XVIII

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Me dirijo hasta la cocina para desayunar. Busco en uno de los muebles una taza para prepararme café, el que luego acompaño con una manzana verde.

—Debo hablar contigo, Jade. —Wang Fu hace acto de presencia en la cocina. Lo miro, esperando a que continúe. —Ya no puedo seguir aquí. Ahora que Hawk Moth sabe quién soy, debo ocultarme para no ponernos en peligro.

Termino de masticar lo que tengo en la boca y respondo. —Lo entiendo, después de todo, ya sabía que esto pasaría. —Esto último lo digo con gracia. —Y por mí no se preocupe. Ya conseguí un empleo en el que me pagarán 17,03€ la hora, lo suficiente como para vivir.

—Aún así, dejaré que te quedes aquí, ya que el lugar es mío. Te quedarás con el futón, el buró, un poco de loza, las encimeras y electrodomésticos de la cocina.

—No puedo aceptarlo. Ya veré como arreglármelas para comprar ese tipo de cosas.

—Insisto, lo necesitarás. Además, el lugar al que voy está parcialmente amueblado; no necesitaré dos hornos. —Para no ser maleducada, no lo recrimino. —Ahora vete, se te hace tarde.

Miro el reloj de la pared y este indica que en cinco minutos empiezan las clases.

Tomo de un sorbo el café que le queda a mi taza y la dejo en el fregadero.

—Nos vemos esta tarde. —Paso por su lado y me llevo lo que queda de la manzana. Voy hasta mi habitación y tomo la mochila para irme corriendo.

—¡Espérame! —Lionel aparece volando por la puerta del baño y entra directamente en mi bolsillo. —Ahora sí, vámonos.

Troto a paso rápido hasta el instituto y voy directamente al baño. Mi condición física a mejorado bastante con lo de ser superheroína.

Todo está totalmente vacío. Espero que no hayan entrado hace mucho.

Cuando ya estoy frente a un lavamanos, me quito la mochila y luego la sudadera. Veo mi reflejo en el espejo. El calor hizo que mis mejillas estén coloradas.

—¿Qué piensas hacer con lo que dijo el Maestro?

—Nada. Tengo su número para seguir en contacto y con eso creo que es suficiente. Además, tú tienes muchas cosas que contarme. —Me sujeto el cabello con una liga, me lavo la cara y tomo un poco de agua.

—¿Yo?

—Si, tú. —Me seco con la sudadera. —¿Qué es eso de la bruja decapitada, la liberación de China, la mala suerte y eso que dijiste de ser rechazado? —Me suelto el cabello y lo acomodo. Tomo mi mochila y cuelgo mi sudadera negra en la correa.

—Ah, eso. Te lo voy a contar de a poco, porque son muchos siglos de historia y tú ya vas tarde a clases. —Asiento y salgo del baño con él siguiéndome. —Lo más corto de contar es que cuando estaba de moda cazar a las brujas y a los gatos negros, yo choqué con la escoba de una señora mientras ella barría, haciendo que flote. Esto hizo que la condenen a muerte por "pactos con el diablo" o algo así. Desde entonces se dice que las brujas vuelan sobre sus escobas.

Al salir al patio, Lionel entra a mi mochila.

—Entonces, ese debe ser uno de tus tropiezos de mala suerte.

—Uno de muchos... —Dice con pesar desde mi mochila. No hablamos más, por si nos encontramos con alguien.

Entro al salón y la mayoría dirije su vista hacia mí. Saludo con un asentimiento a Bustier y ella me hace una seña para que pase a mi asiento.

Choco puños con Ivan y saco mi tableta para tomar apuntes de lo que está proyectado en la pizarra.

—Como decía, el Gobierno bolchevique, que se hace con el poder en Rusia con la revolución de 1917, es el primero que introduce el derecho del trabajador a disfrutar de vacaciones.

Este no es mi mundo [Miraculous ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora