Las típicas nerd's ✓

[19] Adelante, golpéame.

Estephanie:

Tres días después de que habíamos mostrado un poco de lo que teníamos a toda la preparatoria era viernes, un día muy esperados por muchos.

Esmeralda continuó comportándose como de costumbre, lo único que había cambiado en ella era que iba en un auto deportivo y de lujo a la preparatoria y variaba su estilo, en cuanto a la vestimenta. Sin embargo, seguía levantándonos y haciendo todo lo que normalmente hacía. Estudiaba, continuaba obteniendo buenas calificaciones e intentaba ignorar a Amber en todo momento. Lo mismo sucedía con Sara, con María y conmigo.

—¿Qué crees que suceda hoy? Es viernes, y desde el lunes escuchamos algo sobre el periódico escolar. —pregunté desayunando junto a las chicas.

—Sólo quiero borrar cosas de mi mente, pero cada día las actitudes extrañas continúan. —dijo Esmeralda apretando la cuchara.

—¿Por qué lo dices? —preguntó María— ¿Es por lo que te dije de Eduardo? —asintió.

—Otras cosas también. Eduardo parecía muy interesado en saber el precio de nuestros vehículos, Evelyn y Mónica se han alejado bastante, Amber no se mete en mi camino, pero tampoco me quita la vista de encima, y el otro día la vi cruzando un par de miradas extrañas con quien se supone que es mi novio. —dijo cerrando los ojos— ¿O estoy paranoica?

—No lo estás, también lo vi balbucear un par de cosas cuando hablaste sobre como se separan los grupos de personas. —mencionó María.

—¿También lo notaste? Pensé que había sido la única. —dije y ella asintió.

—Creo que esta relación con Eduardo no es producto de cariño y sólo me está trayendo problemas. —dijo Esmeralda y Sara suspiró.

—Pronto sabremos que hacer, mientras tanto averigüemos de qué trata este juego y actuemos como si no sabemos nada. —dijo Sara.

—Primera vez que estás tan activa en el desayuno. —dijo Esmeralda levantándose y reímos.

—He estado tomando unas pastillas para dormir tranquila y poder despertar bien en las mañanas, no es sólo por el chisme. —argumentó.

—Seguro que sí, querida. —dije son una sonrisa y me llevé los platos para lavarlos.

Minutos después de haber terminado subí a elegir qué me pondría y si me hiciese un peinado diferente. Pues siempre llevaba el cabello suelto.

Quince minutos después estaba abajo, me había decidido por una camisa de mangas largas, con rayas blancas, azules y rojas, un jean común negro y unos tenis del mismo color. No me había amarrado el cabello, pero me lo había planchado, para variar.

—Adivinen qué... —dije cuando estuvimos todas listas. Las chicas me miraron con curiosidad— Ayer traje mi auto.

—¿Vas a conducir? —preguntó Esmeralda emocionada.

—Sí, algún día tenía que hacerlo ¿no? —las chicas asintieron y sonrieron.

Luego de dirigirnos hacia la marquesina y asegurarnos de que habíamos cerrado todas las puertas con llave nos dirigimos a la preparatoria.

Cuando llegamos vimos tres autos que desconocíamos, al parecer se había hecho interesante el ir en un nuevo vehículo.

—¿Qué opinan? —preguntó Esmeralda.

—Alguno tiene que ser de los chicos. —dijo María.

—Decían que nuestros vehículos son caros cuando uno de ellos tiene un Chevrolet valorado como en sesenta mil dólares. —mencionó Sara rodando los ojos.

—¿Tú por qué sabes tanto de autos y precios? —pregunté frunciendo el ceño.

Estábamos alrededor del jeep de Sara conversando discreta y disimuladamente de los autos, cuando vimos a Eduardo y los demás acercarse, y Amber también.

—Actúen normal, ¿sí? Sara ríete, eres una experta fingiendo risas. —dijo Esmeralda, y no pude evitar reír en serio.

—Yo no diría que hay un examen la próxima semana. —dijo María mostrando naturalidad cuando los chicos estuvieron frente a nosotras.

—Hola, ¿tan temprano y pensando en exámenes? —preguntó Justin y asentí.

—¿Qué tal? Sólo debatíamos las pocas probabilidades de que la próxima semana haya examen de química. —respondí dándole un beso en la mejilla a Justin.

—¿Saben? Animaron a Zac a sacar su auto. —dijo Eduardo señalando el vehículo del que había hablado Sara— Y el me animó a sacar el mío.

—Un Chevrolet Camaro y una Lexus Rx, que interesante. —dijo Sara y ellos la miraron— Sí, sé un poco de vehículos.

—Veo que sí. —dijo Eduardo y se formó una media sonrisa en su rostro.

—¿Y ninguno va a preguntarse de quien es el tercer vehículo? —preguntó Amber llegando. Esmeralda rodó los ojos.

—Acabas de confirmar que es tuyo. —respondió Sara y ella la miró irritada— ¿Cuánto te costó? ¿Unos treinta mil dólares? Bueno, ponlo en competencia con el mío o el del novio de María.

—¿Cuánto te pudo costar? —preguntó desafiándola.

—Pues, a ver... —dijo fingiendo pensar— Sí, ya lo recordé: veinte mil más que el tuyo. —Amber alzó una ceja y su boca quedó media abierta— ¿Cuánto costó tu vehículo, Zac?

—¿Sí quieres que lo diga?

—Yo ya lo sé, díselo a Amber, que tiene curiosidad. —respondió con las manos en la cintura.

—Un poco más de sesenta mil. —dijo rascándose la cabeza.

—Bueno, que sea un buen día para ti. —dijo Esmeralda.

—Vaya, ¿tú por qué no has hablado de tu vehículo? ¿No es tan caro? —preguntó Amber con malicia.

—No, no lo es. Mi auto deportivo descapotable costó unos cuarenta mil dólares. —Amber rodó los ojos y luego me miró.

—Treinta y cinco mil por si te lo preguntabas. —dije y le pasé por al lado mirándola con superioridad.

—Sí, creo que quedó dolida con que nuestros autos fueran más costosos que el suyo, y que tuviéramos uno cada una, ya sabes. Las nerds. —dijo Esmeralda riendo— Que perra. —dijo y Eduardo abrió la boca sorprendido.

—Siempre he querido partirte la boca, rubia mal teñida. —Esmeralda sonrió y se echó el cabello hacia atrás.

—Ah, It's okay. [Está bien] Adelante golpéame. I'm going to respond to that blow, bitch. [Voy a responder a ese golpe, perra]

Amber abrió las manos enojada y le dio una cachetada a Esmeralda.

Estábamos todos boquiabiertos y había cada vez más personas aglomerándose para ver qué sucedía.