-¿Qué estás mirando?-me pregunta Etsu sin mirarme. Camina con su paso tranquilo hacia adelante.
-Nada en particular...-miento yo
-Estás mirando al cielo.-repone Arnau, aunque con un toque dulce.-Mientes.-dice con una sonrisa. Yo me sonrojo.
-Miraba...el sol...-digo alzando el brazo hacia él.-¿Imaginas...poder alcanzarlo, Etsu?
-Es técnicamente imposible.-dice Senex.-Técnicamente.-se le curva la sonrisa.
-Era solo un pensamiento chicos...-digo algo avergonzada.
-No es solo un pensamiento.-dice Arnau.-Es un sueño.
-¡Vas a alcanzar el sol, Ileana!-grita Etsu y empieza a correr.
Los muchachos,con un grito de euforia, se ponen también a correr. Y me uno a ellos casi sin quererlo.
Avanzamos las calles en una frenética carrera, los transeuntes nos miran como si fueramos salvajes...y en parte eso es lo que somos. Salvajes, hijos de la tierra.
Nos desviamos hacia el bosque, lo más parecido a la naturaleza que hay en toda la ciudad. Vamos riendo y aullando, jadeando por el esfuerzo.
-¡Seguidme!-grita Etsu girando bruscamente. Se interna en el bosque. Uno tras otro, los muchachos desaparecen tras un matorral. Yo giro y me abro paso entre las ramas.
-¡Estoy aquí!-oigo gritar a Arnau. La voz proviene de más adelante. Apenas paro medio segundo, lo suficiente para coger algo de aire y seguir corriendo. Veo que están todos unos a cuantos metros de un barranco.
-Adelante.-dice Etsu con voz serena. Cojo aire y aumento mi ritmo de carrera.
Se ponen en posición de saltar.
El suelo se me acaba.
Paso por delante de ellos.
-¡Salta!-gritan al unísono.
Y salto, ellos conmigo.
Estiro mi brazo hacia el cielo y siento algo debajo de mis pies que empujan de mi hacia arriba y me impulsan aún más alto. Llego hasta el punto más alto. Cojo el sol y lo encierro en mi mano. Me llevo el puño al pecho.
Y caigo.
Un golpe sordo. Al principio no siento nada, por la adrenalina. Pero luego el dolor se extiende desde el costado por todo el cuerpo, hasta la punta de mis dedos.
Toso y jadeo. Mi mirada les busca.
Arnau es el que está más cerca. Se arrastra con los antebrazos hasta mí.
Senex rueda hasta nosotros.
Etsu es el único que está de pie, pero se tambalea cuando nos alcanza y cae.
Miramos hacia arriba y reímos.
-¿Lo alcanzaste?-dice Etsu con una voz rota.
-¿Te impulsé lo suficiente para llegar alto?-Arnau se gira hacia mí.
-¿Encontré un buen sitio?-Senex ríe suavemente.
-Sí.-digo con voz queda antes de caer dormida.