Ocho en punto y aún me quedan un par de calles para llegar al instituto.
Corro como alma que la lleva el diablo.
—Apresúrate. Eres bastante lenta como para ser una superheroína.
Sigue enojado porque dije que lo iba a entregar.
—Ya te dije que esa era la única forma de convencerla.
—No hablo con gente traidora.
Resentido.
Llego a la esquina y paro por el semáforo. Me apoyo en mis rodillas para recuperar el aliento.
Por suerte llego justo a tiempo.
Camino hacia la entrada con la vista en la pantalla de mi móvil para leer la notificación que me llegó cuando algo me empuja por detrás. Cierro los ojos esperando chocar contra el suelo, pero eso nunca sucede.
—Hola Jade. —Unos lindos ojos verdes me reciben con alegría. Deshago su agarre y me enderezco.
—Gracias por salvar mi cara. —Suelta una risita.
—¿Estás bien Marinette? —Esa voz significa una sola cosa: cambio de puesto.
—E-eh, yo ¡s-sí! —Marinette se endereza y se sonroja al ver al rubio. —Ho-hola Adrien.
—Tú debes ser la famosa Jade.
—Y tú el buen samaritano que me prestó su puesto en el salón. Nino, ¿cierto?
—El mismo. —Hace un gesto con su gorra y comenzamos a caminar hacia adentro. Marinette queda estática, sacude su cabeza y vuelve a la tierra. —¿Es cierto que vienes de América?
—Sí, ¿y es cierto que te enfermaste del estómago?
—Nunca mezcles las frituras con leche en el desayuno. —Río por la seriedad con la que lo dice.
—Lo tendré en mente.
Entramos al aula y lo primero que veo es a Lila Rossi. Iugh. No creí que tendría que lidiar con ella.
La señorita Bustier entra detrás de nosotros. Analizo los asientos y veo que el único que se sienta sólo es Ivan. Llevo mis cosas hasta donde está él.
—¡Hey, bro!
—¡Hola Jade! —Chocamos puños.
—Querrás decir, nueva compañera de puesto. —Él se corre un poco, dejándome la mitad del pupitre.
—¿Nino te robó tu asiento al frente?
—Nah, solo era prestado. En algún momento tendría que devolverlo.
—Buenos días, jóvenes. Abran sus libros en la página 103.
La mañana pasa con lentitud y no hay novedades, sólo innumerables carcajadas por las tonterías de Kim en los recesos y unas cuantas de muecas de Marinette al verme hablar com Adrien.
Estoy a punto de salir del aula con Nino y Adrien al final del día, cuando aparece esa fastidiosa voz.
—¡Jade! No nos hemos presentado; soy Lila Rossi. He ido un par de veces a Boston y es una ciudad muy linda. —habla con "amabilidad". Alrededor escucho expresiones de asombro.
—¿En serio?
—¡Sí! Tengo un tío que trabaja para el gobernador y me he quedado un par de veces en su casa.
¡¿Por qué me habla?! ¡No quiero que me hable! Ojalá pudiera bloquearla de mi vida.
—¡Eso es genial! —trato de fingir lo más que puedo mi asombro y felicidad. —Me gustaría quedarme hablando contigo, pero debemos irnos.
Lanzo una mirada de auxilio a la primera persona que entra en mi rango visual: Alya.
—¡Si, es cierto! —Gracias al cielo la morena entiende en seguida. —Con Jade y Marinette quedamos en ir a mi casa para revisar los apuntes de biología. ¿Vienen chicos? —Le hace una mirada a Nino y este le da una palmadita en el hombro a Adrien.
—C-claro que sí. Vamos viejo.
Los cinco salimos del aula. No puedo creer que me hayan salvado. Ni siquiera he hablado lo suficiente con Alya como para que me ayude así.
Cuando bajamos las escaleras y estamos lo suficientemente lejos de la tipa esta, me atrevo a hablar.
—Alya, les debo una. No creí que me salvarían. —Voy entre ambas amigas. Les dedico una mirada de agradecimiento a cada uno. —Les debo una.
—¿Acaso no te agrada Lila? —Nino es el que pregunta.
—Digamos que no me da buena espina. —Me encojo de hombros y pongo mis manos en las correas de mi mochila.
—Haces bien en no acercarte a ella. Ha metido en bastantes problemas a Marinette. —La azabache asiente, dándole la razón al rubio.
—La última vez la expulsaron porque puso las respuestas de un exámen en su mochila y además la acuso de robar su collar; Y si hay algo que Marinette no es, es ladrona. —La morena defiende a su amiga.
Aún así, sabemos que ha robado celulares, sólo que lo hizo por una "buena causa".
A pesar de esto, abro los ojos y finjo sorpresa.
—¿Es en serio? Que víbora.
—A mi no me parece mala persona. —Nino se encoje de hombros. Seguimos hablando hasta la salida, nos despedimos y cada uno toma un camino distinto.
Voy hasta un callejón y Lionel aparece.
—¿Sigues enojado conmigo? —se cruza de brazos.
—Sí. —Que tajante.
—Eres mi mejor amigo, —le acaricio bajo la barbilla con dos dedos —sabes que en realidad no lo haría jamás. Además, si llega el día que Ladybug me lo pida, voy a huir y no te voy a entregar jamás.
—¡Ya no puedo seguir enojado contigo! —Se lanza hacia mi y abraza mi mejilla. Acaricio su cabecita. —¿Quieres pasear por los techos?
—Me leíste la mente. ¡Lionel, a rugir!
Voy saltando con tranquilidad de techo en techo. Llego hasta los edificios del parque y veo a una señora mayor mirando y hablando hacia la copa de un árbol.
Es hora de hacer el buen gesto del día.
—¿Necesita ayuda? —Cuando llego junto a la señora, ella me ve con asombro. Vuelvo mi mirada hacia la copa del árbol y veo un mishi gris medio rayado.
—¿Tú eres la nueva amiga de Ladybug?
—Roy Lion para servir. —Hago una pequeña reverencia. —¿Necesita ayuda con su gato?
—Si, por favor. Bigotes se asustó de nuevo y salió corriendo.
Subo al árbol con la ayuda de mis garras. Cargo al pequeño gato con cuidado y bajo de un salto.
—Muchas gracias, Roy Lion.
—Debería vigilar mejor a Bigotes. ¡Nos vemos! —Cuando me despido, volteo y veo un par de personas grabando con sus teléfonos. Las saludo con la mano y me voy con la ayuda de una flecha.
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Este no es mi mundo [Miraculous ladybug]
FanfictionHace un tiempo, decidí entrar a una casa abandonada para ver lo que causaba una misteriosa luz. ¿Consecuencias de este acto? Quedé atrapada en París. ----------☯️---------- La mayor parte de los personajes de este fanfic no son de mi propiedad; pert...