Samuel se acercaba con paso firme a ella, creía que le iba a decir que se fuera, que ni tenía nada que hacer en el hospital... ya estaba preparada para su regaño pero ella iba a luchar ya que era mayor de edad y sabía lo que podía o no hacer.
-Pequeña -la tomó por los hombros con sus dos manos y mirando sus ojos verdes dijo - ¿Estás segura? No te lo pediría pero realmente estoy desesperado.
-Sí Sam, estoy segura -se sintió conmovida, Samuel tenía el borde de sus ojos rojos como si estuviera a punto de llorar, sin aguantarse lo abrazó -Yo también estaré siempre para ti, Samuel -amó volver a sentir el calor de su cuerpo, no lo quería soltar jamás, esos abrazos que él le dio cuando ella más lo necesitaba ahora se los estaba devolviendo.
Se sentía rara, hace un mes que él le había terminado la amistad o lo que tenían, hace un mes sentía que lo odiaba con su alma... Pero ahora sentía ganas de estar con él a cada hora. Como si nada hubiese pasado entre los dos, ella no era rencorosa y por más que trató olvidarse de él con cada clase era una lucha más y más fuerte consigo misma.
-Muchas gracias Anna -la abrazó con más fuerza- No sabes lo que significa esto para mí y mi familia.
Samuel no podía retener las lágrimas que querían salir de sus ojos, no quería llorar frente a Anna, se alejó y fue a un asiento, puso sus codos en sus piernas y se tapó la cara.
-Samuel -Anna lo siguió y se sentó con él, luego lo abrazó nuevamente para consolarlo.
-Perdón por molestar... -se acercó la hermana de Samuel, ella tenía muchas ojeras y estaba pálida pese a que hasta hace poco estuvo llorando-Soy Bonnie, tú debes ser ¿Anna?
-Sí, soy yo -sin soltar a Samuel le ofreció su mano.
-Hermanita, Anna se hará las pruebas para el trasplante.
-Oh por dios -Bonnie se tapó la boca con sus manos, aún tenía sus ojos brillantes por lo de hace un rato- Muchas gracias. De verdad Anna, yo perdí a mi esposo hace no mucho no sé qué haría sin mi bebé, él fue la razón por la que no me desmorone por todo lo que hemos pasado.
-No se preocupe -le sonrió- Ahora, ¿Qué puedo hacer para las pruebas?
-Llamaré al doctor -la hermana de Samuel lo fue a buscar inmediatamente casi corriendo de la ansiedad por saber si era compatible.
-Pequeña... que puedo hacer para agradecer todo lo que estás haciendo -preguntó Samuel.
-Nada, solo estar tranquilo y ser el mismo de antes, no me gusta ver que estás tan triste -le dijo Anna -Oh ya sé, es algo que necesito mucho.
-Dímelo y yo te lo daré.
-Solo necesito un abrazo y que me distraigas cuando me saquen sangre, le tengo pavor a las agujas -cerró los ojos moviendo su cabeza de un lado al otro.
En ese momento llegó Bonnie con el doctor Haddock, él era la persona que estaba a cargo con el tratamiento de Adam, le explicó a Anna que le sacarían sangre, lo que necesitaban era aproximadamente una cucharada para estudiar las características de histocompatibilidad.
La llevaron a una sala, le pidieron que se sentara mientras la enfermera de unos 50 años que preparaba los implementos que usaría. Anna cometió el error de verlo, comenzó a respirar profundamente para calmarse... Inhalar y exhalar. El sudor corría por su cara. Luego pusieron una venda apretada en su brazo para que vieran sus venas rápidamente. No se atrevió a mirar más. Sintió que con un algodón le limpiaban este estaba muy helado.
-Entonces, ahora comenzaremos con la extracción de sangre, dolerá un poco pero tiene que aguantar -dijo la enfermera.
Necesitaba distracción. Urgente.
-Samuel... -pidió que se acercara- Recuerda distraerme, por favor.
-Si pequeña, lo haré.
La enfermera tomó su brazo y le dijo que lo haría. Anna volvió a cerrar los ojos, con más fuerza esta vez. Samuel se puso a su lado. Estaba atenta al dolor que iba a sentir, pero la verdad es que no sintió el pinchazo sino los labios cálidos de su profesor sobre los de ella, dudó en seguirle el beso pero se rindió y lo besó con todas las ganas que tenía.
Se tuvieron que separar ya que oyeron un carraspeo, era la enfermera. Había terminado con el procedimiento.
Samuel acarició el cabello de Anna y le dijo -Esperaré afuera, mi trabajo está hecho- le guiñó el ojo y salió.
-Dios mío hija -dijo la enfermera abanicándose- la escena que tuve que ver, pensé que no terminarían nunca. Semejante bombón tienes, niña.
Anna sonrió, la señora estaba rojísima.
-Si tan solo tuviera 30 años menos -la miro y puso una cara de perversión- Yo no me separaba de ese hombre, definitivamente sería para mí. Suertuda.
-Él es un amigo, no pasa nada -le aclaró.
-Sí, se nota a leguas en cómo se besaban -dijo cuchicheando- Y sobre todo como él te miraba.
-Él solo me distraía.
-Entonces que me venga a distraer a mí por favor, a mi edad necesito muchas distracciones, por cierto los resultados estarán en 2 días.
-Muchas gracias -dijo Anna levantándose de la camilla, ya quería ir a casa. Estar sola y dormir.
Salió de la sala y le dijo a Samuel y Bonnie que los resultados estarían pronto, si todo salía bien ella iba a ser la donante.
-Ya me iré -se acercó a Bonnie y la abrazó- Fue un gusto.
-Anna, déjame llevarte a casa -Samuel tomó su abrigo.
-Está bien.
Caminaron al automóvil y Sam comenzó a conducir, estuvieron en un silencio incomodo, después de ese beso no sabían que hacer ni decir.
-¿Podemos escuchar música? -preguntó Anna.
-Sí -respondió Samuel, pero los dos llevaron sus manos a la radio del automóvil y cuando entraron en contacto rápidamente las alejaron.
-Yo la pondré -dijo Sam. Encendió la radio y dejó la primera estación que le salió. Sonaba una canción de Maná.
El verdadero amor perdona
No abandona, no se quiebra
No aprisiona, no revienta
Como pompas de jabónUna canción romántica, lo único que les faltaba para aumentar la incomodidad que sentían al estar juntos en el automóvil.
Un error es algo humano
No justifico la traición
Los amantes verdaderos
Se comprenden, se aman
Y se olvidan del rencorAnna llevó su mano a la radio y la apagó.
-Mejor ya no escuchemos música.
En un absoluto silencio Samuel estacionó fuera de la casa de Anna.
-¿Tus padres no han vuelto a tener problemas?
-No, ya no ha pasado nada -no le contaría que sus padres se habían ido y que vivía sola, que cada noche se quedaba dormida llorando porque no le gustaba estar sola, porque lo extrañaba y también extrañaba a su madre -Yo me bajaré -dijo tomando sus cosas- Muchas gracias por traerme a casa -se acercó a él y lo besó en la mejilla- Adiós
-Adiós pequeña -se despidió Samuel mientras veía a Anna entrando por la puerta de su casa.
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Será Nuestro Destino. [En edición]
Romance¿Qué harías si por casualidad conoces al amor de tu vida pero por eventos desafortunados tienen que luchar por su amor? ¿Podrán juntos esquivar lo que les tiene preparado el destino? Esta es la historia de amor de Anna y Samuel...