Las 8.00 de la mañana. Es un lunes,una mañana fría. Abel baja las escaleras con tranquilidad, va sobrado de tiempo. Se coloca su típico gorro gris. Chista al darse cuenta de que se ha olvidado la braga arriba, y sube corriendo.
Cristina se agobia porque llega tarde,y a primera hora tiene un exámen de biología muy importante. Repasa una y otra vez mentalmente la lección. Baja lo más deprisa que puede las escaleras, tropezando varias veces por la velocidad. Coge una bocanada de aire antes de salir por la puerta.
Abel no corre,su paso es más lento que el de Cristina. Ella sí que corre. Se encuentran en un paso de peatones. No se conocen, asi que no es raro que no se saluden. Abel ni siquiera presta atención a Cristina. Cristina pasa de Abel.
Y así pasan los días. Cristina es estudiosa, Abel es un repetidor. Abel es orgulloso, Cristina humilde. Ella es tímida, él es abierto. Él es observador, ella despistada.
No tienen ninguna conexión
Dos semanas han pasado desde el primer encuentro. Esta vez, es Abel quien corre. Ayer se le olvidó una poesía en el pupitre de un compañero, y tiene verguenza de que la lea. Cristina esta mañana se ha levantado demasiado temprano. Va caminando tranquilamente. Y, al cruzar el paso de peatones, él acelera. Ella levanta la vista. Un segundo es suficiente para fijarse en él. ¿Quién no lo haría? Un chico con coleta, tiene el pelo largo y castaño. Se agarra el gorro para que no se le caiga. Parece que llega tarde a algún sitio. Cristina mira como se pierde, no le dice nada, se ha quedado paralizada. Un coche pita, ella se sobresalta y vuelve a la realidad. Se aparta corriendo.
Un día tras otro. Las hojas empiezan a caerse. Cristina pasa por el paso de peatones. Siempre le ve, nunca falla. Y ella se sonroja. Aunque Abel no le haga ni caso."Cristina, tienes novio." se repite. Pero no sirve de nada, el rubor vuelve una y otra vez.
Un viernes por la tarde, como otro cualquiera, Abel ha quedado con unos amigos suyos, no sale con ellos desde hace algún tiempo. Ya llevan una hora dando vueltas por la ciudad. Lleva su típico gorro, una mochila y va bromeando por la calle con sus amigos.
Cristina sonríe, hoy es el primer aniversario con su novio. Viste un vestido amarillo y debajo de este lleva unas medias negras,además de una camiseta también de ese color. Hace no más de cinco minutos que lleva caminando cuando su novio la llama. Sonriente, se acerca el teléfono. Responde con un "Hola cariño".Sin embargo, su cara cambia. A cada segundo se torna más triste. Un momento antes de colgar, se oye un "Cris, he encontrado a otra." de su novio. Sin poder remediarlo, se le humedecen los ojos. Cambia el paso. Ahora anda rápidamente.
Abel suelta una carcajada. Mira a su derecha y ve algo. ¿Algo? Más bien alguien. Ve a Cristina con su pelo negro como el cosmos, con su peinado perfecto, con su flequillo caído a la izquierda y el resto por debajo de los hombros. Abel ve una línea negra de maquillaje que caía desde su ojo izquierdo...
Era la belleza personificada. Pero, cuando quiso decirle algo, ella ya estaba muy lejos. Y sus amigos también. Corrió hacia ellos, haciendo señas para que le esperaran.