Pasaron los meses y la joven ya había olvidado el encuentro con el guapo gigante, en ese momento estaba muy preocupada por su clase, su profesora de Historia que también era la maestra de su clase, había dado baja por maternidad pero luego comunicó que no volvería a la escuela para criar a su primera hija, en su lugar ingresaría un nuevo profesor de la asignatura el cual sería su profesor jefe. Ella esperaba que ocurriera algún milagro y aprendiera la materia, o estaría perdida. Mentalmente se prometió hacer un esfuerzo para entender todo lo que le iban a enseñar, hasta se sentaría sola para no distraerse.
Entró a su salón de clases, fue a su mesa que estaba al lado de una ventana a veces le gustaba observar el patio, caminó rápido, para que nadie más se sentara con ella ocupo también el siguiente puesto. Muchos habían tratado de arrebatárselo, pero luego de pedirlo, bueno, exigirlo... siempre lo recuperaba.
Desde lejos vio a su mejor amiga Rachel Moore, quién ya llegaba corriendo como siempre atrasada, siempre antes de esta última clase ella pasaba al baño, o a comprar pero se atrasaba un poco. Ella era una joven pequeña, con pelo rojizo y de tez blanca, llamaba la atención de los chicos pero ella solo estaba preocupada de sacar buenas calificaciones para entrar a la universidad, no sabía cómo teniendo una amiga tan buena para estudiar, le iba tan mal en clases.
Sacó su bolso del puesto que estaba a su lado para que su amiga se pudiera sentar. Sólo dejaba que ella se sentara a su lado.
-Anna -le dijo su amiga que llegaba a su lado y le dio un rápido abrazo como saludo- ¿has visto al nuevo profesor?
-No, pero espero que sea un mago o algo para que mágicamente me haga entender la maldita materia -le respondió refunfuñando y haciendo un puchero como niña pequeña y al mismo tiempo cruzando sus dedos para que el profesor fuera un mago.
Mientras hablaban entró la directora completamente sola, Anna no le prestó atención ya que estaba concentrada en hablar con su amiga aparte esa señora nunca le había caído bien porque coqueteaba hasta con los alumnos más grandes. Años atrás hubo un rumor de que alguien de último año había repetido y después de pasar por su oficina mágicamente se pudo graduar.
-Buenos tardes alumnos, ya que su maestra no está, les vengo a presentar a su nuevo profesor. Él es Samuel Bradley -Miró hacia la puerta que estaba entreabierta con una sonrisa extraña, un poco coqueta quizás mientras le guiñó el ojo- profesor, pase por favor, ahora me retiro. Por favor tengan mucho respeto y que tengan un buen día.
El hombre entró y Anna quedó horriblemente sorprendida. ¡Pero si era el gigante egocéntrico! Ahora sí que estaba perdida, seguramente el gigante le iba a hacer la vida cuadritos. Quería que la tierra la tragara, que la expulsen de la clase, no importaba pero necesitaba desaparecer. ¿Un mago? ¡No! Ahora simplemente quería un profesor desconocido.
Tomó un libro y trató de taparse mientras lo observaba cautelosamente, se fijó en él. Alto, pelo castaño y según lo que veía desde lejos tenía los ojos verdes, era físicamente perfecto. Lo que hizo que lo odiara más, no sabía cómo se pudo fijar en tantos detalles en poco tiempo, si no se conociera muy bien pensaría que había quedado embobada por él.
-Eh, buenos días, soy su nuevo profesor e imparto la clase de Historia, espero que ustedes me hagan caso -se quedó mirando a la clase, pero cuando se fijó en ella abrió mucho los ojos y sonrió sutilmente- y nos llevaremos realmente bien -no dejaba de observarla.
Anna no pudo evitar que un gran -Noooo- saliera de su boca, ojalá nadie la hubiese escuchado pero lamentablemente el gigante lo hizo, bueno realmente toda la clase la escuchó porque la estaban mirando, algunos se rieron.
-¿Necesita algo señorita...? -La quedó mirando para que le dijera su apellido.
-Mi...Miller, Anna Miller profesor-dijo tartamudeando sin poder mirarlo a la cara. ¿Ella tartamudeando? Pff como si estuviera nerviosa.
-¿Necesita algo señorita Miller?-le preguntó con una sonrisa lobuna mientras entrecerrada un poco los ojos.
-No -carraspeo- es que...-No se le ocurría nada para responder, no podía decirle '' Tú eres el gigante al que llamé idiota, pero olvida todo ahora eres mi profesor y vete al diablo ah y por favor ten consideración con mis calificaciones''- Eeeh me rompí una uña. Sí. Me rompí una uña y justo ayer me hicieron la manicura.
-Entonces, señorita Miller, espero que no interrumpa así mis clases por cosas tan insignificantes. O acaso ¿le pido algo imposible? -Le preguntó.
-No profesor, disculpe- Dijo mientras pensaba ''Mátenme ahora por favor, no soportaré a este retrogrado, egoísta, idiota, inepto, imbécil y ahhh. Lo odio''
-Que no se repita, y le aviso señorita Miller que el libro que tiene en sus manos está al revés, curiosa su forma de leer.
-Si lo sabía. Profesor -la última palabra la dijo con un poco de furia y en voz alta.
-Yo pensé que tendría que avisarle, quizás por eso se saca malas calificaciones -le dijo- Estos primeros días se podrán ir temprano, ya que me quedan asuntos que ordenar y necesito ponerme al día con la materia que le estaba enseñando su antigua profesora. ¿Qué era lo que les enseñaba?
Su mejor amiga Rachel levantó la mano.
-Dígame, señorita... -volvió a dejar en suspenso para que la chica le dijera su apellido. Recién conocía a sus alumnos.
-Moore.
-Señorita Moore, su respuesta.
-Nos estaban enseñando sobre la segunda guerra mundial.
-¿Es cierto señorita Miller? -Le preguntó a Anna para corroborar aquella información.
-Si profesor Bradley.
-Para la próxima semana un ensayo de 2 hojas sobre la segunda guerra mundial. Necesito saber cómo trabajan y como está su nivel de aprendizaje, y el horario de clases no sufrirá más modificaciones. Nos vemos los días martes y miércoles a última hora.
-Si profesor -exclamaron todos los alumnos al mismo tiempo.
- Bien, ahora todos se pueden retirar. Que tengan una buena tarde -se despidió Samuel sonriéndoles.
Anna comenzó a ordenar sus cosas rápidamente, se despidió de su amiga prometiendo que la iba a llamar en la noche y se retiró sin despedirse de sus demás compañeros ni de su nuevo maldito profesor.
Necesitaba salir, escapar y tomar aire.
El jodido gigante era su profesor.
Estaba muerta.
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Será Nuestro Destino. [En edición]
Romance¿Qué harías si por casualidad conoces al amor de tu vida pero por eventos desafortunados tienen que luchar por su amor? ¿Podrán juntos esquivar lo que les tiene preparado el destino? Esta es la historia de amor de Anna y Samuel...