IV

4.6K 568 100
                                    

Al día siguiente me levanto con la alarma que tiene mi celular a las siete con quince de la mañana; la apago y me voy a la ducha todo esto sin haber abierto aun los ojos. Salgo de mi habitación y a dos pasos esta la puerta del baño. Giro a la derecha para abrir la puerta. Choco con la pared.

—¿Jade? —Escucho la voz de alguien que no es de mi mamá ni de Rose. —El baño esta hacia el otro lado. —Abro los ojos y veo al felino flotando. Se me había olvidado que estoy dentro de la televisión.

—Si sabía —Me tallo los ojos con pesadez y ahora sí entro al baño.

Hago mis necesidades, me ducho, me lavo los dientes y me pongo la misma ropa de ayer.

Pongo mi mochila en uno de mis hombros y me encuentro con el maestro, que está preparando una taza de té y otra de lo que parece ser café. Me tiende la de café. La recibo y me apoyo en la encimera, mientras saboreo una rosquilla cubierta de un dulce celeste con estrellitas de colores y relleno de chocolate.

—...Y luego veo que chocó con la pared. —Escucho como los dos kwamis llegan entre risas, de lo que parece ser mi pequeño incidente de hace un rato. Parece que ya arreglaron el desacuerdo de ayer.

—Bien, creo que es hora de ir al instituto. —Dice el Gran Guardián.

(...)

Cuando llegamos, veo a muchos chicos y chicas en la entrada, hablando entre sí. Logro ubicar a Adrien y Nino chocando puños arriba de las escaleras. Juleka y Rose se acercan a Alya y Marinette, quienes ya comenzaban a caminar hacia dentro.

—Te siento nerviosa. —Lionel se asoma por mi bolsillo. —Respira y cálmate. No pasará nada malo.

Le hago caso. Inhalo por la nariz, exhalo por la boca.

Seguimos caminando.

Subimos y llegamos a la oficina del Señor Damocles. Fu toca la puerta, para que luego se escuche un adelante desde el otro lado.

—¿Qué puedo hacer por ustedes? —Nos pregunta una vez que entramos a su oficina.

—Vengo para inscribir a mi nieta en su instituto. Se acaba de transferir desde Estados Unidos.

—Necesito que llenen este documento y así la señorita podrá partir hoy mismo con sus clases. —El director nos entrega un portapapeles con unas hojas. Aburrida documentación.

Preguntaba cosas típicas, como mi nombre completo, ciudad natal, grupo sanguíneo, calificaciones, entre otras.

—Muy bien, señorita Clarson. —Comienza luego de leer el informe —Asistirá a la clase de la Señorita Bustier. Su horario es este; va junto con su clave y número de casillero —me entrega una hoja de oficio con la información —y sus libros son los que están encima del mueble a su derecha. -—Termina de decir, dándome una cálida sonrisa de bienvenida.

—Te veré en casa luego —Dice mi, ahora, abuelo.

—Está bien, abuelo. —Le sonrío.

El Director se levanta para despedir al Maestro con un apretón de manos. Salimos los dos de su despacho y bajamos las escaleras.

—Supongo que sabes dónde está tu salón. —Dice el pequeño felino volador al salir de mi bolsillo.

—Sólo sé que está en el segundo piso y la hoja debería decir el número. Además, quiero encontrar primero mi casillero.

El patio está totalmente vacío y abunda el silencio. Los demás debieron haber entrado hace ya una hora.

Sigo caminando hasta ver una gran puerta entre abierta. Asomo la cabeza y veo que son los vestidores, con los casilleros.

Este no es mi mundo [Miraculous ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora