XVI

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Reviso una última vez mis respuestas y me levanto a entregar mi exámen.

Vuelvo a mi lugar y apoyo mi cabeza sobre mi puño. Mi estómago gruñe.

Miro el reloj sobre el pizarrón y faltan veinte minutos para almorzar.

Los únicos que no se han levantado para entregar su exámen son Nath, Juleka, Alix y Nino.

Mendeleiev está en su escritorio revisando quién sabe qué en su computadora.

Anoche, luego del entrenamiento, llegué a bañarme y a lavar mi ropa para salir a patrullar. No veía a Chat desde lo del otro día, ya que me había tocado con Ladybug o a ellos dos juntos.

Estuvimos conversando sobre banalidades y las dos veces que intenté preguntarle sobre lo del otro día, cambió de tema.

Además, lo que dijo Kagami me dejó pensando. ¿Soy tan ciega como ellos o sólo no lo quiero aceptar?

Nino se levanta y es el último en etregar su exámen.

Suena el timbre y vamos hasta la cafetería.

—¿Han visto la nueva atracción del Louvre? —Max comienza a hablar.

—Esta mañana la mostraron en las noticias. ¿Saben cuando es la inauguración?

—Esta tarde. —Adrien le responde a Nino.

—Mi hermano está muy emocionado por esto.

—¿Y saben qué es? —Me atrevo a preguntar.

—Si, pero no lo puedo decir. Lo revelarán en la inauguración. —Alix vuelve a hablar.

—De seguro no es tan genial como la sección del antiguo Egipto.

—Estoy 87% seguro de que eso no es posible, Kim.

Me senté con los chicos y Alix en una de las mesas grandes del fondo. Alya estaba dispuesta a sentarse con nosotros, pero veo a Marinette jalándola hacia una de las redondas. Creo que si se sienta cerca de Adrien, su almuerzo va a terminar sobre alguien más.

Dejo de prestar atención a la conversación de nuestra mesa, cuando veo a Chloe acercarce a ellas.

—Mira Sabrina, a la panadera y a la falsa reportera no las quieren en la mesa. —Les habla con falsa lástima.

Nino a mi lado está a punto de pararse con su bandeja, pero lo detengo.

—Chicas, ¿están seguras de que no quieren que les hagamos espacio? Hay un asiento libre y podemos meter otra silla. —Alzo mi mano para llamar su atención.

No entiendo porqué Chloe sigue haciendo esto, si se supone que estaba "cambiando".

Ambas amigas se levantan y vienen hacia acá. Nos corremos un poco para darles espacio entre Nino y Adrien.

A Marinette se le caen sus cubiertos un par de veces, nada muy grave.

La última hora pasa con rapidez y nos vamos a casa.

Durante la tarde hago mis deberes con Lionel apoyándome y explicándome un par de cosas sobre historia que no entiendo. Me sorprende lo mucho que sabe de este mundo, tomando en cuenta que lo conocí en Kwalindia.

Salgo a patrullar y derrotamos una vez más al Señor Pichón, el que esta vez quería hacer explotar el Arco del Triunfo.

Al día siguiente, luego de un día lleno de risas y aburridas clases; voy hasta el local de comida al que le hacemos pedidos.

Camino hasta el mesón y le pregunto al chico si necesitan personal, el que me responde que sí. Después de un par de preguntas y de explicarle a su jefa que por la escuela y las prácticas de esgrima sería sólo los fines de semana, me dicen que comienzo el sábado a trabajar como auxiliar.

Al volver, estoy a punto de entrar a la sala, cuando escucho una voz que no es la del Maestro. Me apoyo en la puerta para poder escuchar mejor.

—... Nunca debí confiarle un miraculous. —Esa es la voz de Marinette.

—Alya es una excelente reportera. Tarde o temprano habría descubierto este secreto guardado por siglos, pero descuida; Hawk Moth no nos va a descubrir.

¿Secreto?

—¿Sabes que espiar es de mala educación? —Lionel aparece susurrando a mi lado. Le hago un gesto con la mano para que se calle.

—Déjame escuchar.

Y este mismo símbolo aparece en la estatua que llegó al Louvre esta semana. —Esa es la voz de Alya, seguramente en un video.

Ay, no. Esto no es bueno.

—¡Imposible, esto es imposible! ¡Estamos perdidos! Es imposible...

—¿Por una estatua? Pero si hace un segundo dijo que~

—No es una simple estatua, Marinette. ¡Es un senti-monstruo!

Voy hasta mi habitación. Ya sé que viene después: la trágica historia de Wang Fu.

—¿Qué es lo que estabas escuchando? —Le muestro a Lionel el video completo que está en el Ladyblog.

—Esa estatua es el senti-monstruo más poderoso que ha existido hasta el momento.

—Pero ustedes lo derrotarán, ¿no es así?

—No puedo decirte nada. Lo siento.

Cuando Marinette se va, Fu comienza a correr como loco por todas partes. Pasa por mi lado y lo sigo hasta la cocina.

—¿Sucede algo?

—Tengo que irme. París ya no es seguro para mí.

—¿Es por lo del Ladyblog?

—Supongo que escuchaste nuestra conversación. —No ha dejado de ir de allá para acá juntando cosas y buscando cajas. —Ese senti-monstruo es un peligro para todos. —Ahora se detiene y me mira por unos segundos. —Tu miraculous no le pertenece a la Orden de los Guardianes, por lo que no me lo puedo llevar. Sólo te pido que no lo vuelvas a usar jamás para que no corras el riesgo de ser deborada. —Asiento con la cabeza antes de responder.

—Si usted cree que es lo correcto, está bien. Iré a empacar las cosas del mueble de la sala. —Tomo una caja y la llevo conmigo.

—Por favor, tienes que ayudarme a hacerlo cambiar de opinión. —Wayzz se pone enfrente de mi cuando estoy por entrar a la habitación. En mi estadía aquí, no lo había visto tan preocupado.

—Me encantaría, pero esta vez no puedo inteferir.

—¿Sabes que es lo que va a pasar? ¿Ladybug y Chat Noir nos salvarán?

—Si te digo lo que pasa, ya no sucederá. —Se hace a un lado y continúo avanzando. Lionel se sienta sobre el tocadiscos y me mira con atención.

—Espero que estés segura de lo que haces.

—¿Crees que lo que hago está mal?

—Por supuesto que no. Sólo que no creo que debas dejarlo huir.

—Por favor, ayudarlo a huir no es dejar que lo haga. —Lo digo con obviedad. —Además, yo sé algo que tú no.

—Si, lo que tú digas. —Él habla con ironía y entra al tocadiscos.

Nos concentramos en guardar lo importante, como su ropa, las especias extrañas y algunos cachivaches.

Cuando anochece, lo ayudo a subir todo a su bicicleta.

—¿Está seguro de esto?

—No puedo arriesgarlos a ustedes por este error que cometí en el pasado. Ladybug y Chat Noir deberán entenderlo.

Le doy un abrazo, a modo de despedida.

—Por favor, cuídese. De no ser por usted, estaría viviendo bajo uno de los puentes del Río Sena.

—Tú igual cuídate. De seguro encontrarán la forma de volver a casa. Y no te preocupes por buscar otro lugar; en ese departamento siempre serás bienvenida. —Nos separamos y me dirijo a Wayzz. 

—Adiós, pequeña tortuga. —Acaricio su cabecita.

—Adiós, niña extraña.

Los veo alejarse por las calles hasta que desaparecen.

Este no es mi mundo [Miraculous ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora