22. Arrepentimiento
En pocas palabras, me sentía horrible. Me sentía la peor persona del mundo y sabía que Malcolm no se merecía eso. La verdad era que Malcolm había sido agradable y no merecía la forma en la que lo trataba con frecuencia. Sabiendo eso, me preguntaba por qué estaba siendo tan obstinada y tensa en torno a él. No era así de forma natural, por lo que no lo comprendía. Con Malcolm siendo un buen tipo, no entendía mis acciones.
Gimiendo, supe que tenía que disculparme. Sin embargo, tenía que ser algo grande. No podía decir lo siento después de haberme dado esa libreta y no haberle hablado en días. Así pues, me quedé pensando en algo.
- ¡Daisy! – gritó mi madre desde abajo. - ¡Despierta! ¡Tienes que ir a clase!
Con la voz de mamá fuerte y clara, recordé lo que me decía constantemente. Los chicos sólo querían el cuerpo de las chicas. Así que tal vez no podría darle eso, pero sí podría darle una pequeña parte de mí que nadie más podría conseguir. Ese parecía ser un buen regalo de disculpa, por lo que sonreí.
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No sé por qué quería hacer esto, sabiendo que estaba en contra del contacto físico con un chico que no fuese mi novio. Pero estaba extrañamente desesperada y molesta por herir a Malcolm, así que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa. Con Malcolm ignorándome estos últimos días, sólo quería que volviera a sus viejas formas para tratar de captar mi atención.
No tenía gran parte de un plan, pero sabía dónde estaba Malcolm. Mi corazón latía con anticipación y traté de pensar en algo íntimo que me hiciese ganar el perdón. A decir verdad, no estaba pensando con claridad y sabía que esta era una decisión precipitada, pero simplemente no podía pensar con claridad con Malcolm evitándome. Honestamente, me dolía y no podía descubrirlo. Me daba vergüenza admitirlo, pero por ahora sabía que significaba algo para mí.
Pronto, vi a Malcolm sentado con la espalda recta apoyada contra la pared. Tenía la cabeza gacha y su pelo caía sobre su rostro. Parecía estar durmiendo y me detuve cerca de él, sin saber si debía molestar. Malcolm parecía en paz.
Pero de repente, levantó la vista como si me hubiese sentido. Su cabeza voló hacia mí y parecía realmente sorprendido cuando me vio. No lo culpo porque no era el tipo de persona que se acercaba a los demás primero, especialmente si estábamos en una pelea. Yo esperaba a que se disculpasen.
Recordando el plan, me acerqué a él y caí de rodillas. Mis mejillas inmediatamente se pusieron rojas mientras le miraba, preguntándome qué debería hacer. ¿Qué regalo haría a un chico sentirse orgulloso? Tenía que ser algo que pudiera ver, así que una idea vino a mi mente.
Mirándole a sus ojos, hablé. – Lo siento.
Entonces coloqué las manos en sus hombros y me acerqué más. Su cuerpo se tensó mientras mi cara se acercaba a su cuello y antes de que lo supiera, mis labios estaban sobre la esquina de su boca. Le di un beso a la ligera, asegurándome de no tocar sus labios. Esa era mi disculpa por ser una idiota. Era un beso real, así que esperaba que me perdonara.
Malcolm se quedo sin aliento y me encontré con su cuerpo congelado bajo mi tacto. Y de repente, Malcolm me agarró de los brazos y me empujó, lo miré y vi que sus ojos estaban muy abiertos. Sus pupilas se agrandaron y sus mejillas estaban teñidas de rosa. Me sonrojé, sintiendo una especie de orgullo brotar dentro de mí, sabiendo que le había causado eso a Malcolm. Con mis labios, había conseguido ponerlo nervioso. Tal vez esto no era tan incómodo como parecía.
- ¿Qué estás haciendo? – preguntó, todavía en estado de shock.
- Lo siento – dije. – Esa es mi disculpa.
- Daisy, ¿en serio? – sus ojos se endurecieron ligeramente. – Tienes que estar bromeando.
Desconcertada, abrí los ojos.
- ¿Qué quieres decir? – pregunté, nerviosa.
