33. Realización
Había pasado una semana y la escuela se había vuelto incómoda. Malcolm y yo nos ignorábamos y todo el mundo estaba hablando de ello. Todo el mundo hablaba específicamente de lo estúpido que era confiar en Malcolm y la verdad, me molestaba. Aunque sabía que no debía preocuparme por sus palabras, me preocupaban y no entendía el por qué.
Abría la puerta de casa y entré. Suspirando, me arrastré por las escaleras hasta el piso de arriba y me dejé caer sobre mi cama. Mis padres aún no estaban en casa y estaba segura de que estaba sola en casa, lo que significaba que me ahogaría en los remordimientos y en la tristeza, como últimamente había estado haciendo.
¿Por qué tuvo que ser él? Era lo único que pensaba. Si hubiera sido otra persona, alguien como Xavier, ahora mismo no estaría en esta posición. Sería feliz y estaría en una bonita relación amorosa.
Cerrando los ojos, me dije que me olvidara. Ahora no tenía sentido preocuparse. La escuela terminaría en dos semanas y aunque Malcolm y yo estaríamos –tristemente- en la misma universidad, dudaba que fuésemos a vernos mucho. Estar triste por esto sólo era una pérdida de tiempo.
Entonces escuché el timbre de la puerta. Abriendo los ojos me pregunté quién demonios podría ser. Sólo esperaba que no fuera Malcolm, no estaba de humor y lo cierto es que tampoco tenia ganas de verlo. Bajé las escaleras y abrí la puerta.
- ¿Gina?
Ella sonrió al verme. - ¿Me dejas pasar?
Asentí y me aparté para dejarla pasar. Cerré la puerta y me volví para mirarla con confusión. No habíamos quedado, ¿qué demonios hacía aquí?
- ¿Podemos hablar? – preguntó.
- Claro.
Caminé por las escaleras y ella me siguió, después entramos en mi habitación y nos sentamos en la cama.
- ¿Qué pasa? ¿Te pasó algo con Archer? – pregunté, preocupada.
Ella negó con la cabeza. – No es por él que vine a hablar.
Fruncí el ceño.
- Siempre fuiste muy obstinada, Daisy – dijo de repente. - Admiro tu confianza, ya lo sabes, pero a veces te lleva a ser irracionalmente obstinada.
Parpadeé. ¿A dónde demonios quería llegar?
- ¿No crees que ahora mismo estás siendo obstinada? – preguntó. – Después de todo lo que Malcolm ha dicho y hecho por ti, ¿no lo sientes?
Me quedé boquiabierta. - ¿Estás de su lado?
- Sí, porque sé quién tiene razón, y por una vez, no eres tú.
Estaría mintiendo si dijera que no estaba ofendida. Gina era mi mejor amiga, y sin embargo, estaba del lado del tipo que me había roto el corazón. No lo podía creer.
- Creo que deberías irte – dije, tratando de mantener la calma. – Ahora.
- No, no lo haré hasta que vayas a donde Malcolm y le pidas perdón – dijo desafiante. – Ahora escúchame.
Me sorprendió este lado de Gina. Por lo general, ella es una persona tranquila y que pocas veces alzó la voz. De las dos, yo siempre era la malhumorada y la nerviosa, ella era la que me calmaba y la que me decía que las cosas saldrían mal por mi comportamiento. Ahora era ella quien desafiaba.
- A Malcolm le gustas de verdad – me dijo. – Nunca te haría daño, no tengo ni idea de por qué piensas lo contrario.
- Sólo empezó a hablar conmigo cuando recibí el beso – le respondí. – No me habló durante un día entero cuando le pasé el beso.
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El Playboy quiere Besarme, [SP#3] | ✓
Teen FictionTodo empezó por un juego y un beso. La pobre Daisy pasó de no tener ningún pretendiente a tener docenas. Incluyendo al playboy de la escuela.