Capítulo 6

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La alarma sonó a las 06:30 y Anna sentía que no había descansado nada, ya que cuando eran más o menos las 2 de la madrugada sintió a sus padres discutir. Y no pudo dormir por mucho rato, se tapaba con almohadas, escuchó música, leyó. Como a las 04:00am al fin se pudo cerrar sus ojos.

Necesitaba hablar con su madre pero ella la ignoraba cuando trataba de tocarle el tema, ellos seguían discutiendo día y noche lo cual estaba afectando el rendimiento de Anna.

Se levantó y fue a la ducha, ocupo su gel de baño favorito, el de vainilla. Luego se vistió con una simple camiseta blanca, jeans negros y sus converse favoritas, un poco de maquillaje y estaba lista, bajó las escaleras hacia la cocina pero estaban ellos. Sus padres. Para evitar estresarse más, tomó sus llaves, bolso y salió de la casa sin despedirse de nadie. Caminó tranquilamente a la escuela ya que eso le relajaba y como había salido temprano de casa quizás llegaría antes que todos sus compañeros... Pasó unos 20 minutos y divisó el colegio, caminó a la entrada y fue directamente por el pasillo hacia su salón, el cual estaba completamente oscuro y no había nadie. Por primera vez en su vida había llegado muy temprano a estudiar, pero no fue porque quisiera, sino por culpa de sus padres.

Puso su bolso en la mesa, se sentó y acomodó la cabeza contra el bolso, cerrando los ojos. Silencio. Eso es lo que necesitaba por unos minutos, a lo mejor podía dormir un rato.

-Buenos días- dijo una voz ronca.

Anna levantó la cabeza y buscó de dónde provenía la voz, era su profesor que estaba de pie junto a la puerta del salón mirándola, Anna no le respondió de inmediato. Lo observó, era realmente alto y guapo. Aunque eso no lo iba a admitir en voz alta.- Buenos días profesor- le saludó con la voz cansada y muy educada. Se había jurado cambiar su actitud para que su bocota no le perjudicara.

-Creo que alguien no está de buen humor, ¿Todo bien Anna?-se preocupó por ella, cuando él había llegado se quedó unos minutos observando como su alumna acomodaba la cabeza contra su bolso y daba unos profundos suspiros, como si estuviera pensando en algo triste. Ella no se había dado cuenta.

Por más que esa chica le interesara, era su alumna y su deber como profesor era estar junto a ellos. Lo haría con cualquiera de sus alumnos.

-Sí, es solo que...no nada -bajo el volumen de su voz, no quería contarle a nadie lo que estaba pasando en su familia- Estoy bien, no dormí porque me quedé haciendo el ensayo y luego me distraje con mi celular, usted sabe, Netflix y todo.

-No me quieres decir ¿Verdad?, puedo hacer algo por ti, no me gusta verte triste, no me gusta ver triste a nadie -metió la mano a su maleta y sacó un chocolate -Toma- se lo dio- Es para ti, para que puedas endulzar la vida y subas ese ánimo, los problemas se arreglaran.

Anna quedó mirando la mano de su profesor que le ofrecía el chocolate, se le llenaron los ojos de lágrimas no derramadas. Miró hacia abajo para que él no la viera y aceptó el regalo.

-Gracias profesor -le dijo en un susurro, pero que ganas tenía de llorar.

-Sólo dime Sam, y de nada Anna -le respondió con una voz tierna- si necesitas algo puedes...

En ese momento sonó el timbre para ingreso a clases, Samuel no pudo terminar la frase, la miró unos segundos y fue al escritorio del profesor. Dejó sus cosas y comenzó la clase recolectando los ensayos.

El regalo de Sam, como él le pidió que le llamara, le subió el ánimo, luego llegó su mejor amiga la cual hizo que se riera a carcajadas, Rachel siempre notaba cuando estaba triste y la hacía reír, distraerse y le compartía galletas.

-Anna, ¿recuerdas lo que te dije ayer? Yo voy a investigar todo sobre el profe, amiga -le sonrió.

Samuel estaba explicando la historia de la segunda guerra mundial y recibiendo los ensayos, hasta que llegó el momento de las preguntas.

-¿Alguien tiene alguna pregunta o duda?

-Yo profe- dijo Rachel levantando la mano. Ella siempre estaba con Anna, al parecer eran muy amigas.

-Entonces, cuál es su pregunta señorita Moore -le respondió

-Yo quiero saber. ¿Tiene novia, profe?- Sam se ahogó con su propia saliva y le dio un ataque de tos.

-Sobre la materia señorita Moore -le reprendió tosiendo.

-Pero profesor, usted no especificó. Responda profe. No nos deje con la duda... ¿Cierto compañeros? -le preguntó a sus compañeros de clase, los cuales respondieron con una sonoro ¡Sí!

-Está bien, No. No tengo novia señorita Moore-dijo resignado. ''Malditos mocosos manipuladores'' pensó.

Anna se puso feliz al saber que no tenía novia, gracias a Rachel que le había preguntado. En medio de la clase. Pero le preguntó. Miró a su amiga, le sonrió y le dijo un ''Gracias'' en voz baja.

-¿Alguna otra pregunta?-volvió a preguntar.

-Profe -dijo nuevamente Rachel-¿Cuántos años tiene? ¿Tiene hijos? Y...

-SEÑORITA MOORE. Preguntas sobre la materia dije. -le respondió harto de tanta pregunta, no sabía a qué jugaba su alumna con eso, tenía que ser profesional.

-Tampoco especificó esta vez profesor. Mis compañeros y yo queremos saber las respuestas. -dijo incentivando a su compañeros a preguntarle más cosas.

-Las últimas preguntas que respondo sobre temas personales. El próximo que pregunte se va a detención -dijo mirando fijamente a Rachel- Tengo 23 años, no tengo hijos, y si se preguntan porque a mi edad soy profesor, bueno era muy bueno para estudiar, espero que eso lo ayude a darse ánimos para estudiar.

Anna estaba cada vez de mejor humor, gracias a su amiga ahora sabía que su profesor no tenía novia ni hijos y que tenía 23 años. Ella tenía 18. Sólo eran 5 años de diferencia...podría haber sido peor. Abrió su cuaderno y escribió una nota rápida.

-Como decía la segunda guerra mundial fue...-sonó el timbre- hasta acá la clase alumnos, que tengan buena tarde. Se pueden retirar -dijo Samuel, ordenando sus cosas, esta había sido una clase incomoda con tanta pregunta.

Vio a Anna pasar rápidamente por su escritorio y esta dejó un papel disimuladamente. Samuel lo tomó con su mano y lo mantuvo ahí hasta que se fueron todos sus alumnos, al abrirlo vio que en una delicada letra, su alumna había escrito con tinta rosa ''Muchas gracias Samuel, A.M''. Al leerlo sonrió se dio cuenta que por primera vez no discutían.


Será Nuestro Destino. [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora