Irresistiblemente Prohibido

Sorpresa

-¿Qué estás queeeeeeeeeeeeeee? Gritó Alma cuando se lo conté. ¡Dioooos mioo! ¡Voy a ser tiaaaa!
Estábamos en el café de siempre. Ese café guardaba demasiados secretos de ambas. Siempre que había algo importante que decir, nos juntábamos ahí.

Embarazada. Ni yo misma me lo creía.

-¿Cuánto tiempo tienes? ¿Le avisaste a Franco ya? ¡Se va a volver loco de la alegría! Bien buena estuvo esa despedida parece...
No sabia si reír. Franco se pondría contento, es cierto, pero yo no sé si lo estaba. No había pensando ser mamá tan pronto y me estaba cuidando.
Alma notó mi angustia.
-Amiga, es normal que estés asustada... Pero es algo lindo, que puede ayudar mucho a tu estabilidad con Franco. Ándate con él, deja todo y ¡Empieza de cero! Te lo mereces. Ustedes se quieren, y no pienses en los errores de antes. Eso ya pasó. Tu no lo volverías a engañar. Fue un tropiezo. Serán los mejores padres, yo lo sé.

Las palabras de Alma, lograron tranquilizarme un poco.

Me fui a mi casa, algo nerviosa. No sabía como decirle a Franco, a mis padres, a mis amigos... No me sentía lista para cambiar pañales, buscar ropa de bebé, clínica, ir a consultas...

Revisé el buzón. Habían dos cartas. Una del banco y otra sin remitente. Abrí la carta misteriosa, y fue como si el pequeño mundo que tenía, se me viniera al suelo.

Preciosa -empezaba-. No puedo quitarte de mi cabeza. No hubiese querido que las cosas pasaran así, en tu estado... Pero tenerte en mis brazos, besarte, tocarte... Hacer al amor contigo... Me devolvió el alma al cuerpo.

Palidecí. Sentí por un momento que me desmayaría.

El desconocido, claro. Tenia que ser él. ¿Pasó algo entre nosotros esa noche? Hace un mes que había ocurrido todo y jamás volví a saber nada de su paradero.

El embarazo.

Eso si que era una sorpresa.