eighteen

119K 8.6K 3.1K
                                    

18. Los chicos y la decepción


Llevé a Malcolm a la habitación y di gracias al Señor ya que mis padres no estaban en casa. Después de nuestra última conversación, no quería que estuvieran cerca de Malcolm. No quería que le juzgaran erróneamente. Por eso traté de mantener a Malcolm como mi pequeño secreto.

Cuando llegamos a mi habitación, cerré la puerta y Malcolm se acercó a mi cama. Se dejó caer en ella y cerró los ojos, de repente mirando agotado. Incapaz de evitarlo, lo miré por un momento, parecía en paz.

- ¿Cansado? – Le pregunté una vez que me di cuenta de que había estado mirando por mucho tiempo.

- Sí – dijo, abriendo los ojos y sentándose. – No he dormido mucho últimamente.

- ¿Por?

Se encogió de hombros. – Cosas.

Se pasó los dedos por el pelo y lo miré. Había tanto de él que no sabía y quería cambiar eso. Una pequeña parte de mí esperaba que pudiésemos ser más que conocidos.

Fui hasta la cama y me senté junto a él. Me trasladé hasta posicionar la espalda contra el reposacabezas y él me siguió. Cuando nuestros hombros se rozaron sentí una sacudida a través de mí y me sonrojé. Quería deshacerme de esa sensación, así que negué con la cabeza vigorosamente.

- ¿Qué haces? – Preguntó, sonando confundido.

Mis mejillas se pusieron rojas. – Oh, nada. Vamos a empezar.

Sacando el libro de cálculo, abrí la página hasta el tema dos. Cogí un papel y sentí una repentina excitación. La enseñanza era divertida, especialmente con un estudiante tan curioso como Malcolm. Yo esperaba que fuese alguien con gusto por perder el tiempo y ser indiferente, pero, sorprendentemente, Malcolm realmente atendía a todo lo que le explicaba.

- Así que, vamos a empezar con la primera lección del tema – le dije, mirándole.

Me congelé cuando vi que Malcolm me miraba intensamente. Sus ojos parecían extrañamente solemnes en mí, pero había algo crudo. Inexplicablemente, me dejó sin habla. Sin saber qué hacer, me quedé mirando sus ojos azules.

- ¿Tenemos que estudiar? – Preguntó después de un poco, sin dejar de mirarme.

- Em, sí – le respondí, confundida. – Es por eso que estás aquí, ¿no?

Malcolm no dijo nada durante un rato, pero sus ojos comenzaron a pasear por mi cara. Tragué saliva mientras me analizaba y me sentí incómoda. Tan incómoda que mi corazón se aceleró a un ritmo preocupante.

- ¿Empezamos? – Pregunté, apartando la mirada.

- Primero vamos a hablar un poco – dijo. – Venga.

Parecía cansado y suplicante a la vez, por lo que acepté.

- Eres inteligente, amable, segura, y muchas cosas más – dijo de la nada. - ¿Lo sabías?

Fruncí el ceño. - ¿Claro?

Mirándole de reojo, vi que tenía una pequeña sonrisa. Pero también me di cuenta de las bolsas debajo de sus ojos que me dejaron preocupada. Malcolm hoy parecía diferente y sabía que tenía que ser causa de su agotamiento.

- Me encanta que no estés en desacuerdo – dijo, cerrando los ojos brevemente. – Es muy raro ver a una chica con confianza.

- Hay un montón de chicas con confianza – le dije.

El Playboy quiere Besarme, [SP#3] | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora