Capítulo 1 "La llegada"

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Rádulf llegó hasta la pensión a las orillas del pueblo, con tranquilidad alquiló un cuarto y subió a él para asearse, la tarde estaba entrando a su fase final, la oscuridad tomaba posesión de todo en combinadas sombras que avanzaban.

El viaje había sido largo, sin embargo su corazón latía con emoción. Abrió la puerta de un balcón pequeño que daba a la calle y salió al estrecho espacio; respiró profundamente, un perfume de flores invadía el ambiente, el castillo estaba alejado del lugar pero solo campo había de por medio y un pequeño bosquecillo, por la posición del terreno, desde su puesto se veía el castillo y parte de sus jardines que se dejaban notar cada vez más por la numerosa cantidad de antorchas, faroles, y hogueras encendidas.

«Los preparativos para la fiesta», se dijo a sí mismo, y fijó su mirada en esa dirección, buscando algo que simplemente no podía encontrar por la lejanía, pero que lo hacía sentirse presente.

El ruido de cascos acelerados lo hizo reaccionar y vio pasar a toda prisa a un mensajero, que reconoció por el traje, «el enviado del conde», pensó, «es la avanzada de la corte».

Sonrió y su mente lo llevó a aquel suceso que finalmente lo tenía en estas tierras...

Fue una coincidencia, el hacía algunos servicios de escriba al Conde y secretamente lo ayudaba en la escritura de poemas para los amoríos de éste, por lo que de vez en cuando, recibía directamente la correspondencia oficial.

En esa ocasión por error había recibido un comunicado de Cárdigan la hija del Duque de Floresta, agradeciendo las atenciones del conde, pero negándose a su invitación para aquel verano.

Rádulf había avisado al conde de esta misiva y el conde molesto le había pedido que contestara por él.

Su rostro moruno pareció iluminarse con el recuerdo...


"Mi querida Cárdigan:

El Conde de Lavalle queda enterado de su respuesta y me ha pedido le reitere su hospitalidad cuando usted así lo desee."


En este punto y conociendo al conde añadía en la carta:


"Una rosa tan bella, rozagante y fina no es digna de pisar los jardines de Lavalle pero estos jardines se convertirían en el paraíso si sus plantas pisaran sus pastos. La belleza que usted irradia es superior y cualquier mortal quedaría hechizado.

Atentamente: El Conde de Lavalle"


Rádulf suspiró profundamente, buco entre sus ropas a la altura del pecho, sacó un fajo de cartas cuidadosamente empaquetado y leyó con emoción la primera.


"Sr. Rádulf:

Disculpe mi atrevimiento al dirigirme a usted, me han llamado la atención de sobremanera sus letras; conozco al Conde y aunque para muchas damas del reino es un anhelado caballero, para mí es un Don Juan de segunda, sé que de su pluma no pudieron haber salido estas palabras; la curiosidad y la rebeldía están intrínsecas en mi nombre como en mi sangre y aunque las costumbres no lo permitirían creo que no le hace daño a nadie si por este medio y respetuosamente podemos intercambiar letras.

Si mi atrevimiento escandaliza su pensamiento le suplico haga caso omiso a esta presente.

Atentamente: Cárdigan."


Así había iniciado una historia en las letras que vivía un momento culminante, a la sombra del correo oficial aquellos dos seres tan distantes se habían unido por medio de la palabra escrita.

Muchas cartas habían por releer una vez más, su arribo a estas tierras había sido temprano, la fiesta señalada no se daría hasta cuatro días más tarde.

Rádulf pensó en seguir leyendo aquellas cartas en orden de aparición, pero la incredulidad absoluta lo llevó a buscar la última.

"Mi amado Rádulf la fiesta de las flores es un festejo memorable en el Ducado de Floresta, nuestra situación nos impide cualquier acercamiento, sin embargo mi corazón arde en deseos de mirar su rostro, aunque sea de manera lejana, muchos viajeros vienen cada año a los festejos...

Sería algo extraordinario poder encontrar su rostro en la multitud, un vestido blanco con una rosa en el pecho será mi distintivo, si usted quiere darle a mi corazón una inmensa dicha, una pluma blanca en su sombreo buscaré.

Suya por siempre Cárdigan"

Suya por siempre Cárdigan"

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Una historia está por escribirse, un momento promete convertirse en sublime, un instante, un latido, un anhelo... una historia de amor...

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