volver a tocar el tema. Pero al parecer Evelyn quedó con su trauma y nunca lo superó.

—Perdóname que te haga esta pregunta, pero ¿qué hiciste con el dinero? —le preguntó Eduardo y ella se sentó correctamente.

—Tú ya sabías que yo era traficante en el pasado, ya Evelyn te lo había comentado. Por eso me preguntaste que ¿por qué y cómo tenía ese vehículo? Si soy menor de edad y mis padres están muertos. Bueno, ya conseguiste tu respuesta, aunque errónea, la verdad. —dijo alzando una ceja— Lo que realmente hice con el dinero fue juntarlo con los esfuerzos de las demás chicas y así obtuvimos la casa en la que hoy vivimos.

—Entiendo, pero... —lo interrumpió.

—Jamás las involucre en eso, es lo que menos desearía, aunque lamentablemente hice a Sara cómplice por contárselo.

—¿Qué hay de todo lo que dijiste de Evelyn? —preguntó Zac.

—No es mentira, ella lo hacía. Sin embargo, no podía seguir viendo eso, así que le dije que dejara eso porque estaba mal y podía causarle inestabilidad, pero ella continuó comprándole a otras personas porque yo ya no se la facilitaría más. —los miró con una sonrisa en su rostro.

—Es mucho para procesar. —dijo Justin.

—¿Verdad que estoy mal de la cabeza? —preguntó sin importancia— Si no quieren estar con la traficante, no tienen que hacerlo. —dijo mirando específicamente a Eduardo.

—A mí no me interesa su pasado, sólo me molestó que no me lo contaras. —Esmeralda se encogió de hombros.

—Soy una nerd, pero fui traficante de drogas, gané mucho dinero y vivo bien ¿eso querías que te dijera? Es difícil Eduardo, no es como decir: estudio y tengo buenas calificaciones.

—Bien, lo entiendo ¿algún otro secreto que quieras contar? —preguntó y Esmeralda le dio una mala mirada.

—Hola, ¿están bien? —preguntó Amber llegando y Esmeralda rodó los ojos.

—Rodeada de desconfianza, ¿y tú? —respondió y me asombré al verle responder.

—Rodeada de chismes y moratones. —dijo con una sonrisa.

—Entonces estamos a mano. —dijo Esmeralda y ambas rieron.

—¿Ustedes están riéndose juntas? ¿De lo mismo? —pregunté sintiendo una corriente eléctrica por todo mi cuerpo.

—Bueno, mi deseo siempre fue golpearla, y ya lo hice. Igual ella quería partirme la boca y lo logró. Pero aun así tienes razón ¿qué es lo qué quieres exactamente Amber? —preguntó mirándola con seriedad.

—¿Me dejan unirme a su grupo de nerds? —preguntó y abrí la boca para responder, pero nada salió de esta.

—¿Por qué debería hacerlo? —preguntó Esmeralda con una mirada perversa.

—Tal vez porque sólo quiero aprender algunas cosas de ti y tener un grupo de amigas para nada ordinarias. —Esmeralda rio.

—Las amigas siempre lo son, así que no entiendo por qué dejarías a tu grupo por el mío. Quieres algo, lo sé. Algo más allá de eso. —respondió como si pudiera leerle la mente a su enemiga de muchos años.

—Bueno, eso no lo aseguraría, y tampoco exageres, no dejaría a Anabel, ni a Laura ni a Britany por ustedes. —Esmeralda se encogió de hombros.

—Entonces eso es más razonable. Si lo que quieres es ser aplicada, con buenas calificaciones, nerd, y traficante, estás en el lugar correcto.

—Siento que estás orgullosa de haber sido traficante. —dijo Amber alzando una ceja.

—No, no es eso, es que al parecer tengo que tratar el tema con naturalidad, así cuando alguien que no sea el director me pregunte pueda decir que sí sin rodeos. —era una indirecta para Eduardo, de eso no había dudas.

—Bueno, hablaremos después, rubia. —dijo guiñando un ojo y se fue.

—¿Es en serio? —pregunté— Ustedes están locas, resuelven sus problemas a puñetazos.

—Luego de partirse la cara entre sí, se hablan como si de socias se tratara. —dijo María y asentí riendo.

—Bueno, prepárense para aceptar a cuatro descerebradas en el equipo. —dijo Estephanie y Esmeralda la fulminó con la mirada, pero fue en vano porque terminó riendo también, junto a nosotras tres.

—¿De veras vas a hacerlo? —preguntó Eduardo.

—Sí, amor. Hago lo que me dé la gana. —dijo riendo y abrí la boca con sorpresa.

—Cielo santo, Esmeralda. —dije y me tapé el rostro con la mano. Lo cierto era que iba a estallar en risas.

—¿Por qué esa actitud como si fuera yo el enemigo? —Esmeralda alzó una de sus cejas y este se tensó.

—Te veo muy nervioso, no lo tomes tan personal ni tan en serio. Si no tienes nada que ocultar. —el suspiró y Esmeralda me guiñó. 

Las típicas nerd's ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora