Capitulo 8

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Anna sintió la caricia de Samuel en sus labios, se puso nerviosa y cerró sus ojos muy despacio. Él puso su mano en su nuca y se acercó lentamente. Estaba insegura de continuar lo que estaban haciendo, ''Bésalo'' se dijo, Se valiente. Tú quieres esto, tu primer beso... dale no te estés nerviosa.

Los labios de su profesor estaban cada vez más cerca, sentía su dulce aliento contra sus labios. Y se posaron en los de ella con suavidad y mucha dulzura. Fue un beso cálido e increíblemente tierno su profesor tenía unos labios muy suaves, para ella fue el primer beso perfecto. Sintió un cosquilleo en su estómago y una felicidad que no podía describir, posó sus manos en el pecho de su profesor y cerrando sus manos en contra de su camisa, se acercó mucho más para que el beso durara todo lo que pudiera. Hasta que los dos se quedaran sin una gota de aliento.

Lentamente su fueron separando, con la respiración entrecortada juntaron sus frentes y abrieron sus ojos. Anna lo observó, sus labios rojos e hinchados, ojos brillantes, y su sonrisa. Lo mejor era su sonrisa, era sincera.

-Gracias, fue el mejor primer beso -le dijo Anna sonriéndole, sentía sus mejillas rojas por la falta de aliento.

Samuel se sorprendió, quedó helado por lo que le acababa de decir y se arrepintió al instante. La primera vez que Anna daba un beso, y fue con él. Pero él era un adulto, ella era su alumna. No podían estar juntos, esto había sido un error. Era un jodido idiota.

Como profesor era el responsable de apoyar y cuidar a sus alumnos, y en ese momento él estaba haciendo todo lo contrario. Había besado a Anna y encima en la propia escuela, donde cualquier persona podría haber entrado, y ella justamente estaba mentalmente vulnerable por lo problemas que estaba viviendo, solo era una niña.

-Anna-dijo apartándola-No quiero arruinar el momento -dijo justamente arruinándolo- Pero tenemos que hablar de lo que haremos, eres mi alumna, si alguien se entera de lo que pasó me despedirían de inmediato -le recordó -Yo siento algo por ti, pequeña mocosa-susurró muy cerca de ella- pero esto no puede volver a pasar, podemos seguir siendo amigos. No quiero que arriesgues tus estudios. No lo siento, ni siquiera podemos ser amigos, tienes mi número por si tienes problemas, por favor dejémoslo en eso... un profesor preocupado por ti.

-Pero entonces ¿Por qué me besaste? ¡Dímelo! -Le exigió, se le cayó el mundo encima, si hace solo instantes se estaban besando y ahora le decía que fueran amigos -Yo tengo 18, los cumplí en agosto se lo que hago, este año termino la escuela.

-Lo sé Anna, pero los dos arriesgamos mucho -respondió Sam- Si nos descubren sería despido para mí y expulsión para ti. Te falta tan poco...

-Yo quiero estar contigo, no me importa nada, por favor Samuel -rogó tomando su mano.

-Lo siento, y por favor no ruegues que apenas nos conocemos -le contestó mientras con su otra mano trataba de soltarse, caminó a su escritorio, tomando sus cosas- Es mejor que me vaya, nos vemos mañana -dijo saliendo, se sentía un cabrón insensible. Ella le había regalado su primer beso y él la rechazaba, aunque doliera él tenía razón, era lo mejor para los dos.

-Eres un maldito cobarde, eso es lo que eres. No puedes afrontar las cosas. Gigante estúpido. Imbécil, eres un... -le escuchaba decir, lo mejor era irse, quizás mañana las cosas volverían a ser como antes... eso era lo que deseaba con toda su alma.

Anna se sentó por unos momentos en su silla y se le llenaron los ojos de lágrimas, Samuel era un cobarde, ella habría luchado. No salir corriendo como una rata. Decidió que no iba a llorar por un cobarde, se levantó del asiento, tomó sus cosas y caminó a paso lento hacia la salida de su escuela que ya estaba vacía, luego fue a la parada de autobuses. Mientras esperaba vio pasar el automóvil del gigante egoísta. Sin poder aguantar agarró una piedra y se la tiró, pero no alcanzó al auto, necesitaba mejorar su puntería para la próxima vez. Sintiéndose furiosa y patética siguió esperando el bus.

Su beso. Su maldito primer beso había sido hermoso pero luego fue un desastre puro. De un segundo a otro todo se convirtió en un puto caos. Un verdadero desperdicio, no sabría cómo mirar a su profesor cuando le tocara clases con él.

Era una estúpida, se sentía una estúpida y nuevamente tenía razón ¿Rogar? Sí, lo había hecho.

Se puso sus audífonos y en su teléfono buscó la canción ''Lost Stars'' de su grupo favorito Maroon 5 disfrutando con la voz de Adam Levine y preguntándose porque cuando alguien está triste siempre pone música más triste. Eso era masoquismo puro.

Y se sintió estúpida por eso. No debería sentirse triste, ellos solo eran profesor y alumna.

No eran novios.

No eran amigos.

Sólo profesor y alumna.

Nada más.

Searching for meaning

But are we all lost stars

Trying to light up the dark

Como cantaba el sexy de Adam, todos somos estrellas perdidas tratando de iluminar la oscuridad.

Ella era una estrella perdida.

And i thought i saw you out there crying

And i thought i deard you call my name

And i thought i Heard you out there crying

Cantaba en voz baja.

Luego de unos 15 minutos en los que Anna estuvo con la mirada perdida en el piso, pensando muchas cosas ¿Por qué la había besado? ¿Se había ilusionado? ¿Él sentía algo por ella?, entre tantas preguntas el autobús finamente llegó, subió y buscó un asiento vacío, el último asiento del autobús era el que buscaba para seguir lamentándose.

Quería estar sola, miró por la ventana para contemplar las casas y calles, viendo a la gente feliz. Y así continuó su viaje, imaginándose como sería todo si no hubiera chocado con aquel hombre.

Tenía que hacer algo para que dejara de afectarle tanto.

Será Nuestro Destino. [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora