Papa Paname

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Comencé a tararear la canción de Vanessa Paradis que resonaba suavemente en mis auriculares mientras dibujaba en mi libreta de bocetos. Empecé a mecerme al ritmo de la música casi sin darme cuenta.

Las siluetas, los sombreados y los detalles del traje que estaba diseñando estaban surgiendo casi por instinto. Al igual que la figura que lo llevaba comenzó a tener un rostro conocido bajo el carbón de mi portaminas y solo fui consciente de ello cuando una mirada traviesa me analizaba con diversión desde el papel.

Era un traje elegante. La camisa blanca, la corbata verde esmeralda, y la chaqueta de cuello Mao gris, con los pantalones a juego. El verde vibrante iba a juego con sus ojos gatunos, cubiertos por el antifaz de cuero.

Era extraño ver a Chat Noir con un traje diferente al que implicaba la transformación. Sin embargo, cuanto más lo veía, más me gustaba el resultado. El traje informal iba a juego con su cabello naturalmente revuelto de niño travieso.

Me quedé mirando, como una idiota, esos ojos verdes. Casi podría jurar que no parpadeé hasta que sentí un repentino golpeteo en mi hombro. Sobresaltada, me giré, encontrándome con otro par de ojos verdes. Sin embargo, aunque estos también me observaban con curiosidad, tenían un matiz muy dulce. Me quité los auriculares de un tirón.

—A-Adrien —tartamudeé, sorprendida—. ¿Qué haces aquí? —pregunté, recordando que estábamos en un pequeño parque vecinal, perdido de los ojos curiosos.

—Perdona por asustarte —se disculpó, y por su sonrisa pude entender que estaba conteniendo la risa—. Llevo un rato llamándote, pero no me escuchabas. ¿Puedo? —cuestionó, señalando significativamente el banco en el que estaba sentada.

Al momento, me roté, dándole espacio suficiente para sentarse con comodidad.

—Estamos con una sesión de fotos cerca de aquí —explicó, acomodándose en el asiento—. Te vi aquí sentada y pensé en aprovechar el descanso para saludarte.

Asentí, demasiado alterada para hablar con normalidad. De verdad detestaba esa parte de mí. ¿Por qué, con todo lo que quería decir y hablar con él, las palabras no salían de mis labios?

— ¿En qué estás trabajando? —preguntó con curiosidad, mirando mi boceto.

—No-o es na-ada del otro mundo —logré articular, con los nervios a flor de piel al tener su mirada analizando mi trabajo.

Se mantuvo durante un minuto entero en silencio, sin apartar la vista de mi cuaderno. Según pasaban los segundos, más avergonzada me sentía. Estaba preparada para un comentario negativo, pero no para ese mutismo extraño. La seriedad de su mirada fue lo que más me incomodó. De repente, una sonrisa pícara, una que jamás le había visto, inundó sus labios.

Su teléfono móvil emitió un pitido. Al momento, lo miró, echándole una rápida revisión, antes de volver a guardarlo en su bolsillo. Cuando me dirigió nuevamente la mirada, su rostro había recuperado su habitual sonrisa amable.

—Debo irme, el descanso ha terminado —informó, levantándose del asiento—. Deberías confiar más en tu talento. Al igual que en el caso del sombrero, tus creaciones son geniales. Siempre me dan ganas de llevarlas puestas.

Con una sonrisa y un gesto sutil de mano, se despidió de mí. Su halago me dejó extraordinariamente azorada, pero feliz.

—Espero poder llevar ese traje algún día —comentó antes de irse definitivamente. Me regaló una sonrisa llena de secretos que no pude comprender.

Según vi su figura desaparecer por las calles cercanas al parque, no pude evitar la sensación de que Adrien se estaba divirtiendo con un chiste privado. Un chiste que no había logrado entender y que era a mi costa. La mirada ladina del Chat Noir de mi dibujo pareció darme la razón, porque parecía reírse abiertamente de mí.

¡Hola a todos, lindas flores!

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¡Hola a todos, lindas flores!

Espero que este relato os haya gustado. Un momento perdido entre estos dos. Sin mucha acción, ni siquera romántica. Pero la suma de casualidades me encanta xD.

¿Os habéis dado cuenta? ¡Hemos llegado a las 1K visitas! Muchas gracias a todos por leer y disfrutar conmigo de esta loca colección de shots ^^. 

En fin, espero que os haya gustado este capítulo y contar con vuestras opiniones.

Con ésto y un bizcocho, ¡nos leemos pronto!

Noir, Bleu, CheveuxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora