Sin aire Parte 3

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Aviso: Por regla general, pongo la canción que me ha servido de banda sonora para todo aquel que tenga curiosidad y quiera escucharla. Sin embargo, esta vez, directamente recomiendo escuchar el tema musical en bucle mientras se lee el capítulo. Cuando lo terminéis, entenderéis la razón. 

Sin aire

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Sin aire

Parte 3

Aunque sabía que Marinette estaba a salvo, con la crisis superada y en manos de profesionales, era incapaz de tranquilizarme. En mi mente, me repetía una y otra vez que solo tenía que descansar, pero eran palabras vacías para mis nervios inquietos. Lo peor es que no podía calmar mi curiosidad comprobando cómo estaba. Para poder hacerle las pruebas necesarias y que lograra descansar, debía pasar la noche sola, sin visitas, en el hospital.

Aunque era consciente de todo eso, seguía siendo incapaz de detener mi ansiedad e impulsos intranquilos. Suponía que, solo con verla, mi inquietud se calmaría. Eso me llevó a cometer un sin sentido. En medio de la noche cerrada, me transformé en Chat Noir y salí sigilosamente de mi hogar, esquivando cuidadosamente las cámaras de seguridad.

Brinqué por los tejados con agilidad, urgiendo a mis piernas que demostraran su fortaleza y me impulsaran más rápido. Me estaba comportando como un neurótico, era consciente de eso. Marinette estaba en el hospital, custodiada por profesionales. Médicamente hablando, no había nada que pudiera hacer por ella, no era doctor. Sin embargo, necesitaba saber que estaba bien. Tenía que asegurarme que el ataque de ese día había sido fortuito. Aquel akuma no podía haber hecho a Marinette su objetivo.

Después de media hora recorriendo los pintorescos tejados de París, llegué al parque trasero del hospital. Estaba vallado, pero su altura era tan ridícula que no tuve ningún problema en saltar y adentrarme en el recinto. Una vez allí, me concentré en mi sentido del olfato. No sabía en qué habitación estaba Marinette, tampoco podía arriesgarme a que me echaran los guardias de seguridad.

Un soplo de brisa fresca me sorprendió, dándome de lleno en el rostro y alborotándome el cabello. Trajo consigo muchos olores, como el aroma de las flores que descansaban en las jardineras, el penetrante olor a desinfectante y... Un perfume conocido, registrado en mi memoria. A lavanda. Alcé la vista en dirección al viento, siguiendo su rastro. Había una ventana abierta en la cuarta planta. No estaba totalmente seguro de que el rastro procediera de esa dirección, pero decidí dejarme guiar por mis instintos. Me acerqué al árbol más cercano y trepé de un salto. Me apoyé en una de las ramas más robustas para poder saltar hasta la ventana, cayendo de pie.

Me adentré en la oscura habitación, sorprendiéndome al encontrar a Marinette despierta. Sentada en la cama, apoyada en el respaldo, abrazaba fuertemente su almohada. Vestía un holgado camisón de hospital que parecía más una manta que un pijama. Tenía la boca y la nariz escondidas en el blanco almohadón. Sus ojos estaban irritados e hinchados. Su pelo, suelto, caída desordenado por su cuello. La estampa me rompió el corazón. Lucía dolida y asustada.

Noir, Bleu, CheveuxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora