five

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5. Las primeras reacciones


- Día cinco. - Dijo Gina divertida. - ¿Cómo van a suceder las cosas hoy?

- Pues seguramente con una cola enorme de chicos intentando ligar conmigo. - Suspiré pesadamente. – Lo de siempre en los últimos días.

- El sueño de todas las chicas.

- Un sueño horrible.

Gina y yo llegamos a la cafetería y de inmediato el lugar se quedó en silencio. Los ojos de todos estaban posados en mí y parpadeé sorprendida por el nuevo giro de los acontecimientos. Tenía un serio presentimiento de que las cosas no iban a cambiar mucho.

Tomando una respiración profunda, me acerqué a nuestra mesa habitual. Todos los ojos me siguieron mientras caminaba y me obligué a ignorarlos. Sabía que querían una reacción, pero iba a ser inteligente y no les iba a dar ninguna.

Una vez que Gina y yo nos sentamos, se inclinó hacia mi oreja.

- ¿Qué está pasando?

Sus ojos se movieron por toda la cafetería y su rostro palideció. No la culpaba porque hoy todo estaba extrañamente tranquilo y todos los ojos estaban puestos en mí. A pesar de no ser el tipo de persona que se preocupase por lo que los demás opinasen, me estaba empezando a sentir incómoda.

- No les hagas caso. - Susurré, sacando el almuerzo. – Sólo quieren intimidarme. Han pasado cinco días y es probable que se estén volviendo locos.

- Gracias a Dios que mañana es sábado. - Murmuró. – Esto me está asustando, de verdad.

Tomé un bocado de la hamburguesa y asentí. Teniendo cientos de pares de ojos encima sin duda era una situación muy incómoda y terrorífica. Sobre todo cuando nadie hablaba y sólo miraban fijamente.

Gina y yo comimos en silencio, incapaces de hablar. Mantuvimos la cabeza baja esperando a que todos volviesen a sus cosas, pero no lo hicieron. Incluso cuando pasaron veinte minutos, ellos seguían mirando. Está bien, esto había pasado de ser incómodo a muy raro.

Estaba empezando a perder la paciencia.

- Juro por Dios. - Le susurré a Gina. – Que si no dejan de mirarme voy a matarlos.

- Respira hondo Daisy. - Me susurró con urgencia. – No sé qué tienen planeado y estoy preocupada por ti.

- Pues yo no y quiero saberlo.

Los ojos de Gina se agrandaron con susto cuando me puse de pie, abrió la boca de par en par cuando me subí a la mesa mirando a todos los que me estaban mirando. Gina se limitó a mirar hacia atrás y entonces mi paciencia quebró como una rama.

- ¿Qué miran? – Espeté, causando que muchos ojos se abrieran de sorpresa.

- Oh Dios. - Susurró Gina.

Y entonces vi cómo juntaba las manos en forma de oración.

Clásico de Gina. Ponerse a rezar en las situaciones más oportunas.

Siempre se preocupaba por mí y por mi enorme bocota.

- Queremos saber cuándo demonios vas a pasar el beso. - Dijo una chica, entrecerrándome los ojos. – Han pasado cinco días y no sabemos a quién lo vas a pasar.

Unas cuantas personas gritaron de acuerdo con ella y rodé los ojos. Ya era hora de que se diesen cuenta de lo que iba a suceder a partir de ahora.

- ¡Eso es porque no quiero pasar el beso a cualquiera! – Grité, ganando algunos jadeos de la multitud. - ¡No quiero ni voy a besar a nadie!

Todos abrieron la boca y los ojos, sorprendidos, y debajo de mí Gina se quejó acerca de cómo estaba a punto de arruinar mi vida. La ignoré y me quedé de pie triunfante. Ahora que me había quitado un peso de encima al decirles a todos lo que sentía esperaba que me dejasen en paz.

El Playboy quiere Besarme, [SP#3] | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora