No fue un error

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NO FUE UN ERROR

Vive el momento, me dijiste. Es verdad eso de que resprimirse es una mierda. Y yo siempre pensaba que si ese amor no iba a durar para toda la vida, mejor callar y sufrir. Pero, luego empecé a darle vueltas. Pues, si lo amaste con todo tu corazón, no fue un error.

Me siento en un banco para tomar el almuerzo. Me entretengo escuchando a Alice, mi mejor amiga. Habla otra vez sobre Michael. No es que me aburra, pero ya me sé su vida. Creo que si me lo presentara, ya nada me sorprendería porque es como si ya le conociera. Cuando empieza a explicarme de qué forma le besa, ruedo los ojos. Me llevo la pajita de mi zumo a los labios. Giro mi cabeza disimuladamente hacia la derecha. Y, ¿qué veo? Un chico en un aprieto. Ha derramado un poco de agua sobre la falda de una chica. Hay dos grupos de muchachas. El primero se empeña en que debe de disculparse e intentar arreglar el desperdicio. El segundo quiere que le firme la mano. Y el chaval no sabe qué hacer. No puedo evitar sonreír. Él me mira y esboza una sonrisa también. Yo alzo una ceja y aparto mi zumo. Él hace ademán de levantarse. Yo me relamo los labios.

-Ileana, no me estás escuchando. -giro la cabeza hacia ella con pesar.

-Alice...- le digo a modo de súplica.

-No Ileana, no me estabas atendiendo.

-Tú no le has visto...-digo por lo bajo. Alice me roba el zumo y me mira acusadoramente. Yo suspiro.

-Hola.- oigo detrás de mí. Giro mis piernas en sentido contrario, y ahí está el chico.

-Hola.-digo cruzando mis piernas. Él extiende su mano hacia mí.

-James. Vengo de un intercambio de una ciudad que está un poco más al norte de aquí -dice mientras que en su cara se dibuja una sonrisa.

-Ileana. Yo estudio en este instituto-digo estrechándole la mano. Me sorprende tirándome hacia su cuerpo con tanta fuerza que me junta con él.

-¿Quieres que te firme?- me pregunta con tono galán.

- La cuestión es, ¿puedes firmarme?- él me mira como diciendo: " por favor...por supuesto" Coge mi mano y acerca el boli. Yo la aparto. Me mira alzando una ceja y lo intenta de nuevo, pero le pasa lo mismo. Al final, se retira.

-Fierecilla indomable ¿eh?.-yo asiento.-A ver si te domo.- dice susurrando. Me giro sobre mis talones y avanzo. Lo lleva claro si cree que puede conmigo, pero, ¿quién sabe? Vamos a probarte, James.Una mano me agarra mi antebrazo. Seguidamente, siento una respiración en mi cuello.

-Hola fierecilla.

-Hola mujeriego.- él ríe. Parece que mi afilada lengua le agrada.

-Muy bueno.- Me giro y me libero de sus garras. Me quedo en frente de él como diciendo "¿Qué quieres?". Viendo que se limita sólo a mirarme hasta tiempo indefinido, decido que ya es momento de cortar el encuentro.

-Oye James, me caes bien, pero tengo que irme.- dicho esto, me doy media vuelta y empiezo a avanzar. Cuando llevo unos cuantos pasos, no puedo evitar desear que me pare.

-No, Ileana, espera por favor. Ileana.- me persigue, ¡sí!

-¿Sí?-digo alzando mi cabeza por encima de mi hombro.

-Tú y yo. Mañana. Sábado. A las once en el parque. Piénsalo.- y se va. No pienso seguirle. Pero, quiero quedar con él...

-Si así gustas...-digo lo suficientemente alto como para que me escuche. Me mira y sonríe. Antes de que yo dibuje otro esbozo de sonrisa o las mejillas se me coloreen, me voy cruzando finalmente la puerta. Ese chico tiene algo. Pero tampoco es que se diferencie mucho de los que hay aquí. Es lo de simpre, pelo negro, ojos castaños, sonrisa blanca...Tiene que ser su carácter. Tiene algo que te atrae. Y, por lo que he visto con esas chicas es muy efectivo. Yo sólo sé que no quiero ser una más. Mañana quedaré con él.

Mi mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora