Capítulo 19

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Desde ese día del hospital había pasado un mes en el cual Samuel y Anna siguieron con sus vidas por separado.

Anna había aceptado que desde aquel día ella estaba sola, no había vuelto a hablar con sus padres aunque los había buscado por semanas para saber de su madre, luego de que ellos se fueron Anna apenas iba a las clases de Samuel. Pero aún se preocupaba por él, solo quería salir de la escuela e irse a otro estado. Estaba perdida.

Samuel por su lado estaba distraído, su sobrino Adam estaba realmente mal. Aún no conseguían al donante y ya se acaba el tiempo. Él había tratado de hablar con Anna, pero ella no parecía la muchacha rebelde que conoció en la escuela, no la veía sonreír. Sólo se concentraba en estudiar y estar con su amiga. Parecía más triste que nunca.

Anna estaba llegando a la escuela, en la clase se encontraría con Rachel, su amiga no se separaba de ella. A veces se quedaba en casa para hacerle compañía. Era su sombra, Anna agradecía al cielo tener a Rachel en su vida.

Cuando notaba a Samuel distraído en sus clases se dedicaba a observarlo, sin perderse movimiento alguno, no hablaban hace semanas y ella lo extrañaba. Necesitaba el apoyo que él le daba.

Apenas entró a su salón de clases buscó un asiento vacío ya que el que ocupaba siempre, se lo habían quitado y el que estaba vacío era justamente el que estaba al frente del profesor. Se dio vuelta para ver si había otro pero estaba todo ocupado. Luego de sentarse y ordenar sus cosas esperó a que Samuel llegara.

Lo vio entrar muy ojeroso, y con su ropa arrugada.

-Buenos días -dijo sin animo, observó cómo tomó su maleta y sacó unas guías -Contesten esto y cuando terminen me lo entregan -dijo mostrando unas guías, ni siquiera respondió las preguntas de sus alumnos, solo se dedicó a mirar hacia afuera por la ventana.

Anna trató de concentrarse en su trabajo pero le preocupó el estado en el cual se encontraba Samuel. Sintió que alguien se sentaba a su lado.

-Ann, no sabes lo que escuché cuando venía a clases -Rachel se veía ansiosa por contarle.

-Dime ya R, que estoy curiosa.

-Estaba yo caminando por el pasillo y escuche al profesor hablando con la directora, él le decía que se ausentaría por un tiempo ya que su sobrino no está bien y necesita una operación -Anna se sorprendió, si necesitaba la operación significaba que Sam no era compatible con Adam, un escalofrío recorrió su cuerpo, quería que él le contara lo que estaba sufriendo.

-¿Qué más escuchaste? -preguntó Anna alarmada.

-Solo eso. Lo siento.

-Muchas gracias por contármelo R -le dio un apretón a su mano.

Anna sin poder evitarlo quedó mirando a Samuel, de repente se escuchó un teléfono sonar. Vio como Samuel buscaba en su bolsillo y contestó.

-Si. Si voy de inmediato -Samuel se puso pálido-Lo siento chicos -se puso de pie con su teléfono pegado en la oreja-Me tengo que ir, las guías las recogerá la señorita Moore -tomó su maletín, guardó sus cosas y salió del salón a paso rápido.

-Eh Anna, anda con él. Síguelo -le dijo Rachel a Anna y la empujó con el codo.

Tomó su bolso y salió corriendo tras Samuel, pero el portero le obstaculizó el paso.

-Señorita no puede salir en horario de clases sin autorización, está prohibido.

-Lo sé es que -miró la puerta por un segundo -Tengo el periodo y necesito ir a mi casa -que vergüenza le dio decir eso pero necesitaba salir ahora. No podía perder tiempo en pedir una autorización en secretaría, se demoraría demasiado.

-No le creo señorita. No puede salir.

-Anna -llamó Rachel que iba corriendo hacia ella- ¿Aún no puedes salir?

-Él no me deja -dijo apuntando a portero -Le dije que necesito ir a casa por mi periodo pero no me cree.

-Señor -lo llamó Rachel -Si no la deja, porque no va usted a comprar toallas femeninas, por favor. Usted no sabe lo que es estar con...

-Está bien, está bien, ve rápido niña, antes de que vea la directora -abrió la puerta.

-Gracias -dijo Anna, su amiga la había salvado. No hubiese salido sin Rachel -Adiós R.

Anna corrió hacia la calle y vio a Samuel pasar conduciendo su automóvil, como en una película levantó la mano para llamar un taxi, cuando subió le dijo al conductor.

-Siga a ese auto, rápido. -y continuó sin quitarle los ojos de encima al automóvil de Samuel.

-Pero le va a salir más dinero señorita -dijo el conductor.

-No me importaba, conduzca por favor -suplicó, le daba igual tener que pagar más.

15 minutos después el taxi se estacionaba en la entrada del hospital, pagó y entró buscando a Samuel, recordó en la sala que estuvo cuando se cayó por las escaleras, el cuarto siguiente era el de Adam. Luego de unos minutos encontró la sala deambulando y vio a Samuel abrazando a una mujer. Los dos se parecían mucho, al parecer era la hermana.

-Samuel, mi hijo está peor -sollozaba aferrada a su pecho, mientras su profesor acariciaba la espalda de su hermana- mi Adam necesita el trasplante ahora, ya perdí a su padre, no puedo perder a mi pequeño.

-Tranquila hermana, mi sobrino estará bien, él es fuerte -trataba de consolarla, necesitaban una medula en ese preciso instante.

Anna decidió intervenir, ella quería que le hicieran las pruebas. Y si el niño lo necesitaba ella sería la donante.

-Samuel -dijo llamándolo, él soltó a su hermana y se giró con los ojos como platos al encontrarla en el hospital, si hace unos momentos la había visto en el salón de clases. ¿Qué hacía ahí?

-¿Anna? Que haces acá -tenía los ojos rojos, a Anna le dieron ganas de correr y abrazarlo. Decirle que ella sería compatible y que su sobrino estaría bien.

-Quiero que me hagan las pruebas ahora. Si soy compatible con Adam, cuenten conmigo para lo que sea que necesiten...

Será Nuestro Destino. [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora