XXIV

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Ya es de noche y han comenzado a caer un par de gotas.

Ayer, cuando llegué del torneo de Jugador 2.0, me encontré una nota en una de las encimeras de la cocina; era de Fu y decía que cree haber encontrado la forma de enviarme a casa y que el lunes lo viera en el parque, en el carrusel.

A lo largo del día, ha habido solo una cosa a la que no he dejado de darle vueltas: ¿realmente quiero irme?

Extraño a mamá, a Rose, a Christal y las salidas con los chicos del equipo de esgrima, pero no sé si quiero irme aún.

Lionel dice que sería bueno hablar con el Maestro y tener en cuenta su opción, para tomarla cuando realmente decida hacerlo. Además, cree que sería bueno irme lo antes posible, para evitar seguir encariñándome con la gente de aquí.

Me transformo y salgo por la ventana, para tomar aire fresco y verificar que las calles de París estén tranquilas.

Paseo con tranquilidad por entre los edificios, ayudo a una chica que resbaló con su moto por el pavimento mojado y a una señora a entrar las compras desde su auto hasta el edificio.

La lluvia ha incrementado su intensidad. Luego de esto estoy segura que pescaré un resfriado.

Resbalo un par de veces cuando intento saltar por sobre los tejados. El cabello se me pega a la cara y la brisa helada hace que comience a temblar.

Aterrizo en frente de la Mansión Agreste, de muy mala forma. Intento ponerme de pié, pero mi tobillo me lo impide.

—¡Maldición! —Grito con frustración, lo que hace que un par de luces se enciendan en las casas cercanas.

Lo toco y trato de moverlo, pero el dolor es fuerte. Me levanto, sin apoyarlo en el suelo.

Estoy a punto de lanzar una flecha en dirección a mi hogar, cuando escucho mi nombre.

—¡Roy! ¿Estás bien? —Volteo y desde la ventana de su cuarto, veo como Adrien se asoma permitiéndole la entrada a unas cuantas gotas. Al ver que no recibe respuesta de mi parte, continúa—. ¿Necesitas ayuda?

Asiento, aunque no creo que me vea y disparo mi flecha a su ventana. Llego a ella, aferrándome al borde del cristal.

—¿Estás seguro de que quieres dejarme entrar? Dejaré todo mojado.

—Ven, no es problema —finalmente entro sin apoyar mi pié izquierdo. El va corriendo al baño y vuelve con un par de toallas.

Adrien

Cuando ví su silueta en uno de los edificios de enfrente, no dudé en llamarla. Se le veía adolorida.

Fuí al baño por un par de toallas y cuando volví, la ví aún junto a la ventana abrazándose así misma, mirando todo a su alrededor. Está temblando.

Con una toalla envolvió su cabello, mientras que con la otra comienza a secarse el cuerpo por sobre el traje.

—¿Estás bien? Digo, por el grito que diste.

—No, me lastimé el tobillo con una mala caída. Las latas se ponen muy resbalosas con la lluvia —suelta con gracia.

Paso su brazo por sobre mis hombros sin previo aviso, lo que hace que se tense por un momento y la ayudo a avanzar hasta el sillón.

—Voy por hielo, no tardo —me regala una sonrisa y asiente.

Salgo de mi habitación y Plagg viene detrás de mi.

—¿Puedes ir por hielo a la cocina? Es menos probable que te atrapen a ti.

—Lo que sea por tu novia —suelta entre risas y desaparece en la oscuridad. Hago una mueca. Nunca cambia.

Este no es mi mundo [Miraculous ladybug]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora