Evelyn:
Las cosas habían mejorado, había eliminado la página y las chicas y yo habíamos tenido un poco más de contacto. Cinco días después me encontraba sentada en mi habitación, estaba tratando de analizar el por qué me habían aceptado de nuevo, tan fácilmente, luego de publicar cosas sobre ellas y haber golpeado a Justin y a su novia. Sabía cosas sobre ellas, pero no eran tan importantes ¿o sí?
—¡Evelyn! —escuché a mi prima llamarme. Estaba viviendo conmigo y era porque sería una estudiante de intercambio— ¡Apúrate, esto es importante!
—Sí, voy bajando, Mónica, no te desesperes. —dije en medio de las escaleras— ¿Qué quieres? —pregunté cuando estuve a su lado.
—¡Mira! ¿No te parece perfecto, para pintar las habitaciones? —la miré entrecerrando los ojos y le jalé el cabello.
—¿Por qué hiciste eso? —rodé los ojos ante su pregunta en forma de queja.
—¿En serio? ¿Para eso me estabas gritando? ¿No podías enviarme una foto? Estoy cansada porque tú no has hecho nada.
—Lo lamento, Evelyn, pero ¿entonces no la pediremos? —suspiré.
—Adelante, pídela. Sinceramente no tienes remedio, prima. Subiré a acomodar las cosas para pintar, porque no sé si llamar a alguien para que pinte, o pintaremos nosotras. —dije y Mónica asintió.
Moví algunas cosas de su lugar y ambas habitaciones estaban listas para pintarse, el detalle estaba en que la pintura no había llegado. Así que me puse a dibujar, era algo que me gustaba mucho y normalmente me hacía perder la noción del tiempo.
Había dejado la puerta abierta y minutos después escuché a Mónica hablar con alguien, así que supuse la pintura había llegado. Cuando bajé ahí estaban Esmeralda y sus amigas.
—Evelyn, vinieron a verte tus amigas, digo, si es que tienes. —dijo lo último en un susurro.
—No soy sorda, te escuché y no es gracioso, sí tengo amigas. Supongo.
—Sí, somos amigas. —respondió Estephanie y asentí.
—Bueno chicas, ella es Mónica, mi prima, y ellas son Esmeralda, Estephanie, María y Sara. —las presenté— Estudiante de intercambio, así que estudiará con nosotras lo que resta del año.
—Un gusto conocerlas, mi nombre es Mónica. —la miré con cara de póker.
—Sí, creo que eso ya lo saben. Porque lo acabo de decir. —las chicas rieron y Mónica frunció el ceño, a veces actuaba como una niña.
—Ustedes se parecen mucho. —dijo María señalándonos.
—Bueno, no diría que tanto, pero sí. —respondí con una sonrisa.
—Vinimos a invitarte al cine, para que podamos volver a unir lazos nuevamente, pero ahora que está tu prima, puede venir con nosotras. —asentí.
—Lo que sucede es que Mónica pidió una pintura hace como quince minutos y el chico todavía no llega. Lo que no entiendo es que se supone que no es tan lejos de aquí.
—Bueno, podemos esperar. —respondió Sara. Era extraño no ver a Esmeralda hablar. La miré un par de segundos y aparté la mirada, sentía que algo aun no se arreglaba entre nosotras.
—Sí, adelante. Pueden sentarse, yo iré a cambiarme. —dije y subí las escaleras.
Me puse un vestido blanco de puntos negros y cepillé mí cabello, como no tardé mucho y cinco minutos después estaba abajo. Un rato después sonó el timbre y suspiré aliviada, Mónica se levantó y la imité, pero del otro lado de la puerta se encontraba un chico que probablemente no era al que esperábamos.
—Hola, ¿vive Jazmín aquí? —Mónica rodó los ojos— ¿Dije algo malo?
—Ah, ¿esa chica a la que casi asesinamos el otro día? —el chico frunció el ceño— Sí, seguro es ella, porque también han venido más personas a buscarla y le dijimos que diera bien su dirección si quería seguir viviendo. Pero creo que no nos prestó atención.
El chico me miró un par de segundos y se volteó para irse.
—Adviértele a tu amiga, viven dos sicarias en esta casa. —dije y cerré la puerta, en ese mismo momento las chicas se echaron a reír— Realmente me tiene cansada el nombre de esa chica, van unas cuatro veces que preguntan por ella. Pero obvio que no le advertí nada, no sé quién es.
El timbre volvió a sonar y abrí la puerta un poco irritada, pues ya estaba cansada de esperar.
—Buenas tardes, ¿usted fue quien hizo un pedido? Aquí tiene sus pinturas. —dijo el chico.
—Y tú eres quien se tardó como media hora, ¿verdad? —dijo Mónica al lado de mí.
—Lo lamento, es que el tráfico... —lo interrumpí.
—Sí, bueno, eso a nadie le importa. —dije y le di el dinero.
—Pero joven, me dio de más. —dijo contándolo.
—Deja de quejarte y ya, ten una buena tarde. —dije y cerré la puerta— Bueno, no sé para qué la cerré si vamos a salir.
—Para que se viera más real el drama. —dijo María y todas reímos.
Me olvidé de mis dudas y decidí unirme al grupo nuevamente. Seríamos el mismo grupo, pero con más integrantes.
[Mónica y Evelyn en multimedia].
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Las típicas nerd's ✓
Teen FictionEsmeralda Carpenter, una rubia teñida a la que le apasionan los estudios y la tranquilidad. Se deja catalogar por años como "nerd", sin embargo, es porque tiene secretos que como a todos los que también tienen, no le gustaría que fueran liberados. T...