- Me dijiste que no querías que te tocaran. Sobre todo alguien que no fuese tu novio – me regañó. - ¿Qué haces ahora?
No podía creer que me estuviese regañando. Cualquier tipo tenía suerte de estar tan cerca de mí y de haberlo besado. Malcolm debería estar encantado y no podía creer que estuviese actuando de esta manera.
- Estoy haciendo un esfuerzo por ti – me tiré hacia atrás, molesta. – Sé lo que les gusta a los chicos y te estoy haciendo un favor. ¿Por qué actúas así?
- No estoy enfadado – dijo, suavizando la voz. – Estoy confundido. ¿Por qué hiciste eso?
- Es una disculpa.
- Podías decir que lo sientes – para mi sorpresa, comenzó a acariciar mi cabello. – No tienes que hacer esto.
Sintiéndome humillada, me encontré a la defensiva. Quería demostrar mi razonamiento detrás de mis acciones al azar, por lo que las palabras comenzaron a salir de mi boca.
- Lo sé. Me diste un regalo, así que quería darte uno de vuelta, sabía que esto te gustaría. A los chicos sólo les gusta el físico de las chicas – dije, casi laberíntica. – Me gustaría disfrutar pensando que te gustó tanto como el libro que me diste. Malcolm, sólo quiero que me perdones por completo. Que no estés a mi lado de verdad que me vuelve loca.
Eso era cierto. Malcolm olvidándose de mí me hacía pensar en él constantemente. Mis ojos iban hacia él en clase y seguía deseando que hablara conmigo, pero nunca lo hacía. Me dolía y debido a eso terminamos aquí. Y a pesar de que fui humillada, viendo a Malcolm así hacia que esto valiera la pena.
- Lo siento. Estaba ofendido – dijo. – Pero escucha, Daisy. No vuelvas a obligarte a hacer algo que no crees. No vuelvas a pretender ser alguien que no eres, sobre todo por los demás. Crees en mantener el contacto físico de una relación como algo sagrado, mantén eso.
- ¿Por qué me dices eso? – le pregunté, curiosa.
- Porque sé lo mucho que aspiras a fingir ser alguien que no eres – me dio una sonrisa triste. – No es divertido y si tienes moral, vela por ella y no dejes que nadie cambie eso. Es lo que te hace especial.
Me quedé paralizada. Solamente quería abrazarlo mientras le miraba. No había nada más que quisiese en este momento que retener y apretar con fuerza a este chico.
- Lo siento – le dije. – No siempre me obligo a hacer algo que no creo para agradar a los demás. Cometí un error pensando que tenía que hacerlo por ti.
- Bien – me dijo. – Me gusta cómo eres.
Sonreí. - ¿Puedo abrazarte?
Las cejas de Malcolm se levantaron y se rio un poco. Había mentido por completo cuando dije que Malcolm no estaba a mi nivel.
- Quiero abrazarte – le dije. – No voy a cambiar para complacer a otros. Realmente quiero abrazarte.
Malcolm abrió los brazos con una sonrisa. Mi corazón latió con fuerza y me gustó la sensación. Me gustó cómo me sentí difusa.
- Ven aquí – dijo.
Sonreí y lo abracé. Me devolvió el abrazo y nos quedamos allí durante varios minutos. Estaba bien, tenía que admitirlo. Estar aquí con este chico era muy, muy agradable.
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¡Hola! Siento haber tardado en subir capítulo, agradezco todo vuestro interés y el increíble apoyo que le están dando a la historia.
No me canso de decirlo, ¡son geniales!
Y aquí les subo capítulo a la medianoche, porque yo lo valgo. No tuve suficiente día que tengo que hacerlo ahora... esa tentación de dejarlo todo para el final...
Espero que les guste el capítulo. ¿Qué opinan?
¿Quieren salseo? ( ͡° ͜ʖ ͡°) (de seguro que sí)
En fin, nos vemos pronto!
Cheeky Love, xx
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El Playboy quiere Besarme, [SP#3] | ✓
Teen FictionTodo empezó por un juego y un beso. La pobre Daisy pasó de no tener ningún pretendiente a tener docenas. Incluyendo al playboy de la escuela.